Los socialistas quieren pol¨ªticas fiscales de apoyo al empleo en la zona del euro
Soplan nuevos aires en Europa. La llegada de los socialdem¨®cratas al poder en Alemania y el predominio socialista en 11 Gobiernos de la Uni¨®n Europea no ha supuesto ninguna quiebra de los sagrados principios de la uni¨®n monetaria. Pero s¨ª se est¨¢n multiplicando los llamamientos a favor de pol¨ªticas fiscales algo m¨¢s laxas para preservar un crecimiento econ¨®mico que tiende a estancarse y estimular la creaci¨®n de empleo. Paralalemente, algunos Gobiernos presionan al embrionario Banco Central Europeo (BCE) para que recorte tipos.
Con la derrota electoral del canciller Helmut Kohl, el ¨²ltimo de los padres de la uni¨®n monetaria que a¨²n permanec¨ªa en el poder, soplan vientos menos ortoxos. Tienen su origen en Bonn, cuyo ministro de Econom¨ªa, Oskar Lafontaine, acaba de concluir una serie de encuentros con sus principales hom¨®logos socialdem¨®cratas de la UE.Su prop¨®sito ha consistido en recabar apoyos para un documento que los titulares de Econom¨ªa comunitarios estudiar¨¢n el domingo. En ¨¦l se pronuncian por que las pol¨ªticas econ¨®micas impulsen el crecimiento e instan a un BCE ultraindependiente a ser m¨¢s abierto y dialogante. El crecimiento en los 11 pa¨ªses de la zona euro resultar¨¢, seg¨²n las ¨²ltimas previsiones de la Comisi¨®n Europea, algo recortado en 1999 a causa de la crisis asi¨¢tica. Ser¨¢ tan s¨®lo del 2,5%, en lugar del 2,7% estimado hasta hace poco.
Tras su nombramiento, Lafontaine inst¨® al Bundesbank (banco central alem¨¢n) a bajar los tipos a corto plazo, que est¨¢n en el 3,3%, y dej¨® caer que existe un cierto margen presupuestario para espolear el crecimiento. Su secretario de Estado de Hacienda, Heiner Flassbeck, fue m¨¢s expl¨ªcito: "Si no estamos autorizados a utilizar el arma monetaria, la conclusi¨®n l¨®gica es que debemos tener un nuevo enfoque de nuestra pol¨ªtica presupuestaria".
Ni Lafontaine ni Flassbeck llegaron a poner en tela de juicio el pacto de estabilidad, que proh¨ªbe a los pa¨ªses que introduzcan el euro rebasar el 3% de descubierto prespuestario y les compromete a eliminar poco a poco el d¨¦ficit de sus finanzas p¨²blicas.
Italia y Francia
Animados por los nuevos aires de origen alem¨¢n, otros responsables europeos no tardaron en apartarse ligeramente de la ortoxia. El m¨¢s atrevido fue el primer ministro italiano, el ex comunista Massimo D?Alema, quien, en una entrevista con el diario International Herald Tribune, declar¨®: "Si es necesario, Europa podr¨ªa decidir interpretar el pacto de estabilidad". El primer ministro italiano propuso que la inversi¨®n p¨²blica no fuese tenida en cuenta a la hora de calcular el d¨¦ficit p¨²blico.Francia, que siempre so?¨® con que los ministros de Econom¨ªa de la zona euro tutelasen un poco al BCE, tambi¨¦n se sum¨® a la nueva corriente. Con un d¨¦ficit previsto del 2,6% en 1999, roza el techo m¨¢ximo autorizado por el pacto de estabilidad. De ah¨ª que su ministro de Econom¨ªa, Dominique Strauss-Kahn, haya hecho m¨¢s bien hincapi¨¦ en la necesidad de reducir a¨²n m¨¢s los tipos de inter¨¦s. "No ser¨ªa ninguna locura que tuvi¨¦semos tipos m¨¢s bajos", ha repetido en varias ocasiones, al tiempo que insist¨ªa en mantener un di¨¢logo m¨¢s fluido con la nueva instituci¨®n.
