El esp¨ªritu de Strehler invade la presentaci¨®n espa?ola de su "Cos¨¬ fan tutte", de Mozart
Muri¨® en la madrugada del d¨ªa de Navidad de 1997, cuatro semanas antes del estreno de su montaje de la ¨®pera de Mozart Cos¨¬ fan tutte, con el que se abri¨® nueva sede del Piccolo Teatro de Mil¨¢n, pero el esp¨ªritu de Giorgio Strehler sobrevuela esta producci¨®n l¨ªrica, y el s¨¢bado por la noche la invadi¨® en su presentaci¨®n espa?ola en el Festival de Peralada (Alt Empord¨¤). Teatralmente es un montaje que rezuma frescura y juventud, y sigue de forma fiel y con una estructura sim¨¦trica la m¨²sica de Mozart y los versos de Da Ponte, pero musicalmente se muestra irregular.
?Es ¨¦ste un "espect¨¢culo de Giorgio Strehler", como lo vendi¨® el Piccolo Teatro de Mil¨¢n y se ha vendido tambi¨¦n en Peralada y en Santander, donde el pr¨®ximo d¨ªa 10 se presentar¨¢ en el marco del festival de la capital c¨¢ntabra? Dos semanas de ensayos del mes y medio previsto antes del estreno no son, realmente, suficientes para perfilar teatralmente con todo detalle una producci¨®n oper¨ªstica, pero eso poco importa si el montaje funciona sobre el escenario. La funci¨®n contin¨²a. Y este Cos¨¬ fan tutte, pensado por el gran maestro del teatro y completado por sus fieles colaboradores, funciona, y funciona muy bien. "La he entendido entera, de pronto", le dijo Strehler a Llu¨ªs Pasqual sobre Cos¨¬ fan tutte poco antes de empezar a ensayar la ¨®pera. El montaje rezuma esa comprensi¨®n en una perfecta comuni¨®n que esc¨¦nicamente avanza de forma pausada a la par que los versos y la m¨²sica, y se descompone y recompone con ellos a lo largo del segundo acto y en el feliz final. Strehler pidi¨® a Ezio Frigerio que le dejara espacio para trabajar, y el escen¨®grafo, como homenaje al maestro, le dej¨® el escenario, un rect¨¢ngulo blanco enmarcado en gris perla,pr¨¢cticamente vac¨ªo, que llena una bella y cuidada iluminaci¨®n. All¨ª, gracias a Giorgio Strehler y sus colaboradores, que han hecho realidad sus ideas, cobran vida el enga?o tramado por Don Alfonso (Alexander Malta) con el benepl¨¢cito y la complicidad de Ferrando (Mark Milhofer), Guglielmo (Gabriele Ribis) y Despina (Janet Perry), y las infidelidades de Fiordiligi (Fiorella Burato) y Dorabella (Terese Cullen). Los personajes cargan con todo el peso esc¨¦nico con convicci¨®n y los cambios de decorado se realizan a la vista del p¨²blico, porque el teatro es ficci¨®n, un enga?o que dura lo mismo que los cambiantes sentimientos de los personajes. El austriaco de origen rumano Ion Marin dirigi¨® con buen sentido mozartiano y cuadrando bien los numerosos concertantes de la obra a una correcta Sinf¨®nica de Mil¨¢n Giuseppe Verdi. De las voces, demasiado peque?as para un auditorio de 1.800 personas al aire libre, y en conjunto irregulares, sobresalen, muy por encima del resto, las de la soprano italiana Fiorella Burato y el tenor brit¨¢nico Mark Milhofer, ambos con gran estilo mozartiano. Estuvieron correctas Terese Cullen y Janet Perry, y vocalmente insuficientes Alexander Malta y Gabrielle Ribis.
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