Estamos a la escucha
El ¨¦xito de los libros sobre buenos modales, el triunfo de los manuales de estilo, la excelente acogida de El dardo en la palabra, de L¨¢zaro Carreter, demuestran que, como dec¨ªa Mercedes Mil¨¢, la gente quiere saber. Queremos saber, aprender a ser mejores, a ser m¨¢s cultos, m¨¢s capaces y mejor hablados.El retorno a la televisi¨®n de un programa sobre el correcto uso del idioma es una buena noticia y cuesta, por tanto, poner objeciones que no sean para contribuir a que lo pesado hoy se alivie y aquello que se mostr¨® oscuro se ilumine. Est¨¢ bien, por ejemplo, que aparezcan profesionales de la lengua contando esto y aquello, pero por atenci¨®n a la audiencia deber¨ªa cortarse antes a los pesados o calibrar a quienes, efectivamente, se entrevista. La hora en que se emite el espacio -las 17.20 de un mi¨¦rcoles- no parece propicia para la morosidad y s¨ª, en cambio, para animar a la concurrencia tras la siesta. En esa direcci¨®n debe de haberse pensado para incluir a los humoristas Summer y Salas, "los Diesel del Olimpo", en la exposici¨®n de posibles definiciones de una voz a precisar por los concursantes.
Como el programa era ayer de presentaci¨®n y los concursantes de mentira, no puede realmente saberse la verdad de una edici¨®n regular. A los conocidos periodistas que desempe?aron ayer el papel de aspirantes a un gran lote de libros les propusieron desentra?ar palabras demasiado abstrusas. De las cuatro que se les ofrecieron, una era "bledo", pero las otras tres se llamaban "mandr¨®n", "hipocor¨ªstico" y "jofre".
Poco va a contribuir a mejorar las armas de los telespectadores de las cinco y media un arsenal tan inextricable, m¨¢s propio de un intrincado juego de sobremesa que de una sincera intenci¨®n de divulgar el saber. ?O es que de verdad piensa el presentador, seg¨²n nos dijo, que con ello enriquecer¨ªamos el habla? ?El habla a qui¨¦n? A mi alrededor encuentro universitarios que desconocen el sentido de "incuria" o de "indolente". ?Por qu¨¦ no empezar por sacarlos de ese estado desde el escal¨®n siguiente a su formaci¨®n? La gente vive una permanente confusi¨®n sobre el significado de numerosas palabras. ?Por qu¨¦ no contribuir a limpiar las basuras de ese error? Seguro que se har¨¢.
Ciertamente, lo de ayer debe tomarse como una prueba y habr¨¢ tiempo para todo. Lo mejor fue la intervenci¨®n de Alex Grijelmo, responsable del Libro de estilo de EL PA?S. Aceptable el presentador, que prosperar¨¢ a poco que cuide la nitidez del vestuario. Inconsecuente y atrabiliario el decorado, a cargo de quien acaso no sabe de lo que se trata. Desmedidos los chascarrillos y rebuscadas las palabras que se ense?aron. Eso no sirve para nada a la gente y la gente quiere realmente saber.
Con todo, los mejores deseos para el porvenir de Al habla. Estaremos a la escucha.
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