El informe de la Comisi¨®n COI 2000
El autor analiza las caraxter¨ªsticas del informe sobre la reforma del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional que hoy y ma?ana ser¨¢ sometio al pleno de dicho organismo.
El calendario que se propuso la Comisi¨®n COI 2000, impulsada por Juan Antonio Samaranch para fijar los criterios sustanciales de la inaplazable reforma del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, era muy apretado. A pesar de ello se ha cumplido: el pasado 30 de octubre la Comisi¨®n emiti¨® su informe definitivo, que corresponde someter al Pleno del citado organismo del 11 y 12 de diciembre.Las numerosas reuniones y pasilleos preparatorios, la batuta habilidosamente f¨¦rrea del presidente y lo imparable de la reforma ol¨ªmpica lograron que en un solo d¨ªa de debate, cuando lo previsto eran dos, se aprobaran las 49 recomendaciones que constituyen el contenido esencial del documento que me ocupa. A la luz de lo ocurrido en Lausana el 30 de octubre, lo inesquivable de la reforma ha ido ganando adeptos en las ¨²ltimas fechas; la controversia se ha desplazado as¨ª hacia el hasta d¨®nde y, sobre todo, hacia que no afecte a la situaci¨®n personal de los actuales miembros del COI y, por tanto, s¨®lo lo hagan a los venideros.
El informe se compone de tres partes: la primera, relativa a la composici¨®n, estructura y organizaci¨®n del COI; la segunda, a sus funciones y, la tercera, al procedimiento de designaci¨®n de las sedes de los Juegos Ol¨ªmpicos.
La primera es, a mi juicio, la que contiene mayor potencial reformador. Se propone un Pleno del COI formado por su n¨²mero m¨¢ximo de 115 miembros, donde, al lado de 70 a t¨ªtulo individual, tomar¨¢n asiento 15 atletas en activo, 15 presidentes de federaciones internacionales y 15 presidentes de comit¨¦s ol¨ªmpicos nacionales. He aqu¨ª un paso trascendental: se abre camino a una mayor representatividad del ¨®rgano plenario con la presencia de los interesados m¨¢s directos en lo ol¨ªmpico, f¨®rmula que con el tiempo puede constituir un revulsivo para un cuerpo generalmente formalista y de asentimiento f¨¢cil. Por otra parte, el sistema actual de elecci¨®n de los miembros del COI -cooptaci¨®n pura- y su permanencia sin m¨¢s hasta los 80 a?os hab¨ªan concitado todo tipo de cr¨ªticas negativas. Este sistema salta por los aires: el candidato presentado por cualquiera de los estamentos que conforman el COI deber¨¢ someterse a la valoraci¨®n de un organismo de nuevo cu?o y de importancia decisiva en el futuro; se trata del comit¨¦ de selecci¨®n, formado por siete miembros tanto procedentes del COI como ajenos, que informar¨¢, entre otros extremos, sobre la calidad personal del propuesto, particularmente sus servicios al deporte y su situaci¨®n personal con respecto al c¨®digo de ¨¦tica y juramento ol¨ªmpicos. A la vista de tal informe, que se promete crucial, el Comit¨¦ Ejecutivo propondr¨¢ al Pleno uno o m¨¢s candidatos entre los cuales ¨¦ste nombrar¨¢, mediante votaci¨®n secreta, a quien estime oportuno. Creo que, dentro de lo hoy factible, el nuevo m¨¦todo es innovador para el organismo de Lausana y puede facilitar que se vayan superando con el tiempo buena parte de los defectos denunciados en este aspecto. Completan las medidas tocantes al estatus de los miembros del COI, por una parte, la importante limitaci¨®n de su mandato a ocho a?os, con reelegibilidad cada otros tantos, aunque existe en este caso la obligaci¨®n de someterse de nuevo al procedimiento al que alud¨ªa l¨ªneas atr¨¢s y, por otra, el establecimiento de la edad de 70 a?os como l¨ªmite predicable de todos los miembros y todas las funciones. Advi¨¦rtase que estas medidas, que pueden parecer de puro sentido com¨²n en una organizaci¨®n acomodada a los tiempos que corren, constituyen, seg¨²n yo veo las cosas, un paso trascendental en la reforma de lo ol¨ªmpico, nada sencillo de dar ante los intereses en juego. Vean si no la huella de estos intereses: se propone mantener el l¨ªmite de edad vigente, fijado en 80 a?os, para los actuales miembros, aunque, eso s¨ª, sometidos a renovaci¨®n electoral cada ocho a?os. Esto, fuerza es reconocerlo, retrasar¨¢ el proceso de rejuvenecimiento y renovaci¨®n del COI y huele un poco a "lo que propongo es bueno para los dem¨¢s y no para m¨ª", pero se trata de un b¨¢lsamo ante una posible situaci¨®n de bloqueo que, de no haber mediado tal f¨®rmula, habr¨ªa podido cuajar. En palabras concisas, esta primera parte contiene, a m¨ª parecer, una serie de recomendaciones b¨¢sicas y de hondura que se conciertan con las pautas que deben presidir, a mi criterio, la tan necesaria reforma del organismo ol¨ªmpico; echo en falta, sin embargo, la consagraci¨®n de algunos criterios, aunque fueran muy elementales, que esbozaran los principios de una organizaci¨®n interna del COI (transparencia, publicidad, control, etc¨¦tera) m¨¢s acorde con las exigencias de hoy.
