Ya estamos salvados
Y a estamos salvados. Esta semana aterriza en Andaluc¨ªa el secretario de Estado de Seguridad, Ricardo Mart¨ª-Flux¨¢. Viene a M¨¢laga para presentar el en¨¦simo plan de lucha contra la inseguridad ciudadana que se ha desatado en la Costa del Sol. Tanta criminalidad que el propio delegado del Gobierno en Andaluc¨ªa, Jos¨¦ Torres Hurtado, ha llegado a confesar, p¨²blicamente, que la polic¨ªa est¨¢ desbordada ante los frecuentes tiroteos y las muertes violentas que se vienen sucediendo en la zona. Un arrojo de sinceridad que, m¨¢s que tranquilizar al contribuyente, desata todo tipo de inquietudes e incertidumbres sobre la verdadera capacidad de nuestras autoridades para actuar contra la criminalidad organizada. Menos mal que viene Mart¨ª-Flux¨¢ para poner las cosas en su sitio y anunciar nuevas medidas a una sociedad cada vez m¨¢s esc¨¦ptica por los reiterados planes de seguridad que se presentan, precisamente, despu¨¦s de cada episodio violento que se da en dicho enclave un d¨ªa tras otro. Igual tratamiento de choque requiere el Partido Andalucista. El ¨²ltimo cap¨ªtulo vivido, con la marcha forzada de la secretaria provincial de Sevilla, Mar Calder¨®n, de la direcci¨®n nacional de esa formaci¨®n, pone en evidencia el precario equilibrio interno existente en dicha organizaci¨®n. Los problemas, lejos de resolverse, se complicar¨¢n esta semana a¨²n m¨¢s. Este martes se re¨²nen en la localidad sevillana de Alcal¨¢ de Guadaira todos los cargos p¨²blicos y secretarios locales de la provincia para respaldar as¨ª a Calder¨®n, y expresar su desacuerdo con la depuraci¨®n de la que ha sido v¨ªctima. Como ejecutor de esta operaci¨®n aparece el secretario general, Antonio Ortega, pero resulta impensable atribuirle s¨®lo y exclusivamente a su inteligencia pol¨ªtica este h¨¢bil golpe de mano. El paso dado tiene que ver m¨¢s bien con Alejandro Rojas-Marcos quien, tras renunciar a participar en los pr¨®ximos comicios, parece dispuesto a entregarse en cuerpo y alma a arreglar de una vez por todas su partido, esto es, a hacerse con el control absoluto del mismo, doblegando, si hiciese falta, al mism¨ªsimo Pedro Pacheco. Las desavenencias org¨¢nicas que viven los andalucistas tienen relaci¨®n, igualmente, con la posici¨®n err¨¢tica que mantienen en torno a la ley de Cajas de Ahorro. Al final puede incluso que reciban una lecci¨®n de sensatez y sentido de Estado por parte, no ya del PP, sino tambi¨¦n de IU, fuerza pol¨ªtica esta ¨²ltima que se muestra en disposici¨®n de llegar a acuerdos con el PSOE para sacar adelante una de las normas m¨¢s importantes de la legislatura. Por cierto que resulta conmovedora la imagen de un socialista de toda la vida y financiero donde los haya, como es el caso de Isidoro Beneroso, presidente de El Monte, escuchando con prudente silencio las evocadoras palabras del arzobispo de Sevilla, monse?or Amigo, en favor del respeto a la singularidad de Cajasur, vinculada a la Iglesia. En el PP se quiere aprovechar la ocasi¨®n tambi¨¦n para demostrar que con ellos, con la nueva direcci¨®n, se puede seguir hablando, al igual que ya ocurriera con el anterior secretario general, Juan Ojeda. Como ejemplo ponen la actitud que han mantenido los populares para que prospere la tramitaci¨®n en el Parlamento de la ley de Turismo. Sigue existiendo igual talante, viene a decir ahora Antonio Sanz, actual portavoz. S¨®lo ocurre que no les llaman para nada, seg¨²n sus lamentaciones. Tal receptividad deber¨ªa aprovecharse para que sean los mismos populares andaluces los que desde aqu¨ª empujen lo suficiente con el fin de que los Presupuestos Generales del Estado tengan en cuenta, por fin, a esta tierra. En el Consejo de Gobierno andaluz, por su parte, se abordar¨¢n las previsiones presupuestarias para esta comunidad. Las cuentas saldr¨¢n, porque si hacemos caso a las palabras de Javier Arenas, Andaluc¨ªa va a recibir un trato privilegiado. Al menos, as¨ª lo cree ¨¦l. Otra cosa es que se le entienda de esta forma desde las filas socialistas, m¨¢xime despu¨¦s de denunciar Manuel Chaves que ni siquiera han concretado las cifras que se han de transferir a la comunidad aut¨®noma. ANTONIO Y?LAMO
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