El tif¨®n Enrique
Muchas tienen nombre de culebr¨®n (Tania, Yaneidis, Alba) y la mayor¨ªa vive en Alcorc¨®n, Toledo, Alcal¨¢ de Henares... y Madrid. Algunas llevan en danza desde las ocho de la ma?ana para poder ver a su ¨ªdolo: Enrique Iglesias, el hijo m¨¢s aplicado de Julio, que lleg¨® ayer a Madrid para participar en Gala 99, rumbo al 2000, de Antena3. El reto?o de Julio Iglesias e Isabel Preysler ha logrado, a sus 24 a?os, algo que muy pocas canciones espa?olas (salvo Macarena, de Los del R¨ªo) han conseguido en los ¨²ltimos a?os: ser n¨²mero uno en Estados Unidos durante dos semananas consecutivas. Se lo debe al sencillo Bailamos, del que ha vendido 1,5 milllones de copias. Adem¨¢s, ha sido n¨²mero uno en ventas en otros 13 pa¨ªses y ha firmado con la casa de discos Universal un contrato multimillonario.
A las dos de la tarde de ayer, unas setenta admiradoras (algunas agarradas al m¨®vil) esperan en el aeropuerto de Barajas (Madrid). "Lo mejor de ¨¦l es que es muy buena persona, porque cuando fui a conocerle pens¨¦ que me dejar¨ªa de gustar, que ser¨ªa un gilipollas, y as¨ª lograr¨ªa quit¨¢rmelo de la cabeza. Y nada, ya ves d¨®nde estoy", dice Inma, que asegura que cuando Enrique las ve se acuerda de ellas, de tanto encontr¨¢rselas all¨ª donde va. Las fans del ¨ªdolo latino est¨¢n muy organizadas. Pertenecen a clubes de donde sacan la informaci¨®n que les permite perseguir al ¨ªdolo. "Nuestro club, a nivel mundial, tiene unas quinientas fans", dice Rosa, presidenta del club Cosas del Amor.
Todas llevan c¨¢mara de fotos y un buen taco de fotograf¨ªas: Enrique bebiendo agua, Enrique repantigado en el coche tras una actuaci¨®n, abrazado a una, besando a otra. "Es para que nos las firme", cuenta Tania, de 16 a?os, con camisa azul anudada al ombligo y pintada para la ocasi¨®n. Una de ellas saca un retrato, tama?o folio, con una imagen del cantante vestido de comuni¨®n. "Lo he sacado de Internet, y bien cara que me ha costado, porque me he tirado una hora colgada", dice Enma. "Pues mi hija tiene as¨ª la del bautizo", le salta Julia, madre de Laura, que en ese momento se pinta los labios.
Y por fin, a las 15.15, aparece el esperado. Gorra azul marino, camiseta gris, vaqueros y un jersey azul claro en la cintura y de una altura m¨¢s que considerable. Gritos, nervios, saltitos. "Oye, s¨²beme", le pide una rubia a su acompa?ante. ?l obedece. Pero Enrique pasa como una exhalaci¨®n entre fot¨®grafos y seguidoras. Un guardia civil le echa una mano. ?l no dice ni p¨ªo y, con cara de despiste, reparte menos besos de los que las fans querr¨ªan. Ellas, muy agradecidas, dicen que estuvo "genial".
"Mi hija se va encantada, aunque hoy no la haya abrazado", dice la madre de la seguidora m¨¢s peque?a, Laura, de seis a?os, que conserva dos fotos de ella en brazos de Enrique el mismo a?o que fue operada de coraz¨®n. "En cuanto Enrique se enter¨® del caso pidi¨® conocerla", cuenta la madre, que se declara tambi¨¦n admiradora del cantante: "?C¨®mo no voy a estarlo, si tengo el piso enmoquetado con ¨¦l".
Dos minutos dur¨® el pase¨ªllo del ¨ªdolo. Fuera atend¨ªa su manager, el colombiano Fernando Mart¨ªnez, quien desminti¨® que Enrique rivalice con su padre, o viceversa. "Llevan carreras distintas, por eso no act¨²an juntos, pero su relaci¨®n familiar es normal y esta noche dormir¨¢ en casa de su madre".
Hoy, el autor de Vivir y Cosas del amor sale rumbo a otro pa¨ªs. El ¨²nico descanso que se ha tomado este a?o fue en enero, dos d¨ªas de esqu¨ª en Colorado.
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