Teruel se rebela contra el olvido
Teruel es una provincia atrapada por las cifras. Es la s¨¦ptima con mayor renta per c¨¢pita, pero no porque se encuentre entre las m¨¢s ricas, sino porque es la m¨¢s despoblada. No tiene paro, y no se debe a que haya aplicado un ejemplar modelo laboral, sino porque la mano de obra ha envejecido -el 30% tiene m¨¢s de 60 a?os-. El espejismo de una boyante coyuntura econ¨®mica ha privado a la zona de los fondos de ayuda europeos. La falta de v¨ªas de comunicaci¨®n e infraestructuras y la sensaci¨®n de sentirse olvidada han unido a la poblaci¨®n para reinvindicar su identidad. La Coordinadora Ciudadana Teruel Existe, constituida en diciembre pasado para llamar la atenci¨®n sobre los problemas de la zona, se ha marcado un comp¨¢s de espera hasta despu¨¦s de las elecciones, pero la protesta estar¨¢ con seguridad en el fondo del debate pol¨ªtico.La falta de inversiones en Teruel ha hecho que la mayor¨ªa de sus ciudadanos -no importa su adscripci¨®n pol¨ªtica- se unan. Tienen razones. Teruel es una provincia tan estrat¨¦gicamente situada que se ha quedado aislada. No hay ni un solo kil¨®metro de autopista, el camino m¨¢s directo para ir a Madrid obliga a atravesar por carreteras nacionales de un ¨²nico carril las zonas m¨¢s fr¨ªas del pa¨ªs y las v¨ªas comarcales son deficientes. No tiene conexiones directas con la capital por tren, y la l¨ªnea f¨¦rrea que le une con Valencia y Zaragoza est¨¢ en p¨¦simas condiciones: en 1999 se registraron ocho descarrilamientos. Renfe admite que se habr¨ªan de invertir, al menos, 10.000 millones de pesetas.
Pero lo que ha prendido la chispa del descontento ha sido la situaci¨®n sanitaria. Aparte de los centros comarcales de salud, Teruel s¨®lo cuenta con dos hospitales y tres UVI m¨®viles. El 1 de marzo se pondr¨¢ en marcha un servicio de urgencias psiqui¨¢tricas, pero los enfermos agudos tendr¨¢n que seguir traslad¨¢ndose a hospitales de otras provincias para recibir tratamiento o para ingresar en una residencia.
La poblaci¨®n es escasa y est¨¢ envejecida. ?se es uno de los retos del desarrollo de la provincia. Teruel ha perdido 130.000 habitantes desde principios de siglo y cada a?o hay 300 alumnos menos -entre otras cosas porque la oferta universitaria es escasa-. La despoblaci¨®n ha afectado al censo y en las auton¨®micas de 1999 Teruel perdi¨® un diputado en favor de Zaragoza.
La escasa densidad (9,3 habitantes por kil¨®metro cuadrado, frente a los 78,4 del pa¨ªs) contribuye a mantener virgen un territorio de 14.808 kil¨®metros cuadrados, donde viven 136.840 habitantes. La provincia sufre una continua sangr¨ªa migratoria: hay 236 municipios, de los que 213 tienen menos de mil habitantes; 66 pueblos ya tienen menos de 100 vecinos. No es de extra?ar que los paleont¨®logos que trabajan en Teruel, donde se han encontrado restos de dinosaurios, digan que los yacimientos se conservan de forma excepcional. Nadie ha ido a molestar.
"Si sigue disminuyendo el n¨²mero de habitantes, el reparto del PIB [producto interior bruto] se incrementar¨¢", afirma el diputado del Partido Aragon¨¦s (Par) Inocencio Mart¨ªnez. Cada turolense tiene una renta disponible de entre 1.650.000 y 1.800.000 pesetas, la s¨¦ptima del pa¨ªs, seg¨²n un estudio publicado recientemente por La Caixa. Pero estas cifras est¨¢n distorsionadas, porque se deben a la escasa poblaci¨®n.
Teruel no tiene desempleados. En ocasiones, es dif¨ªcil acometer obras por falta de trabajadores, pero tampoco hay gente joven. Son casi tantos los que trabajan como los que cobran pensiones. Las clases pasivas incluyen al 54,7% de la poblaci¨®n.
Grito un¨¢nime
En diciembre, la capital sali¨® de su letargo y lider¨® un movimiento para exigir inversiones y atenci¨®n de las administraciones. Paco Gonz¨¢lez, portavoz de Teruel Existe, no esconde que le ha sorprendido que ese grito haya movilizado de norte a sur a los habitantes de la provincia. "Pagamos como todos, pero no recibimos lo mismo", dicen. ?se es el fondo de la protesta popular.
Pese a todo, la provincia es un diamante en bruto. El ocio puede ser futuro: tiene la materia prima necesaria (el mud¨¦jar de Teruel y las sierras); cuenta con el atractivo de sus productos aut¨®ctonos (jam¨®n, melocotones o aceite) y de sus fiestas, como la Semana Santa bajoaragonesa, con sus tambores y bombos. El turismo rural es otra baza, junto a Din¨®polis, un proyecto en torno a los restos de dinosaurios, muy abundantes en la provincia.
Santiago Lanzuela, ex presidente de Arag¨®n y actual cabeza de lista del PP para el Congreso, no entiende el porqu¨¦ de algunas protestas. Est¨¢ molesto sobre todo por los abucheos que recibi¨® el presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar cuando visit¨® la provincia el 20 de enero. "Es incre¨ªble, es como aquel cura que echa la bronca a quienes no van a misa cuando ve a un feligr¨¦s que entra por primera vez en la iglesia", dice.
El diputado socialista Jos¨¦ Ram¨®n Ib¨¢?ez cree que el surgimiento de la plataforma, en la que est¨¢n incluidos algunos militantes del PP, ha sido una consecuencia natural: "Hemos tenido mucha paciencia, pero ya vale".
Lanzuela tiene ahora por delante una dura campa?a electoral para atar unos votos que nunca les han sido hostiles. Frente a ¨¦l est¨¢n Gerardo Torres (PSOE), Jorge Pinazo (Izquierda Unida), Jos¨¦ Mar¨ªa Fuster (Par) y Antonio P¨¦rez (Chunta Aragonesista). El candidato popular es favorito. Tradicionalmente, Teruel ha votado mayoritariamente a quien estaba en el Gobierno de la naci¨®n y s¨®lo las cuencas mineras han permanecido fieles a su voto de izquierda.
Nadie aventura qu¨¦ aportar¨¢ la protesta popular a las alforjas electorales. Lo que es seguro es que los argumentos de la plataforma, aunque ¨¦sta permanecer¨¢ dormida durante la campa?a, estar¨¢n presentes en los m¨ªtines.
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