El Zaragoza gana a su reflejo

ZARAGOZA 2 REAL SOCIEDAD 0Real Sociedad y Zaragoza son dos equipos tan similares, tan igualados en sus limitaciones y en las consiguientes aspiraciones, que deber¨ªan pactar tablas en sus encuentros mim¨¦ticos. El apa?o les conceder¨ªa, al menos, un considerable ahorro de energ¨ªa. Pero ni uno ni otro equipo es capaz de dimitir a la hora de exhibir m¨²sculo y p¨²lmon. Esto concede de entrada un espect¨¢culo atl¨¦tico, y a poco que coincidan un par de jugadores en cada bando, algo de f¨²tbol. As¨ª ocurri¨® ayer en La Romareda. En el juego del espejo, De Pedro ser¨ªa Aguado, y Bonilla, algo parecido a Milosevic. Esto, por citar s¨®lo los elementos ofensivos. El Zaragoza sufri¨® de entrada el apag¨®n de Aguado y De Pedro, inquietantemente brillante, oscureci¨® un poco m¨¢s al equipo local. El zurdo donostiarra es un jugador de esos tan capaz de cargarse el equipo a sus espaldas como de carg¨¢rselo, a secas. Importa tanto su aportaci¨®n ofensiva que cu¨¢ndo ¨¦sta se retrasa o no llega, su equipo s¨®lo sirve para encajar golpes. Esto mismo le ocurri¨® al Zaragoza, como buen sos¨ªas de los donostiarras. De Pedro, desencadenado, amenzaba en solitario, asustaba a bal¨®n parado o delegaba en Sa Pinto y Bonilla, a los que habilitaba con m¨¦todo y elegancia sin que aquellos supieran c¨®mo agradec¨¦rselo.Como un saco, el Zaragoza encajaba pero no se doblaba. A fin de cuentas, no pod¨ªa ser tanta la distancia entre dos equipos gemelos, as¨ª que plant¨® cara a su reflejo esperando que Aguado hiciera de De Pedro. El bal¨®n oscilaba de un lado a otro, arriba y abajo, a derecha e izquierda. Sin malos tratos, sin exquisiteces tampoco, ¨¦stas reservadas para De Pedro, obligado a afinar su ingenio para cubrir la ausencia de su c¨®mplice Aranzabal. La reanudaci¨®n propuso un calco invertido de los primeros minutos del encuentro: los locales disfrutaran de tantas ocasiones como los donostiarras en el primer tiempo. Con id¨¦ntico resultado, por supuesto. Cuesti¨®n de justicia entre id¨¦nticos, De Pedro se sumi¨® en uno de sus habituales apagones. Su ausencia anim¨® la hiperactividad ma?a, ¨¦sta vez redondeada con un gol. Un bal¨®n rebot¨® en la chepa de Milosevic, despist¨® a la zaga donostiarra y habilit¨® a Arag¨®n. La diferencia en el marcador se antoj¨® exagerada para la Real, que sufri¨® un ataque de p¨¢nico. Su tembleque le priv¨® de Alberto, enorme hasta que tuvo que evitar un gol de Marcos Vales con una falta. En compensaci¨®n, Arag¨®n se autoexpuls¨® y De Pedro despert¨® para enganchar con Bonilla. El colombiano err¨® met¨®dicamente de errar todos y cada uno de los balones servidos con mil astucias por el zurdo. Krauss le dej¨® hacer, quiz¨¢s pensando que la igualada se dar¨ªa espont¨¢neamente.