Ingl¨¦s en el extranjero, bajo sospecha
El juzgado n¨²mero 17 de Madrid ha admitido a tr¨¢mite una denuncia realizada por padres de alumnos que siguieron un curso de ingl¨¦s en Florida (Estados Unidos). Los denunciantes consideran que se han incumplido de manera flagrante las condiciones anunciadas por la empresa especializada Sheffield Centre y que, adem¨¢s, sus hijos han sufrido, como m¨ªnimo, abandono por parte del monitor responsable en el viaje. Esta es la primera vez que se admite a tr¨¢mite una demanda de este tipo. El curso se llev¨® a cabo en el mes de julio de 1999."Cuando te llama tu hija llorando y te explica que no tiene donde ir a dormir esa noche, est¨¢s a miles de kil¨®metros y no puedes hacer nada por ella, te sientes tan impotente que lo ¨²nico que acabas pidiendo es que vuelva viva". Montserrat Toro, de Barcelona, ha vivido de manera muy traum¨¢tica el viaje de estudios de su hija Mar¨ªa para mejorar el ingl¨¦s. Cuando pag¨® casi 350.000 pesetas para que Mar¨ªa fuera a Florida, nunca lleg¨® a pensar que pasar¨ªa los 30 d¨ªas de estancia de su hija rogando para que a ¨¦sta no le pasara nada.
Mar¨ªa no fue la ¨²nica que pas¨® por experiencias que traspasan los l¨ªmites de las aventuras aceptables en un pa¨ªs y una cultura diferentes a los propios. La mayor parte de sus compa?eros de curso, unos 13 ni?os y ni?as de edades comprendidas entre 14 y 16 a?os de diferentes lugares de Espa?a, se encontraron al llegar a Estados Unidos sin la familia receptora que se les hab¨ªa prometido y hacinados en colchonetas tiradas por el suelo, en la casa de la coordinadora del curso.
Todo pas¨® en una peque?a ciudad de Florida, Saint-Agustine: las supuestas clases de ingl¨¦s en un colegio de prestigio fueron impartidas finalmente en la sala de esa misma casa, sin profesores cualificados; la estancia de intercambio cultural con familias de nivel medio alto norteamericano qued¨® reducida sensiblemente, puesto que la mayor parte de los ni?os deb¨ªan pagarse en muchas ocasiones su propia comida, hospedados con familias que nada ten¨ªan que ver con lo que hab¨ªa prometido la publicidad.
Los padres no obtuvieron respuesta alguna de la empresa promotora del viaje a sus repetidas demandas para saber d¨®nde estaban realmente sus hijos, despu¨¦s de constatar que las familias que deb¨ªan hospedar a los ni?os no exist¨ªan o bien sus tel¨¦fonos estaban desconectados, o desconoc¨ªan por completo la existencia de un intercambio cultural de este estilo.
"La organizaci¨®n de Sheffield no se preocup¨® de nada", considera Francisco Gisbert, quien ha desvelado que su llamada de queja a la empresa recibi¨® una lluvia de gritos por tel¨¦fono y la promesa incumplida de que le volver¨ªan a llamar. Su hija Silvia era la quinta vez que segu¨ªa cursos en el extranjero bajo la organizaci¨®n de otras empresas. Nunca le hab¨ªa pasado nada semejante: "Nos pintaron que era un sitio maravilloso, con familias fant¨¢sticas, y la realidad no ten¨ªa nada que ver con esto; la mitad de los d¨ªas no dimos clases, aquella se?ora nos ten¨ªa durmiendo en una colchoneta de la playa con unas s¨¢banas suc¨ªsimas. Me quej¨¦, quer¨ªa volver a Espa?a, pero no me dejaron".
Sergio Garcigoy, de Barcelona, recuerda: "Me preocup¨¦ mucho; llamamos el segundo d¨ªa a la supuesta familia receptora y no ten¨ªan ni idea de qui¨¦n era mi hijo ni de qu¨¦ les habl¨¢bamos. Yo qued¨¦ alucinado y mi mujer se puso muy nerviosa. En Sheffield no ten¨ªan ni idea de lo que hac¨ªan los ni?os". Adem¨¢s, los ni?os han contado el clima de incitaci¨®n al robo que surgi¨® entre el grupo, tomado como un juego guay. La joven estudiante N. Q. llev¨® a muchos de ellos a hurtar en grandes almacenes, siguiendo sus experimentadas indicaciones.
La esposa de Sergio Garcigoy llev¨® un diario en el que apunt¨® los pormenores de tan accidentado viaje: detall¨® las informaciones contradictorias e irreales que les fueron suministrando durante la primera semana la empresa organizadora, la coordinadora del curso y la monitora que deb¨ªa velar por la seguridad de los ni?os.
Una de las ni?as fue finalmente detenida y acab¨® en la prisi¨®n de menores de Jacksonville, ante el estupor de sus compa?eras de excursi¨®n. Fue liberada gracias a las gestiones que efectu¨® la monitora para sacar a la ni?a del centro de detenci¨®n, aunque asegura que el asunto del robo ha sido sacado de contexto y que "en realidad, no pas¨® nada importante".
Sin embargo, hubo m¨¢s acusaciones de robo contra otras personas del grupo que llevaron a la polic¨ªa norteamericana a abrir una investigaci¨®n casi al final de la estancia de los ni?os. El clima que se desat¨® en los ¨²ltimos d¨ªas fue tal que algunos menores que ten¨ªan la suerte de estar alojados en casas fueron sacados de ellas con lo puesto, dejando atr¨¢s su maleta, dos d¨ªas antes de la fecha l¨ªmite.
Las reclamaciones
Las pocas ganas de verse implicados en nuevos problemas o de pagar m¨¢s dinero en una acci¨®n legal que no les puede garantizar el reconocimiento de los hechos y el derecho a ser indemnizados son algunas razones esgrimidas por algunas familias para renunciar a presentar denuncia.
Otros han efectuado una reclamaci¨®n formal ante Sheffield, que organiza viajes para unas 1.000 personas todos los a?os y en cuya p¨¢gina web se puede conocer detalladamente los cursos, repartidos en distintos pa¨ªses de Europa y diferentes puntos de EE UU. Despu¨¦s de nueve meses, s¨®lo hace dos semanas que se ha producido la ¨²ltima oferta de indemnizaci¨®n: que los ni?os hagan otro viaje por cuenta de la empresa, al Reino Unido.
El director de la empresa organizadora del viaje, Clodoaldo Casaseca, asegura: "Siempre ha habido buena fe por nuestra parte y asumimos nuestra responsabilidad como agencia espa?ola". Casaseca admite que hubo irregularidades en el viaje en cuesti¨®n, "pero a los chicos no se les maltrataba ni se les pegaba; lo ¨²nico que pas¨® es que la organizaci¨®n de estas estancias de intercambio cultural en Estados Unidos no consigui¨® familias". Por ello, Sheffield ha puesto una denuncia a esta organizaci¨®n subsidiaria
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