"Nochebuena fue el peor d¨ªa", declara la espa?ola liberada por la guerrilla colombiana
El d¨ªa de Nochebuena fue "el m¨¢s horrible de todos. Fue el primer d¨ªa que me encadenaron", record¨® anoche Camino Villanueva Rodr¨ªguez, la cooperante espa?ola de 26 a?os que ha permanecido un mes cautiva de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Acababa de llegar a Bogot¨¢ y apenas hab¨ªan transcurrido 24 horas desde que el d¨ªa anterior recuperara la libertad en Sons¨®n, al sureste de Medell¨ªn, capital del departamento de Antioquia, donde trabajaba con una organizaci¨®n humanitaria. La joven navarra se benefici¨® del reci¨¦n iniciado di¨¢logo de paz.
Eran las nueve y media de la noche del s¨¢bado cuando Camino volvi¨® a sentir la libertad. Ten¨ªa 40.000 pesos (cinco mil pesetas) en el bolsillo y unas ganas inmensas de caminar por la calle y recuperar el mes que el Frente 47 de las FARC le arrebat¨® cuando la secuestr¨® el 8 de diciembre en v¨ªsperas de regresar a Espa?a, tras concluir su trabajo de cooperante en una comunidad de artesanas de la madera. Cinco horas antes , los guerrilleros que la hab¨ªan mantenido cautiva , probablemente por la zona rural del municipio de Argelia, en el noroeste departamento de Antioquia, le hab¨ªan dicho: "P¨®ngase esos tennis [zapatillas deportivas], los va a necesitar" y le dieron los 40.000 pesos. Tambi¨¦n, y por primera vez, se identificaron como miembros de la guerrilla y le explicaron que la liberaban por "razones humanitarias". "Dijeron que conoc¨ªan mi trabajo y cre¨ªan que no era justo", relat¨® anoche Camino. Al comienzo, a ella y a los cuatro compa?eros colombianos con los que se encontraba cuando la secuestraron, les hab¨ªan dicho que eran de las Autodefensas (grupos paramilitares de derecha).
Ya en Bogot¨¢, a la espera del reencuentro con su madre y "tal vez con un hermano", Camino reconstruy¨® la pesadilla del ¨²ltimo mes, en el que, seg¨²n sus propias palabras: "dentro de las circunstancias terribles de un secuestro, me trataron bien". De acuerdo con su relato, las comidas completas pero mon¨®tonas, "siempre arroz".
S¨®lo en Nochebuena hubo bu?uelos, natillas, ron y aguardiente. ?sa fue la noche, seg¨²n confes¨®, "m¨¢s horrible de todas. Fue el primer d¨ªa que me encadenaron". Tambi¨¦n ¨¦se fue el ¨²nico d¨ªa que ella sinti¨® un disparo. "Debi¨® de ser un tiro al aire de un guerrillero que se emborrach¨®", aventura.
Cuatro d¨ªas de marcha
"Aquello era monte, era selva y caminar dando vueltas . Al principio estuvimos como cuatro d¨ªas marchando, sin pararnos", relata sin rencor. Despu¨¦s fueron otros cuatro d¨ªas de receso. "Dorm¨ªamos en una tienda de campa?a. Siempre estuvimos al aire libre", explica, antes de a?adir que a ella y a sus tres compa?eros de cautiverio -a una chica la hab¨ªan liberado al segundo d¨ªa- los reunieron con otro grupo de cuatro secuestrados, todos colombianos, con los que no les dejaban hablar. Serena, festiva, queriendo tomarse todo el tiempo que necesite para pensar si regresa o no a Colombia, Camino afirma contundente: "Mi secuestro no debe detener el movimiento de cooperaci¨®n y menos con un pa¨ªs como Colombia que lo necesita". "Esto da susto, pero simplemente le toca a uno y le toca(...) Ellos [los guerrilleros] no lo hicieron pensando si yo era espa?ola, o cooperante", manifiesta. Tambi¨¦n tiene la certeza de que en su liberaci¨®n influy¨® el proceso de di¨¢logo por la paz entre el Gobierno del presidente Andr¨¦s Pastrana y las FARC, que se inici¨® el 7 de enero. "Ellos me lo dijeron", concluye.
La liberaci¨®n de la espa?ola coincidi¨® con la de otros dos ciudadanos extranjeros retenidos por los insurgentes colombianos: el odont¨®logo alem¨¢n Otmar Broda, de 61 a?os, secuestrado por el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional en el sure?o departamento del Cauca, y el canadiense Norbert Reinhart, quien en octubre de 1998 hab¨ªa sido canjeado por su empleado Eduard Leonard, que como Villanueva, estaba en poder de las FARC.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.