A diferencia de la primera parte, la segunda, que aborda las funciones del COI, abandona el campo de los criterios generales sustanciales y entra en un pormenor que desdice el esp¨ªritu central del resto del informe. De este modo, a lo largo de numerosas recomendaciones (exceden con mucho a la suma de las de la primera y la segunda parte) se recogen con puntillosidad ciertas medidas, muchas ya en vigor, y, por el contrario, los principios de transparencia, publicidad y control son ¨²nicamente aludidos sin una necesaria formulaci¨®n global.
La tercera parte del informe de la Comisi¨®n COI 2000 retoma el m¨¦todo de la primera: con trazo general se ocupa del procedimiento de selecci¨®n de las sedes de los Juegos Ol¨ªmpicos. Estamos ante uno de los puntos m¨¢s delicados en torno al cual se han sucedido muchos de los episodios que han torpedeado recientemente la vida del COI. As¨ª, antes de lograr la condici¨®n de candidata oficial, las ciudades que lo pretendan deber¨¢n superar una "fase de aceptaci¨®n de candidaturas", en la que se comprobar¨¢ el cumplimiento de las condiciones t¨¦cnicas m¨ªnimas fijadas con car¨¢cter previo. Esta etapa inicial reviste gran inter¨¦s y permitir¨¢ eliminar pronto de la carrera ol¨ªmpica a los aspirantes que se funden m¨¢s en la ilusi¨®n y voluntad que en posibilidades reales, con el consiguiente ahorro de todo tipo para los concernidos. Con base en el correspondiente informe t¨¦cnico acerca de las condiciones que re¨²nan, el Comit¨¦ Ejecutivo proclamar¨¢ los candidatos oficiales para organizar los Juegos. De seguido una comisi¨®n de evaluaci¨®n, que deber¨¢ crearse, valorar¨¢ el cumplimiento por cada candidato de las condiciones exigidas a tal efecto; por ¨²ltimo, el Pleno del COI elegir¨¢ mediante voto secreto la ciudad organizadora de entre las que re¨²nan las condiciones antedichas. Curiosamente el extremo m¨¢s debatido en esta parte del informe, y quiz¨¢ en todo ¨¦l, fue el de las visitas de los miembros del citado organismo a las sedes candidatas. El eco de los esc¨¢ndalos aventados con bastante doblez por cierta prensa internacional no est¨¢ apagado y ante ¨¦l se mantuvieron dos posturas: rechazo total a tales visitas (Samaranch y MBaye, entre otros) y admisi¨®n (V¨¢zquez Rafia, Macaloon, entre otros). A mi manera de ver el problema, no es acertado acu?ar una regla general y permanente prohibitiva en funci¨®n de la situaci¨®n pasajera recientemente vivida; deben prohibirse, porque dan pie a casi todo, las invitaciones de las ciudades aspirantes, pero la admisi¨®n de visitas justificadas, restringidas, financiadas por el COI y aprobadas caso a caso por su Comit¨¦ Ejecutivo constituye, en mi opini¨®n, el punto de equilibrio entre lo que aconseja la experiencia ¨²ltima y lo que pide el sentido com¨²n.
?stos son a grandes rasgos los aspectos fundamentales del informe emitido por la Comisi¨®n COI 2000. Comprendo que a m¨¢s de uno sus proposiciones puedan parecer t¨ªmidas y de escaso alcance ante los problemas que el movimiento ol¨ªmpico tiene sobre la mesa. Confieso, sin embargo, que el conocimiento directo de la realidad me ha llevado a la firme creencia de que, tal como est¨¢n las cosas y las personas que las barajan, el gradualismo es hoy el ¨²nico camino para afrontar la inaplazable reforma de la suprema entidad ol¨ªmpica. En sinton¨ªa con este gradualismo, el informe que nos ha ocupado hasta aqu¨ª puede suponer el fermento para que con el transcurso del tiempo vaya cuajando la transformaci¨®n a fondo de las estructuras ol¨ªmpicas, s¨®lo a cuyo primer paso estamos asistiendo en estos d¨ªas.
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