Los estudiantes de Empresariales de Sevilla piden m¨¢s becas y que los profesores sean amenos
Un docente desarrolla un modelo para medir la satisfacci¨®n de los alumnos en la carrera
Un profesor de la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales de Sevilla ha elaborado un estudio, convertido en libro bajo el t¨ªtulo Satisfacci¨®n del estudiante y calidad universitaria, en el que se examinan los elementos que motivan e ilusionan al estudiante de su facultad y aquellos que rechazan. A trav¨¦s de unos exhaustivos cuestionarios, los alumnos han decidido que lo que les ofrece la Universidad no se ajusta a lo que pagan por ello. Exigen, entre otras cosas, m¨¢s becas, otro tipo de representaci¨®n estudiantil y clases donde el profesor, adem¨¢s de explicar con claridad, sea ameno.
Las empresas saben que para progresar necesitan tener satisfechos a sus clientes y, por esa raz¨®n, examinan de vez en cuando las necesidades y exigencias de ¨¦stos, para ajustarse a sus deseos. Eso mismo es lo que hacen ahora las universidades en busca de la calidad. Eso es lo que ha hecho el profesor de la Escuela de Empresariales, Rafael Peri¨¢?ez. Ha cogido el modelo que usan las empresas para medir la satisfacci¨®n de sus clientes, sus quejas y sus reivindicaciones y lo ha aplicado a los estudiantes de su facultad.De esa manera, ha creado una nueva f¨®rmula que podr¨ªa aplicarse a otras universidades y titulaciones para saber qu¨¦ demanda el alumnado y con qu¨¦ se sienten satisfechos. Esa misma medida fue la que se us¨® cuando se concedi¨® al AVE un premio europeo a la calidad de una empresa. A partir de ah¨ª se han elaborado unos cuestionarios en los que el alumno contesta a m¨²ltiples preguntas sobre todo lo relacionado con sus estudios. Se les interroga sobre qu¨¦ valoran en los profesores, en qu¨¦ medida est¨¢n conformes con lo que les ofrece la universidad, si est¨¢n c¨®modos en las aulas...
El objetivo ¨²ltimo no es s¨®lo diagnosticar el estado del alumno, sino intentar a partir del estudio, calmar en la medida que sea posible los males detectados. Si no se corrigen los defectos, de nada habr¨¢n servido los 359.000 datos recogidos, uno a uno, por Peri¨¢?ez.
Los resultados que arroja este estudio no son exportables a todas las facultades universitarias porque en esta encuesta opinan los alumnos de Empresariales -1.500 estudiantes, el 30% de la escuela- sobre c¨®mo les va a ellos. Hay algunos aspectos comunes a todos los estudiantes que s¨ª podr¨ªan servir de muestra, como por ejemplo, las becas, las matr¨ªculas o los servicios que se comparten, bibliotecas, zonas deportivas.
Pero el modelo dise?ado por Peri¨¢?ez, que genera los indicadores de satisfacci¨®n o descontento, s¨ª puede aplicarse a otros estudiantes y otras carreras. Y crear ese modelo era lo verdaderamente dif¨ªcil.
Clases claras y amenas
As¨ª pues, el estudio trata como clientes a los alumnos y divide sus opiniones en cuatro bloques, lo que piensan sobre la labor del profesorado, sobre la programaci¨®n docente de las asignaturas, sobre el centro en el que estudian y la carrera elegida y sobre los aspectos externos, no vinculados con su facultad.
La primera sorpresa que recibi¨® Rafael Peri¨¢?ez fue que los alumnos valoran la claridad con que el profesor expone sus conocimientos y la materia en primer lugar, pero inmediatamente despu¨¦s, les satisface que el profesor muestre su humanidad, que sus clases sean amenas. Es l¨®gico, pero nunca se hab¨ªa recogido este extremo en segundo lugar.
Los alumnos que muestran una mayor satisfacci¨®n como estudiantes son los que adem¨¢s est¨¢n m¨¢s implicados en los estudios, los que acuden a las tutor¨ªas, pero Peri¨¢?ez se pregunta si eso es el origen de la satisfacci¨®n o la consecuencia.
En cuanto al centro en el que estudian, estos chicos se quejan de falta de espacio, de que no tienen suficientes salas de estudio y, a veces, de que el mobiliario es inc¨®modo.
Por otro lado, estos alumnos, y esta es tambi¨¦n una novedad que Peri¨¢?ez destaca, encuentran la fuente m¨¢s importante de insatisfacci¨®n en que no pueden cambiar de clase, una vez adjudicados los grupos. Ellos se matriculan y los primeros d¨ªas de clase descubren que con otros profesores estar¨ªan m¨¢s c¨®modos. Pero ya no pueden cambiar de grupo.
En otro apartado se les pregunta a los chicos por los servicios que son comunes a todos, no lo propios de su facultad, sino las bibliotecas universitarias, y otros aspectos como el sistema de matriculaci¨®n, las becas, la representaci¨®n estudiantil. Las becas se llevan la peor parte, piensan que se conceden pocas y mal dotadas aunque, como dice Peri¨¢?ez, en este punto, "cada uno suele contar la feria seg¨²n le ha ido" y un examen somero detecta que los alumnos que no tienen una ayuda conseguida, valora este servicio peor.
Descentralizar
Otros servicios, como bibliotecas, centros deportivos, laboratorios, les resultan inc¨®modos a los alumnos porque los encuentran alejados de su facultad. Peri¨¢?ez piensa que "habr¨ªa que descentralizar estos servicios para que los alumnos est¨¦n m¨¢s satisfechos". Una valoraci¨®n final muestra por un lado que los estudiantes consideran que lo que les cuesta la universidad no se ajusta a los recibido en ella. A pesar de eso, la nota final que le dan, considerando todos los aspectos y hallando una media, es un 3,13 sobre cinco. "No est¨¢ mal".
"Hace a?os, los estudiantes valoraban otras cosas. El simple hecho de estar en la universidad era para ellos motivo de satisfacci¨®n porque no todos ten¨ªan ese privilegio. Ahora eso ha cambiado". Y tanto, hoy estudia todo el mundo y las demandas son distintas. Hay, m¨¢s bien, una legi¨®n de estudiantes insatisfechos que le piden a la universidad reajustes y un mayor esfuerzo.
Y tendr¨¢n que hacerlo, piensa Peri¨¢?ez, si no quieren quedarse atr¨¢s. En breve, la universidad empezar¨¢ a acusar el descenso en la natalidad registrado a?os atr¨¢s. Cada vez habr¨¢ menos estudiantes para m¨¢s universidades, y cada vez, los alumnos ser¨¢n m¨¢s clientes. Elegir¨¢n y exigir¨¢n.
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