Catalu?a no va mejor VICEN? NAVARRO
Dentro de unas semanas, Catalu?a vivir¨¢ unas jornadas electorales que tendr¨¢n gran repercusi¨®n en la vida cotidiana de la ciudadan¨ªa que vive en Catalu?a. A pesar de la importancia de este hecho, existe el riesgo de que en estas elecciones el debate se centre, una vez m¨¢s, en temas de identidad nacional en lugar de en los temas que importan m¨¢s a la poblaci¨®n y muy en particular a las clases populares, y que son, como las encuestas se?alan, el trabajo, las pensiones, las escuelas y la sanidad, de los cuales los dos ¨²ltimos -la educaci¨®n y la sanidad- son de exclusiva competencia de la Generalitat desde hace ya muchos a?os. Esta situaci¨®n en la que temas de identidad nacional tienen mucha mayor visibilidad que temas de cotidianidad se debe, en parte, a una percepci¨®n dominante en la cultura medi¨¢tica y pol¨ªtica del pa¨ªs que subraya que en aquellos temas de la cotidianidad Espa?a va bien y Catalu?a incluso va mejor. Los datos emp¨ªricos, sin embargo, muestran que Espa?a no va tan bien y que en muchos aspectos de la cotidianidad ciudadana Catalu?a no va mejor sino peor que el resto de Espa?a. Uno de estos aspectos es la escuela, tanto la infantil como la primaria y secundaria. La escuela constituye un elemento clave en cualquier sociedad para definir el grado y tipo de oportunidades que un ni?o y un adolescente tendr¨¢n en su futuro. En Catalu?a, el mayor debate sobre la ense?anza escolar se ha centrado sobre la promoci¨®n de la identidad nacional a trav¨¦s de la expansi¨®n y refuerzo del catal¨¢n, tema importante pero insuficiente en una sociedad que todav¨ªa adolece de grandes desigualdades sociales. Las escuelas deben evaluarse no s¨®lo por su capacidad de cimentar la identidad nacional sino tambi¨¦n por su compromiso por favorecer una igualdad de oportunidades a todos sus ciudadanos. Y es en este punto donde tanto las escuelas espa?olas como las catalanas son insuficientes. Seg¨²n el informe de la OCDE sobre educaci¨®n Education at Glance, 1998, la escuela espa?ola (que incluye la p¨²blica as¨ª como la privada) est¨¢ entre las escuelas en la OCDE que tienen peores indicadores de calidad, medida por indicadores tales como conocimiento de matem¨¢ticas, conocimiento cient¨ªfico y comprensi¨®n de la lectura (para j¨®venes de 12 a 14 a?os). Tal estudio no incluye a las regiones dentro de cada pa¨ªs. Ahora bien, sabemos que seg¨²n las pruebas de evaluaci¨®n efectuadas por el Instituto Nacional de Calidad y Evaluaci¨®n, las puntuaciones de los alumnos catalanes en diferentes ¨¢reas de conocimiento -comprensi¨®n lectora, lengua y literatura y matem¨¢ticas- son inferiores al promedio espa?ol. Otra situaci¨®n preocupante es la pobreza relativa de recursos de la escuela catalana versus la escuela espa?ola y la europea. Seg¨²n los trabajos realizados por el equipo de Economistas de la Educaci¨®n de la Universidad de Barcelona, dirigido por el catedr¨¢tico Esteve Oroval, el gasto p¨²blico promedio por estudiante como porcentaje del PIB por habitante (un indicador que mide el esfuerzo educativo de un pa¨ªs seg¨²n su nivel de riqueza) en la OCDE es del 17% del PIB por habitante en el caso de las escuelas infantiles, el 18,3% en el caso de las escuelas primarias, y un 23% en el caso de las escuelas secundarias. Para Espa?a estos porcentajes son m¨¢s bajos: 15,03%, 15,9% y 20,3%, respectivamente. Y para Catalu?a tales porcentajes son incluso menores: 10,9% para las escuelas infantiles y primarias y 16,2% para las escuelas secundarias. Estas cifras muestran como, a pesar de que el nivel de riqueza de Catalu?a (medida por el PIB por habitante) es semejante al nivel de riqueza promedio de la OCDE, el esfuerzo educativo en Catalu?a (en el que el mayor responsable del sector educativo catal¨¢n es la Generalitat) est¨¢ muy por debajo del promedio de la OCDE. En realidad, seg¨²n los trabajos citados anteriormente, el gasto p¨²blico catal¨¢n en educaci¨®n infantil, primaria y secundaria como porcentaje del PIB catal¨¢n, en 1997 fue del 2,15%, menor que el promedio espa?ol. Tal situaci¨®n no puede explicarse por causas demogr¨¢ficas (puesto que la estructura demogr¨¢fica catalana es semejante a la del resto de las comunidades aut¨®nomas), sino pol¨ªticas. El porcentaje del gasto p¨²blico educativo sobre el gasto p¨²blico total en Catalu?a disminuy¨® de un 16% en 1993 a un 14% en 1996. Y en el presupuesto del gobierno de la Generalitat de 1999 el gasto p¨²blico en educaci¨®n creci¨® por debajo del promedio de crecimiento del gasto p¨²blico. Un indicador en el que Catalu?a s¨ª que est¨¢ muy por encima del resto de las comunidades aut¨®nomas es en el de las subvenciones p¨²blicas a las escuelas privadas (las subvenciones por alumno m¨¢s altas en Espa?a), las cuales, en su mayor¨ªa, atienden a ni?os de familias de mayores ingresos que las familias que tienen sus ni?os en escuelas p¨²blicas. Esta pol¨ªtica educativa reproduce una polarizaci¨®n social que entra en contradicci¨®n, tanto con el discurso oficial de dar igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos catalanes por igual, como con un discurso de utilizar la escuela como pieza clave para alcanzar la cohesi¨®n e identidad nacional. Una situaci¨®n parecida ocurre en el sistema sanitario catal¨¢n (dirigido por la Generalitat) donde hay ¨¢reas claves del sistema que est¨¢n por detr¨¢s del resto de Espa?a. En atenci¨®n primaria, por ejemplo, adonde la mayor¨ªa de ciudadanos acude con sus problemas m¨¦dicos, grandes sectores de la poblaci¨®n catalana (el 43% de la poblaci¨®n, porcentaje que en Barcelona aumenta a un 56%) no tienen acceso a los nuevos centros reformados de atenci¨®n primaria (donde el tiempo por visita es mucho mayor), siendo todav¨ªa atendidos por los viejos consultorios donde el tiempo de visita promedio est¨¢ entre los m¨¢s cortos en Espa?a. No hay ninguna otra comunidad aut¨®noma (excepto Galicia) que tenga tal retraso en la reforma de la atenci¨®n primaria (el promedio espa?ol de cobertura por los centros reformados es del 79%), retraso que afecta en su mayor¨ªa a las clases populares puesto que los sectores con mayores ingresos acuden, por lo general, a la medicina privada que ha sido favorecida por la opci¨®n pol¨ªtica que gobierna Catalu?a. Estas son realidades olvidadas en este discurso triunfalista de que Catalu?a va mejor. En ¨¢reas importantes del espacio social en que nuestro Gobierno ya tiene control, Catalu?a no va mejor, sino peor.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Pol¨ªticas P¨²blicas de la UPF.
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