El Tenerife marca y se agota en Vitoria

Tres goles, una victoria y siete puntos en la caja registradora. Tres circunstancias inhabituales para un equipo como el Alav¨¦s, ayer enfrentado a uno de esos raros compromisos accesibles, y por lo tanto, vitales.El t¨ªpico duelo de desheredados promet¨ªa ox¨ªgeno para ambos afectados. Y el alav¨¦s rellen¨® su liviana bombona con una victoria que al margen de los tres puntos en juego le conceden los tres que no gana su rival directo y el que se remite a los coeficientes particulares. El conjunto de Man¨¦ confirm¨® su condici¨®n de equipo rocoso, nada distra¨ªdo por su precariedad, y ratific¨® lo obvio: el Tenerife es un esqueleto. Los insulares se agitaron despu¨¦s de obtener uno de esos goles rel¨¢mpago. Por la rapidez de su ejecuci¨®n y por lo imprevisto. Despu¨¦s, al Alav¨¦s le bast¨® con derrochar orden (para llegar) y entusiasmo (su se?a de identidad) para sacudir a un Tenerife a penas preparado para recibir brisas. Un error defensivo aqu¨ª, la picard¨ªa de Salinas un poco m¨¢s lejos (s¨®lo a este equipo puede hacerle tanto da?o el veterano jugador), y el Alav¨¦s alcanzaba la caseta con una sobredosis de emociones. Todo muy f¨¢cil, por una vez. La reanudaci¨®n sirvi¨® todo un despliegue de impotencia tinerfe?a: volvieron a silbar los pelotazos para esquivar el orden y la presi¨®n local. Su agarrotamiento ensanch¨® la sonrisa de los vitorianos, que se despidieran hinchados, a imagen de un conjunto sobrado de recursos. Un espejismo, en realidad, lamentablemente desapercibido por los visitantes.