Carmen Sevilla y Paco Rabal relatan la posguerra a dos voces
Mar¨ªa Antonia Iglesias da forma escrita al libro de conversaciones
Divertidos, desinhibidos (no pararon de darse besos castos) y no demasiado nost¨¢lgicos, Paco Rabal y Carmen Sevilla presentaron ayer su libro de conversaciones Aquella Espa?a dulce y amarga (Grijalbo-Mondadori). Son los actores quienes lo firman en la portada, aunque es Mar¨ªa Antonia Iglesias la que ha escrito el volumen, un di¨¢logo que habla de la pat¨¦tica posguerra espa?ola y de dos vidas muy plenas.
, La puesta de largo del libro ideado y escrito por la periodista Mar¨ªa Antonia Iglesias se produjo a mediod¨ªa en el Bar-Museo Chicote, viejo escenario de estraperlos (all¨ª se comerciaba hasta con penicilina) y lumiferios madrile?os, con gran despliegue de c¨¢maras de televisi¨®n y mucha prensa formal, rosa y verde (por la bilis). Los dos astros del cine espa?ol comparecieron puntuales, relucientes y muy puestos en su edad (la actriz confes¨® 68 a?os, el actor alguno m¨¢s). Ella, todav¨ªa guapa y muy coqueta; ¨¦l tambi¨¦n m¨¢s gordo que cuando era gal¨¢n, pero juncal y flamenco como siempre. El aforo (hasta los topes), los focos, los c¨®cteles y los verm¨²s convirtieron aquello en una sauna, pero Sevilla y Rabal explicaron lo contentos que estaban de haber terminado este libro que indaga en el pasado imperfecto de las dos Espa?as, hambrienta y roja en el caso del actor (hijo de minero, vendedor de pipas y caramelos, chocolatero y el¨¦ctricista), y casi de cuento de hadas y algo fachosa en el de Sevilla, que era hija de un contable y estudiaba en las Mercedarias y quer¨ªa ser bailarina y ten¨ªa pudores de mocita virtuosa. Tambi¨¦n hubo presentadores: Ra¨²l del Pozo y Fernando Vizca¨ªno Casas. El primero dijo que nunca hab¨ªa visto un libro "con tantas pajas" (Sevilla se tap¨® la cara espantada), que era una c¨®pula de miradas y que se hab¨ªa ca¨ªdo de la cama de tanto re¨ªrse al leerlo. El segundo habl¨® tambi¨¦n de camas y romances, en voz muy alta, y mostr¨® su admiraci¨®n por el sex symbol que un d¨ªa fue Carmen Sevilla y su cari?o por Rabal, cliente suyo en pleitos de abogac¨ªa. Casi todo bastante costumbrista, poco pol¨ªtico y nada pol¨ªticamente correcto, aunque el candor expresivo de la actriz sirvi¨® para dar frescura al acto: "Es uno de los momentos m¨¢s hermosos de mi vida. Este libro tan hermoso quedar¨¢ en los anales, y le doy las gracias a Paco, que es nuestro monstruo sagrado y una persona humana y sentida, por haber aceptado hacerlo conmigo. Aunque me dijo muchas veces "c¨¢llate, joder", hemos hablado t¨ºte a t¨ºte". Rabal lament¨® no haber podido "meter mano" bien a Sevilla y confi¨® en poder llevar al teatro el texto de Iglesias, "como si fu¨¦ramos Katharine Hepburn y Spencer Tracy".
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