De esta profusi¨®n de declaraciones, Fernando Guti¨¦rrez, director del gabinete de estudios de Argentaria, saca la conclusi¨®n de que en el ¨¢rea del euro "vamos hacia pol¨ªticas fiscales m¨¢s laxas, sin que por eso se transgreda el pacto de estabilidad (...). El horizonte del equilibrio presupuestario se alcanzar¨¢ tambi¨¦n en plazos m¨¢s dilatados", a?ade.
"La rectificaci¨®n presupuestaria ser¨¢ m¨ªnima", asegura un alto funcionario espa?ol que prefiere permanecer en el anonimato. "Tras a?os de r¨ªgida ortodoxia monetaria y presupuestaria, los nuevos gobernantes alemanes se desfogan un poco, de boquilla, y otros que est¨¢n en apuros, como los italianos, intentan que el cintur¨®n que les sujeta sea m¨¢s holgado. Las aguas no tardar¨¢n en volver a su cauce. Dentro de 40 d¨ªas lanzamos una nueva moneda y nos jugamos demasiado como para salirnos de una senda que tan buenos resultados da".
Como casi todos los analistas, el director de estudios de Argentaria est¨¢ convencido de que, a m¨¢s tardar coincidiendo con el estreno del euro en enero, el BCE recortar¨¢ el tipo de inter¨¦s 0,3 puntos, hasta colocarlo en el 3%. La convergencia de los tipos de los pa¨ªses de la zona euro se har¨¢, a finales de diciembre, en un 3,3%. El Banco de Espa?a deber¨¢, por tanto, rebajar antes de fin de a?o sus tipos 0,2 puntos, hasta situarlos en el nivel de convergencia.
C¨¦sar Molina, responsable en Merril Lynch de renta fija para Europa, no cree que una bajada adicional en enero "suponga, cuando los tipos ya est¨¢n casi a ras de suelo, ning¨²n est¨ªmulo a?adido para el crecimiento (...). Aqu¨ª lo que hay es una lucha por el poder" entre los bancos centrales y el BCE, que intentan preservar su independencia, y unos gobiernos socialdem¨®cratas, que aspiran a ejercer una cierta tutor¨ªa sobre una instituci¨®n que nace independiente. Hay un cambio de actitud en varias capitales. Quieren redibujar el reparto de poder que dej¨® Kohl en herencia", a?ade.
Molina no cree que la peque?a correcci¨®n presupuestaria en ciernes vaya a dar frutos. "Por mucho que se conjuguen pol¨ªticas fiscales m¨¢s laxas y bajos tipos de inter¨¦s, Europa no crear¨¢ puestos de trabajo", comenta. En los ¨²ltimos 10 a?os, "el PIB de la UE ha crecido un 33%, lo mismo que el de EE UU y, sin embargo, nuestra tasa de desempleo sigue triplicando la estadounidense a causa de nuestro modelo social, que no alienta la creaci¨®n de empleo".
Devaluaci¨®n del d¨®lar
Luis de Guindos, director general de Pol¨ªtica Econ¨®mica en el Ministerio de Econom¨ªa, opina que hay otra buena raz¨®n para crear un clima propicio a una rebaja del precio del dinero, evitar una excesiva reevaluci¨®n del euro con relaci¨®n al d¨®lar. Desde agosto, las divisas de los pa¨ªses que se integrar¨¢n en la moneda ¨²nica se han apreciado un 10% respecto al d¨®lar, lo que ha supuesto, entre otras cosas, un abaratamiento de las materias primas que compra Europa.La zona euro ha servido de refugio a los que quer¨ªan ponerse a salvo de la tormenta financiera asi¨¢tica, pero si se acent¨²a esta tendencia al alza de las monedas europeas, la competitividad del a¨¦rea monetaria ¨²nica puede resultar da?ada. Movido por esta preocupaci¨®n, Lafontaine ha propuesto establecer m¨¢rgenes de fluctuaci¨®n entre el d¨®lar y el euro, pero ayer el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, rechaz¨® la idea.
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