Pugnas nacionales por dirigir Europa
La elecci¨®n del nuevo presidente de la Comisi¨®n abre pol¨¦micas internas entre los Quince
Alemania quiere a toda costa cerrar la Agenda 2000 (presupuesto comunitario para el periodo 2000- 2006) en la cumbre de Berl¨ªn el 24 y el 25 de marzo pr¨®ximos, aunque los portavoces oficiales se muestran ahora m¨¢s reservados que en el pasado sobre la posibilidad de lograrlo y Bonn se conformar¨ªa con un compromiso modesto que permita a los principales actores del juego salvar la cara ante su electorado.El canciller Gerhard Schr?der asumi¨® la presidencia de la UE con declaraciones demasiado rotundas sobre los intereses nacionales de su pa¨ªs, en lugar de trabajar discretamente a favor de ellos. La insistencia alemana en lograr una rebaja de su posici¨®n de contribuyente neto polariz¨® el debate sobre la reforma presupuestaria para los pr¨®ximos siete a?os. Bonn, el mayor contribuyente neto de la UE, afronta un saldo negativo de 21.400 millones de marcos entre lo que paga y lo que recibe de las arcas europeas.
La esencia de la posici¨®n alemana es reducir esta contribuci¨®n, aunque sea simb¨®licamente, y arrancar peque?as concesiones a unos y a otros, dejando para mejor ocasi¨®n una reforma radical de las finanzas europeas. A Schr?der le ha fallado el acuerdo con Francia, el elemento esencial de los equilibrios europeos. El canciller se ha estrellado contra la firmeza de Par¨ªs, que se ha negado en redondo a aceptar la cofinanciaci¨®n agr¨ªcola, y ni siquiera el compromiso trabajosamente cerrado por los ministros de Agricultura parece del todo asegurado, ya que el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, ha indicado que el compromiso es "insuficiente e insatisfactorio" y que se mantienen las diferencias. Sin el apoyo de Par¨ªs, Alemania se ve privada de "instrumentos de persuasi¨®n" para convencer al Reino Unido de que reduzca el obsoleto cheque logrado por Margaret Thatcher en los ochenta, o a Espa?a para que reduzca progresivamente el fondo de cohesi¨®n.
El jueves, ante el Parlamento, el ministro de Exteriores, Joschka Fischer, atribuy¨® el poco progreso de Alemania en la defensa de sus intereses a la intransigencia negociadora de Francia. Al no estar dispuestos a poner en peligro las relaciones con Par¨ªs, los alemanes hacen de la necesidad virtud y dirigen la atenci¨®n hacia otros objetivos: concluir la Agenda 2000 es condici¨®n b¨¢sica para la ampliaci¨®n al Este, un proyecto que beneficia sobre todo a Alemania.
Una novedad respecto a la ¨¦poca de Helmut Kohl es que la pol¨ªtica europea ha dejado de ser un tema de consenso entre las fuerzas pol¨ªticas alemanas. La Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica y la Uni¨®n Social Cristiana de Baviera presionan al Gobierno con exigencias de mayores rebajas. Al consenso no contribuye tampoco la intenci¨®n del Gobierno de enviar a Bruselas en el futuro dos comisarios procedentes de los dos partidos de la coalici¨®n, y no siguiendo la f¨®rmula tradicional de enviar un representante del Gobierno y otro de la oposici¨®n.
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