Pacifistas

Cuando el magistrado de la Audiencia confirm¨® la competencia espa?ola para perseguir los cr¨ªmenes de Pinochet son¨® en la sala un rotundo: "?Justicia!". Durante los d¨ªas anteriores, tanto las v¨ªctimas de Pinochet como los dem¨®cratas del mundo entero exig¨ªan "justicia". En el lado opuesto, los fascistas (chilenos, brit¨¢nicos, espa?oles) hablaban de "paz". Siempre que aparec¨ªan los fascistas hablaban de "salvar la paz social en Chile", ni una sola vez les escuch¨¦ utilizar la palabra "justicia", siempre la palabra "paz". Por el lado dem¨®crata, en cambio, siempre la palabra "justicia" y nunca la palabra "paz". Eso me llev¨® a pensar que durante la campa?a vasca todos los partidos vascos sin excepci¨®n hablaron de la "paz", pero absolutamente ninguno utiliz¨® jam¨¢s, que yo recuerde, la palabra "justicia", como si esa palabra pudiera tener consecuencias nefastas en Euskadi. Tanto los nacionalistas, incluidos los totalitarios, como sus oponentes dec¨ªan defender la "paz" y llegaban a usar una extra?a forma gramatical: "Necesitamos paz" (sin el art¨ªculo "la", como quien dice "necesitamos lluvia"), es decir, queremos que la paz nos caiga del cielo. Pero nadie dijo, que yo sepa, en ning¨²n momento: "Necesitamos justicia", expresi¨®n que, en efecto, no precisa de art¨ªculo.De tan radical selecci¨®n de t¨¦rminos cabe deducir el convencimiento generalizado de que no puede haber justicia en el Pa¨ªs Vasco y que la palabra "justicia" es all¨ª pol¨ªticamente incorrecta. De manera que todos los pol¨ªticos y muchos ciudadanos se resignan a que por lo menos haya paz. Sin embargo, una paz impuesta a expensas de la justicia, como en Chile, es la paz de los cementerios y s¨®lo dura unos a?os. Luego vuelve a o¨ªrse: "?Justicia!".