AmigasMONIKA ZGUSTOV?
Durante siglos ha prevalecido la idea de que entre las mujeres la rivalidad se impone sobre la amistad. Lo demuestran numerosas novelas: Las amistades peligrosas (de Laclos), La cartuja de Parma (de Stendhal), El idiota (de Dostoievski), Anna Karenina (de Tolst¨®i), La insoportable levedad del ser (de Kundera); ¨¦stas son las que ahora me vienen a la cabeza, y con ellas una realidad evidente: sus autores son hombres. ?Por qu¨¦ se ha creado este lugar com¨²n? ?Hay algo cierto en ¨¦l? ?Son capaces dos mujeres de poner en peligro su amistad por el mero -y banal- hecho de que les guste el mismo hombre? Me niego a creerlo. Una raz¨®n para ello es el hermoso libro epistolar Entre amigas. Correspondencia entre Hanna Arendt y Mary McCarthy, publicado recientemente por Lumen. En ¨¦l, dos mujeres -una fil¨®sofa centroeuropea de procedencia jud¨ªa y una escritora norteamericana- comparten un cuarto de siglo, cont¨¢ndose todo lo que ocupa su vida: sus amores ("los espirales sinuosos del coraz¨®n", seg¨²n una de las expresiones predilectas de Arendt, inspirada por el poeta Auden), los libros que cada cual escribe, sus proyectos period¨ªsticos -Arendt escribi¨® un libro sobre el juicio de Eichmann, McCarthy fue como reportera a Vietnam en los primeros a?os de la guerra-, las amistades, sus reticencias contra algunos representantes de la intelligentsia europea y norteamericana. La correspondencia est¨¢ salpicada de sabrosos chismes, narrados con brillantez y una pizca de malicia, o mejor dicho deliciosa mala leche (al comentarle un editor de Arendt que Simone de Beauvoir es capaz de proferir una infinidad de tonter¨ªas, Hanna le contesta: "El problema es que usted no se da cuenta de que ella no es muy inteligente. En vez de discutir con ella, mejor ser¨ªa que la cortejara"). Con los a?os Arendt se sincera con su amiga cont¨¢ndole que le preocupa la vejez. No le importa dejar de ser joven: lo que le entristece y le mortifica es el hecho de quedarse en un mundo despoblado de rostros conocidos. "Este proceso de defoliaci¨®n (o desforestaci¨®n) me afecta, debo admitirlo. Como si envejecer no fuera, como dec¨ªa Goethe, abandonar poco a poco su apariencia -me da lo mismo-, sino la transformaci¨®n paulatina (m¨¢s bien, repentina) de un mundo lleno de cara familiares (de amigos o enemigos, no importa) en un desierto poblado de caras extra?as. En otras palabras, no soy yo quien se retira, sino el mundo el que se disuelve". Pero, sobre todo, las amigas se deleitan cont¨¢ndose historias. Historias extra¨ªdas de su vida privada, las de sus amigos literatos, de los pol¨ªticos y los fil¨®sofos de la segunda mitad de este siglo, las de las guerras y de la revuelta del 68. Las amigas saborean las historias como un bomb¨®n exquisito. Saben que la vida es una cadena de historias, pero que hace falta tener la capacidad de verlas y la voluntad de contarlas. Y Hanna pregunta a Mary: "?Por qu¨¦ han desaparecido los cuentos? Son acaso los hechos abrumadores ocurridos en este siglo los que transforman los acontecimientos comunes y corrientes que le suceden a uno en algo tan insignificante que no merecen ser contados? ?O ser¨¢ esta curiosa preocupaci¨®n neur¨®tica por el yo?". La amistad de ambas mujeres fue puesta a prueba al publicar Hanna Eichmann en Jerusal¨¦n. Un informe sobre la banalidad del mal. Hannah siente gran agon¨ªa al desencadenarse una tempestuosa pol¨¦mica sobre una cuesti¨®n que ella airea en su libro: en los primeros a?os de la guerra, los consejos jud¨ªos hab¨ªan acatado las exigencias de los nazis entreg¨¢ndoles el inventario de los miembros de sus congregaciones, facilitando as¨ª su ulterior eliminaci¨®n. Las autoridades jud¨ªas atacaron a Arendt por haber ultrajado su honor. Poco a poco se desencaden¨® contra Arendt una campa?a que pretend¨ªa defender lo que lleg¨® a considerarse como pol¨ªticamente correcto. Como consecuencia de esta campa?a, la fil¨®sofa jud¨ªa qued¨® sumida en la depresi¨®n y se alej¨® de todo el mundo, incluso de Mary. Fue entonces cuando su amiga sali¨® en su defensa y logr¨® atenuar las llamas de la ira de los enemigos de Hanna. Hanna y Mary iniciaron su relaci¨®n epistolar en 1949 tras un breve encuentro en un bar de Manhattan. Hanna, jud¨ªa y refugiada, dotada de un gran sentido del humor negro, sarc¨¢stico, centroeuropeo, y Mary, una anglosajona recta y transparente, pero no por ello menos inteligente; discreta la una -hay que leer su eterna admiraci¨®n afectiva y profesional por Heidegger casi entre l¨ªneas-, enamoradiza y espont¨¢nea hasta la imprudencia la otra, las dos amigas se completaban perfectamente y supieron hacer de las diferencias que las separaban una virtud de enriquecimiento. Una amistad y nada m¨¢s. Una amistad m¨¢s all¨¢ de la vida. Toda una suerte para ellas que lo vivieron y para los que hoy lo podemos leer.
Monika Zgustov¨¢ es escritora y traductora.
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