El enorme carisma del m¨²sico errante
Daniel Barenboim tiene el don del poder de la hipnosis encima de un escenario. Es capaz de hacer saltar por los aires los cors¨¦s rid¨ªculos de las reglas que rigen los aplausos en los auditorios y en los teatros musicales del mundo. Levanta pasiones entre el p¨²blico, como los Backstreet Boys, pero entre mel¨®manos y sesentonas.Es de los pocos m¨²sicos que es pianista y director de orquesta a la vez, y uno no sabe si es mejor en una cosa que en la otra. Como pianista, hace tres a?os realiz¨® solo una gira por Espa?a que levant¨® a la gente de sus asientos como si de un nuevo Franz Liszt, pionero en los ataques de nervios colectivos de se?oritas de buena familia, se tratara.
Barenboim en Madrid tuvo que dar ocho propinas y recibi¨® 25 minutos de aplausos. Mientras que en Valencia, su recital se alarg¨® al doble de tiempo, bis va, bis viene, hasta llegar a 15. El delirio.
Ha sido de los artistas del piano m¨¢s brillantes de su generaci¨®n, la de la quinta del 42, que se encuentra en plena madurez creativa ahora mismo. Pero es que los ¨¦xitos como director de orquesta de este jud¨ªo errante, nacido en Buenos Aires y emigrado a Israel junto a su familia con 10 a?os de edad, son a¨²n m¨¢s clamorosos. Ya lo avis¨® el prestigioso cr¨ªtico musical Harold Sch?nberg en The New York Times, cuando Barenboim, entonces un joven engreidillo y bastante ambicioso de 26 a?os, debutaba en la Gran Manzana con la Orquesta Sinf¨®nica de Londres: "Es un director nato, y sin duda llegar¨¢ a ser uno de los grandes", sentenci¨®.
As¨ª fue. De los grandes y de los pol¨¦micos. Curtido ya como l¨ªder de formaciones musicales en varias orquestas, como la de Par¨ªs, la de la ?pera de la Bastilla -en la que fue responsable musical-, la Sinf¨®nica de Chicago y la de la ?pera Nacional Alemana, acaba de sufrir una peque?a derrota al no resultar elegido para dirigir la Filarm¨®nica de Berl¨ªn.
Y es que las guerras pesan. Y la que Barenboim y sus osados amigos conocidos como la Kosher Nostra mantuvieron con el temible Von Karajan no encontr¨® un armisticio todav¨ªa.
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