Armisticio tributario

El pacto para la llamada paz fiscal sellado ayer entre la Administraci¨®n del Estado y las instituciones vascas (Gobierno de Vitoria y haciendas forales) pone fin de forma satisfactoria a un contencioso con largo recorrido en los tribunales, tanto nacionales como comunitarios, y que llevaba camino de enquistarse despu¨¦s de 13 a?os de reproches mutuos, con visitas reiteradas a los juzgados y amenazas de ruptura pol¨ªtica. Tambi¨¦n, y ¨¦sta es una ventaja que debe tenerse muy en cuenta, acaba con un periodo de incertidumbre empresarial en lo que se refiere a oportunidades de inversi¨®n y c¨¢lculo de rentabilidad.En el acuerdo pol¨ªtico, casualmente conseguido el mismo d¨ªa en que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar anunciaba la convocatoria de elecciones para el 12 de marzo pr¨®ximo y presumiblemente en v¨ªsperas de que el Tribunal de Luxemburgo diera un tir¨®n de orejas a las haciendas forales sobre su particular interpretaci¨®n de la soberan¨ªa tributaria dentro del Estado espa?ol, ambas partes han tenido que ceder sustancialmente en sus planteamientos iniciales y construir un nuevo campo de juego, la Comisi¨®n de Evaluaci¨®n Normativa, donde dirimir sus diferencias en materia fiscal y tributaria sin tener que recurrir a la v¨ªa judicial.

El pacto supone la retirada de cerca de un centenar de recursos cruzados, casi todos relativos al impuesto sobre sociedades, y la modificaci¨®n o supresi¨®n de varias normas forales, entre ellas, las minivacaciones fiscales, que suponen una importante reducci¨®n en la base imponible del impuesto de sociedades para empresas de nueva creaci¨®n durante sus cuatro primeros a?os o para los centros de coordinaci¨®n de empresas multinacionales, por citar s¨®lo dos ejemplos. Este acuerdo le permite a Aznar reconducir en parte sus relaciones con los nacionalistas, a la vez que da cr¨¦dito a un instrumento como el Concierto Econ¨®mico, que no cuestionan los miembros de su formaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco, pero s¨ª desde las comunidades lim¨ªtrofes gobernadas por el Partido Popular, como La Rioja, Cantabria y Castilla y Le¨®n.

La interpretaci¨®n de este pacto es que no hay vencedores ni vencidos. Desde el Gabinete de Aznar se asegura que se elimina la competencia desleal entre las comunidades, y desde las instituciones vascas se insiste en que no se ha perdido ni un ¨¢pice de soberan¨ªa. Pero lo cierto es que la retirada de las llamadas minivacaciones fiscales viene a reconocer que algunas normas tributarias vascas no eran compatibles con las directivas europeas que protegen la libre competencia y limitan las ayudas p¨²blicas.

Hay que recordar que el 31 de diciembre de 2001 finaliza la vigencia del actual Concierto Econ¨®mico y tambi¨¦n del pacto firmado ayer, donde se da por concluida una batalla fiscal ya casi hist¨®rica. Es de suponer que en la renegociaci¨®n del Concierto se incluir¨¢ este acuerdo, aunque ninguna de las partes ha querido comprometerse por un periodo superior a dos a?os. Probablemente para no condicionar el desarrollo de las futuras negocaciones con vistas a la nueva Ley del Concierto Econ¨®mico.

En cualquier caso, la voluntad de que las relaciones fiscales entre ambas administraciones discurran por los caminos normales no tardar¨¢ en ponerse a prueba. Los mensajes sobre c¨®mo debe ser el nuevo Concierto Econ¨®mico ya han comenzado a llegar. Temas como la introducci¨®n de criterios de armonizaci¨®n similares a los que pretende establecer la UE para los Estados miembros o una modificaci¨®n normativa en materia del ahorro pueden cargar las alforjas de los negociadores vascos.