Llega la poes¨ªa visual de Abbas Kiarostami
El viento nos llevar¨¢ es la ¨²ltima obra de Abbas Kiarostami. La producci¨®n es francesa y muy solvente, lo que permite al gran cineasta iran¨ª, siempre atrapado en presupuestos caseros, desplegar con abundancia de medios la genial elocuencia de su poes¨ªa visual. Un franc¨¦s, el marsell¨¦s Robert Gu¨¦diguian, recibi¨® tambi¨¦n un c¨¢lido homenaje tras la proyecci¨®n de A la vida, a la muerte, pel¨ªcula que realiz¨® en 1995. Y una francesa, la debutante S¨®lveig Anspach, aport¨® Sin desmayo, una delicada y bella pel¨ªcula sobre el amor y el dolor llevados a sus ¨²ltimos l¨ªmites.
Espa?a cerr¨® sus aportaciones con dos excepcionales trabajos documentales realizados en coproducci¨®n, una con Francia, Buenaventura Durruti, vida y muerte de un anarquista, dirigida por Jean-Louis Comolli, y protagonizada por el grupo teatral Els Joglars; y otra con Argentina, Bot¨ªn de guerra, dirigida por David Blaustein, en la que se lleva a cabo una sobrecogedora indagaci¨®n en uno de los abismos del genocidio argentino: la siniestra galer¨ªa que conduce desde la lucha de las Madres del Mayo a los hilos sueltos del secuestro por los militares genocidas argentinos de los ni?os que par¨ªan las mujeres que secuestraban y asesinaban. El silencioso estruendo de esta espantosa salvajada toma por fin cuerpo en la voz turbadora de algunos de esos ni?os robados, ya convertidos en adultos.La hermosura de El viento nos llevar¨¢ indigerible por quienes rechazan un cine no narrativo, carente de relato, sin historia ni acci¨®n, hecho con sutiles combinaciones metaf¨®ricas de tiempos, climas, sonidos, paisajes humanos, compuesta por m¨ªnimos sucesos que api?ados conforman un gran suceso, volvi¨® a elevar hasta lo insuperable la alta temperatura art¨ªstica de este festival, o fest¨ªn, de cine. Porque el de Kiarostami es un cine hilado con pura poes¨ªa visual, muy por encima de cualquier otro el m¨¢s libre y refinado que hoy se hace.
El resto fue cine franc¨¦s. En primer lugar, con la proyecci¨®n de A la vida, a la muerte, culmin¨® el homenaje al marsell¨¦s Robert Gu¨¦diguian, que incluy¨® la proyecci¨®n de sus ocho largometrajes y que se cerr¨® ayer con un encuentro del cineasta con el p¨²blico, donde se tir¨® de los hilos tendidos por el reci¨¦n editado libro de Esteva Riambau sobre este gran artista.
Y en segundo lugar, con el paso por el concurso de Sin desmayo, una sobria y elegante indagaci¨®n en el doloroso asunto de una mujer embarazada de cinco meses a quien diagnostican un c¨¢ncer de mama y, obligada a optar entre iniciar una dur¨ªsima cura por quimioterapia y la vida de su beb¨¦, rechaza esta alternativa y elige ambas vidas, la suya y la del ni?o. La actriz que interpreta a esta notable mujer, capaz de dar una respuesta optimista a una encrucijada de interrogaciones brutalmente pesimistas, se llama Karin Viard y hace vivible y reconfortante, el amargo pero libre salto desde la plenitud a la agon¨ªa o, si se quiere, desde la cuna a la tumba. Pel¨ªcula compleja resuelta con esa admirable sencillez expositiva que s¨®lo se encuentra en las pel¨ªculas de los directores debutantes, como es el caso de S¨®lveig Anspach.
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