Matizaciones y meditaciones
Antes de iniciar estas breves y para m¨ª necesarias l¨ªneas, deseo exponer el motivo que las suscita. Como es bien sabido, la reciente dimisi¨®n de Joan Romero como candidato del PSPV-PSOE a la presidencia de la Generalitat valenciana y su renuncia, tambi¨¦n, a la secretar¨ªa general del partido han generado una situaci¨®n imprevista que ha abierto nuevas y urgentes expectativas en otras personas.Y, como consecuencia de tal situaci¨®n, gran cantidad de amigas y amigos, compa?eros y dirigentes del partido se han dirigido a m¨ª inst¨¢ndome a que considere la posibilidad de encabezar la candidatura a la presidencia de la Generalitat valenciana, vacante tras la dimisi¨®n de Romero. A todos ellos, antes que nada, deseo agradecerles que hayan pensado en mi modesta persona y que tengan tan alta e inmerecida opini¨®n de m¨ª y de mis capacidades y posibilidades. Sin duda, tengo muchos amigos cuyo afecto les hace estimarme en bastante m¨¢s de lo que valgo y merezco.
Quiero, ahora, entrar en el motivo principal que me ha aconsejado escribir este texto. Tras estos planteamientos, abr¨ª un plazo de unos d¨ªas para meditar y reconsiderar mi postura, por otra parte de sobra conocida por haber sido recogida por diversos medios: Antoni Asunci¨®n, que compiti¨® en las elecciones primarias con Romero, era, por obvias razones democr¨¢ticas, el candidato natural a sucederle. Adem¨¢s, tanto ¨¦l como Clementina R¨®denas manifestaron su intenci¨®n de ser candidatos. Dicho esto, me dispuse a retirarme, descansar y, a pesar de todo, meditar sobre ello.
Sin embargo, estos ¨²ltimos d¨ªas, he sido testigo, no sin cierto estupor, de una aut¨¦ntica lluvia de estrepitosos titulares de peri¨®dico en los que aparezco como protagonista de supuestas negociaciones con exigencia de condiciones y supuestas imposiciones m¨ªas. Incluso se pone en mi boca la demanda de un plazo de ?ocho a?os! para desarrollar el proyecto o se consultan a supuestas fuentes pr¨®ximas a m¨ª que desconozco.
Se me supone reunida con la comisi¨®n gestora, imponiendo condiciones y supuestos vetos a terceras personas, lanzando supuestos ¨®rdagos a no se sabe muy bien qui¨¦n o ejerciendo como mero florero... De la manipulaci¨®n m¨¢s tosca al comentario m¨¢s despectivo y agresivamente machista, los textos casi insultantes, de todo ha habido estos d¨ªas, sin tomar en consideraci¨®n los comentarios favorables o elogiosos, que tambi¨¦n los ha habido y que agradezco. Incluso ha aparecido tambi¨¦n alguna sugerencia o advertencia, con un casi imperceptible tono amenazante, seg¨²n la cual mi hipot¨¦tico futuro pol¨ªtico podr¨ªa peligrar si no me aven¨ªa a aceptar algunas de las ofertas que se me han hecho.
El uso y abuso del vocablo supuesto y sus derivados en los p¨¢rrafos anteriores se realiza en este caso con toda la intenci¨®n y la raz¨®n de ello parece clara.
Desde hace varios d¨ªas no he mantenido reuniones ni entrevistas pol¨ªticas con nadie, ni he atendido ninguna de las numeros¨ªsimas peticiones de declaraciones period¨ªsticas que se me han solicitado desde los distintos medios informativos, en contra de lo que siempre ha sido habitual en mi forma de actuar respecto a la prensa. La prudencia en este caso me ha aconsejado guardar silencio.
Las versiones period¨ªsticas ofrecidas sobre mi modesta persona durante estos d¨ªas tienen un denominador com¨²n: salvo alguna escasa y matizada excepci¨®n, son falsas y ninguna de ellas ha contado con mi humilde pero me temo que imprescindible opini¨®n antes de ser elaboradas.
Es evidente, sin embargo, que, salvo casos muy concretos, los periodistas no se inventan las informaciones, por lo que me temo que hay personas interesadas -los adversarios pol¨ªticos, obviamente, y quiz¨¢ alg¨²n otro- en transmitir a la opini¨®n p¨²blica versiones sobre mi persona que nada tienen que ver con la realidad. Hay algo de periodismo-ficci¨®n en algunas de estas historias.
Hace algunos meses, cuando manifest¨¦ mi intenci¨®n de participar en las elecciones primarias del partido para optar a la alcald¨ªa de Valencia, se suscitaron reacciones y declaraciones similares a algunas de las que aqu¨ª comentamos. Como es bien sabido, entonces subsan¨¦ la decisi¨®n inicial renunciando a competir en las primarias. Creo sinceramente que acert¨¦.
Finalmente, con respecto a mi postura, que supongo que es lo que acaso m¨¢s importa, sigo meditando... Es tiempo, sin duda, de meditaciones y tambi¨¦n de matizaciones.
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