Interpretaci¨®n absurda
En el caso de que se decidiera aumentar la implicaci¨®n militar de Espa?a en la guerra con Yugoslavia y se decidiera la participaci¨®n terrestre de las Fuerzas Armadas, ?ser¨ªa precisa la autorizaci¨®n previa de las Cortes Generales o podr¨ªa ser tomada esa decisi¨®n exclusivamente por el Gobierno?Si para algo ha servido la sesi¨®n parlamentaria de esta semana ha sido para situar este problema de naturaleza constitucional en la agenda pol¨ªtica.
La respuesta del Gobierno a este interrogante no se ha hecho esperar. Si el presidente estuvo ambiguo al respecto en su intervenci¨®n parlamentaria, el vicepresidente primero se encarg¨® al d¨ªa siguiente de despejar la ambig¨¹edad. En su opini¨®n, las Cortes Generales, al aprobar el ingreso de Espa?a en la OTAN, transfirieron de manera irreversible al Gobierno la facultad para tomar esa decisi¨®n. Y no s¨®lo eso, sino que facultaron incluso al Gobierno para que pudiera trasladar esa competencia a un organismo internacional. "Espa?a participa en la OTAN en virtud de un tratado aprobado por las Cortes Generales y la Constituci¨®n prev¨¦, en su art¨ªculo 94, que pueden trasladarse decisiones que la Constituci¨®n establece que son competencia del Gobierno a ese organismo internacional, porque ha sido aprobado y autorizado por las Cortes" (EL PA?S, 6 de mayo, p¨¢g. 19).
A estas alturas del gui¨®n, no creo que haya nadie en el pa¨ªs que pueda sorprenderse por nada de lo que el vicepresidente primero haga o diga. Mejor dicho, nos sorprender¨ªamos si hiciera o dijera algo razonable. Pero que act¨²e con la brutalidad que le caracteriza y diga los disparates que suele decir es algo con lo que ya contamos. Ahora bien, el que los disparates del vicepresidente no nos sorprendan no quiere decir que no sean disparates. Y ¨¦ste lo es tanto desde una perspectiva jur¨ªdica como pol¨ªtica.
No s¨¦ qui¨¦n habr¨¢ sido el genio de la l¨¢mpara que ha asesorado al vicepresidente en su interpretaci¨®n del art¨ªculo 94 de la Constituci¨®n en general y de la aplicaci¨®n de dicha interpretaci¨®n al ingreso de Espa?a en la OTAN en particular. Pero dicha interpretaci¨®n es absurda. En primer lugar, porque nada hay en la redacci¨®n de dicho art¨ªculo que la justifique. En segundo, porque menos todav¨ªa lo hay en la forma en que se lo aplic¨® en el proceso de integraci¨®n de Espa?a en la OTAN. Y en tercero, porque, si se hubiera procedido de esa manera, las Cortes Generales habr¨ªan actuado anticonstitucionalmente. Las Cortes Generales no pueden hacer constitucionalmente lo que el vicepresidente primero dice que han hecho.
Pero si jur¨ªdicamente es absurdo pol¨ªticamente no lo es menos. Una de las cr¨ªticas m¨¢s reiteradas que se han hecho a la intervenci¨®n de la OTAN en Yugoslavia es la falta de cobertura jur¨ªdica. Ni con base en la Carta de las Naciones Unidas ni con base en el Tratado fundacional de la OTAN es f¨¢cil justificar dicha intervenci¨®n.
Dicho d¨¦ficit de legalidad ha sido un obst¨¢culo desde el comienzo de la intervenci¨®n y lo va siendo cada vez m¨¢s, a medida que la intervenci¨®n se prolonga en el tiempo. A?adir al d¨¦ficit desde la perspectiva del derecho internacional otro desde la perspectiva del derecho constitucional interno es algo que no se entiende. Sobre todo, cuando la posici¨®n de las fuerzas parlamentarias est¨¢ siendo la que es.
Las Cortes es el ¨²nico ¨®rgano constitucional con legitimaci¨®n democr¨¢tica directa a trav¨¦s del cual se legitiman todos los dem¨¢s. ?Puede alguien en su sano juicio pensar que una acci¨®n de guerra de las Fuerzas Armadas puede producirse sin la intervenci¨®n del ¨®rgano en el que descansa todo el proceso de legitimaci¨®n democr¨¢tica del Estado?
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