De la "segunda transici¨®n" a la permanente transacci¨®n
El partido que pidi¨® en 1996 el apoyo electoral para pilotar nada menos que una "segunda transici¨®n" llega al t¨¦rmino de los cuatro a?os de Gobierno con un equipaje bastante m¨¢s modesto, donde lucen abultados ¨¦xitos econ¨®micos y asoman ba¨²les pol¨ªticos desguazados. Junto a la prosperidad, ayudada por la bonanza de la econom¨ªa internacional, el balance de la gesti¨®n pol¨ªtica no es la de una renovaci¨®n ni revitalizaci¨®n de la democracia, como lo muestra el ejercicio de control sobre los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos y la frecuente invocaci¨®n en el Parlamento de las irregularidades cometidas en el pasado para no responder de las del presente, por citar dos ejemplos. Al t¨¦rmino de estos cuatro a?os puede decirse que ha habido m¨¢s transacci¨®n, de las que se hacen d¨ªa a d¨ªa, que transici¨®n, de las que marcan periodos hist¨®ricos.Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha tenido habilidad para asegurarse la estabilidad durante cuatro a?os -aunque el cumplimiento del ciclo ha llegado a parecer una meta obsesiva- pero el apoyo que ha buscado en sus socios ha dejado en entredicho su capacidad para contener las ¨ªnfulas nacionalistas. Tal vez porque el tr¨¢nsito desde el "Pujol, enano, habla castellano" a mencionar como president al l¨ªder de CiU result¨® inevitablemente vertiginoso.
El Gobierno ha conservado el voto de los nacionalistas catalanes y canarios en el Parlamento hasta el ¨²ltimo momento, pero no ha conseguido disipar de la opini¨®n p¨²blica la sospecha de que eso ha tenido un alto, y a menudo desconocido, precio. En el caso del PNV, que durante la mayor parte de la legislatura ha votado junto al Partido Popular sin que eso le produjera los escr¨²pulos que ha empezado a aducir cuando se han aproximado campa?as electorales, la alianza ha sido m¨¢s ex¨®tica: no ha servido para conseguir de ese partido lo m¨¢s importante, su contribuci¨®n al lado de las dem¨¢s fuerzas democr¨¢ticas para acabar con la violencia terrorista. Aznar ha convivido con la paradoja de que su grupo parlamentario votaba junto con el PNV en el Congreso mientras Arzalluz sal¨ªa de La Moncloa y afirmaba, con naturalidad, que hab¨ªa llegado a acuerdos con el presidente del Gobierno excepto en la pol¨ªtica antiterrorista.
El Gobierno ha llegado al final de la legislatura con una amplia lista de leyes aprobadas -168 proyectos de ley- pero con un cumplimiento tan exiguo de su compromiso electoral de facilitar las comisiones de investigaci¨®n que resulta irrelevante en t¨¦rminos cuantitativos e insignificante en comparaci¨®n con el simbolismo -de profundizaci¨®n en la democracia- que atribuy¨® a su intenci¨®n de favorecer ese mecanismo de control del Gobierno. En m¨¢s de 30 meses de actividad parlamentaria, s¨®lo se han constituido dos comisiones de investigaci¨®n: la que indag¨® las presuntas irregularidades cometidas por los socialistas en la tramitaci¨®n de expedientes fiscales en la Agencia Tributaria, y la que abord¨® los presuntos abusos en el cobro de ayudas europeas al cultivo del lino por parte de altos cargos de la actual Administraci¨®n.
El Ejecutivo ha hecho en estos cuatro a?os gran uso de los decretos-ley. Aprob¨® 84, todos ellos convalidados luego por el Parlamento, de los que s¨®lo 19 tramit¨® como proyectos de ley. Con la disoluci¨®n del Congreso decaen 20 proyectos de ley y 128 proposiciones de ley en tramitaci¨®n. Entre los proyectos que no podr¨¢n entrar en vigor se encuentra el cr¨¦dito de 46.624 millones para indemnizar a v¨ªctimas del terrorismo. Aunque la Ley de Extranjer¨ªa qued¨® aprobada, no podr¨¢ ser aplicada en su totalidad ya que algunos aspectos dependen de un reglamento que no ha sido elaborado.
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