Sin novedad en la novedad JAVIER MADERUELO
Arco ha conseguido tener una identidad propia. Es tan id¨¦ntico a s¨ª mismo en cada nueva edici¨®n que las obras y los montajes de los cub¨ªculos parecen haber sido ya vistos anteriormente. Este car¨¢cter unificador, en cierta manera, viene servido por el intento de adoptar una l¨ªnea de actualidad. Casi la totalidad de las galer¨ªas muestra la ¨²ltima obra de sus artistas, minimiz¨¢ndose la presencia de los maestros de la historia del arte contempor¨¢neo, cuyos nombres y precios fueron se?uelo en ediciones no muy lejanas.Este af¨¢n de novedad a ultranza viene inducido, en buena medida, por los "programas" especiales de la feria, denominados con los altisonantes t¨¦rminos sajones Projet Rooms y Cutting Edge, a trav¨¦s de los que se pretende mostrar obras espec¨ªficamente proyectadas y realizadas para Arco e invitar a galer¨ªas de diferentes pa¨ªses que se destacan por su actividad "rompedora".
Al final de la segunda nave, la m¨¢s grande, se sit¨²an siete filas de cub¨ªculos destinados a estos invitados que, supuestamente, deber¨ªan marcar el tono novedoso de la Feria y que, en realidad, lo marcan, ya que se aprecia en las galer¨ªas Cutting Edge la banalidad reductora de la globalizaci¨®n. Tanto si las galer¨ªas ejercen su actividad en Mosc¨², Reikiavik, Nueva York o Santiago de Chile exhiben los mismos productos de un vanguardismo descafeinado. Proyecciones, objetos, fotograf¨ªas y pinturas forzadamente absurdas, impostadamente actuales, que forman un batiburrillo de obras desconexas y desconcertantes como las ristras de pimientos secos de ?ngela Riesgo (Chile), las fotograf¨ªas de botellas de pl¨¢stico atadas a troncos de ¨¢rboles y postes de Ra¨²l Flores (Buenos Aires), o unos torpes mu?ecos con auriculares de Ester Parteg¨¢s (Nueva York), por mencionar s¨®lo algunas obras.
La novedad, seg¨²n las galer¨ªas que exhiben estas obras y los curators (en ingl¨¦s) que las eligen, parece estar re?ida con la reflexi¨®n intelectual, con los problemas de las sociedades en las que est¨¢n inmersos los artistas e incluso con los temas est¨¦ticos y formales del propio arte. Se trata, m¨¢s bien, de presentar cualquier cosa, imagen u objeto que pueda sorprender. Por el contrario, se constata que ya es imposible la provocaci¨®n y, sin embargo, una novedad del ¨²ltimo Arco es que, a pesar de que las obras no provocan el m¨¢s m¨ªnimo esc¨¢ndalo, este a?o ha aparecido la censura institucional. As¨ª, la galer¨ªa Max Estrella, que presenta una obra de Fernando S¨¢nchez Castillo, en la que una pistola de fogueo se dispara autom¨¢ticamente cada 27 minutos, ha sido obligada a su desactivaci¨®n para no asustar a las autoridades que inauguraban la feria. Por su parte, el personal de seguridad, en el conocido estilo franquista y ante el asombro de los espectadores, impidi¨® la grabaci¨®n de una performance de la artista brasile?a Laura Lima y se llev¨® a los dos actores que, desnudos y tocados con un gorro siam¨¦s que les cubr¨ªa la cara, representaban la acci¨®n, a pesar de que de su representaci¨®n no surgiera la menor insinuaci¨®n er¨®tica o pornogr¨¢fica.
Entre las instalaciones espec¨ªficas de los Project Rooms merecen ser destacadas las aportaciones de los artistas espa?oles, muy particularmente el montaje verista de Francisco Ruiz de Infante (Vitoria, 1966), en el que se recrea una habitaci¨®n con una instalaci¨®n de agua que entra en funcionamiento con la presencia de los espectadores que se introducen en ella, y la obra de Eul¨¤lia Valldosera (Vilafranca del Pened¨¦s, 1963), en la que desde unos muebles que representan el mundo infantil se proyectan im¨¢genes de objetos dom¨¦sticos y cotidianos que, partiendo de una especie de bodeg¨®n virtual, se mueven por el espacio gracias a un ingenioso sistema de espejos rotatorios.
El resto de los montajes cae en los t¨®picos de la proyecci¨®n de v¨ªdeos o simplemente presenta fotograf¨ªas y cuadros clavados por las paredes del cub¨ªculo, con independencia de las caracter¨ªsticas del espacio y sin terminar de desarrollar la idea de "proyecto". Otras galer¨ªas caen en la an¨¦cdota de lo ingenioso presentando obras como la de Franklin Cassaro (S?o Paulo), que es una enorme bolsa de papel de peri¨®dico que se hincha por medio de unos ventiladores de aire caliente.
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