Barenboim cree que hay que "reinventar sin pausa a Beethoven" El m¨²sico graba como director las nueve sinfon¨ªas
Ayer, Daniel Barenboim, pianista, director de orquesta, intelectual fustigador y el gran protagonista de la temporada primavera-verano musical en Madrid, se dej¨® caer por unos grandes almacenes para presentar las nueve sinfon¨ªas de Beethoven que ha grabado con la Staatskapelle, de Berl¨ªn, y celebrar sus 50 a?os de carrera. El m¨²sico, nacido en Buenos Aires hace 58 a?os, teoriz¨® sobre el compositor alem¨¢n y sobre la volatilidad de la m¨²sica. "El sonido desaparece. Cada vez que una orquesta interpreta a Beethoven lo hace de manera distinta, lo reinventa", afirma.
Barenboim ha dado dos conciertos, uno en Madrid y otro en Barcelona, con la Sinf¨®nica de Chicago, vuelve en junio y julio al Teatro Real a dirigir Trist¨¢n e Isolda, Don Giovanni y dos sinfon¨ªas de Beethoven y termina en oto?o con recitales de piano por Espa?a, un pa¨ªs que lo venera y donde aprovecha para descansar en su casa de Marbella, lugar en el que tuesta ese rostro que empalidece despu¨¦s con sus giras por el mundo. Todav¨ªa m¨¢s este a?o, cuando el artista hijo de una familia de m¨²sicos emigrantes jud¨ªos rusos que fueron a parar a Argentina cumple 50 a?os en los escenarios. "Voy a conmemorarlo con conciertos por todas partes, pero donde quiero estar el 19 de agosto, la fecha en la que debut¨¦, es en Buenos Aires, que es el lugar donde lo hice. Por eso de volver al lugar del crimen", afirma con sorna. Fue en 1950, ten¨ªa ocho a?os y por delante la carrera de quien hoy es uno de los grandes int¨¦rpretes musicales del mundo. Medio siglo, buen momento para reflexionar. "Me arrepiento de muchas tonter¨ªas, pero presumo de no haber vuelto a repetirlas", declara.
En todo este tiempo ha acechado la sombra de Beethoven desde siempre. Ha grabado todas sus sonatas para piano, sus cuartetos, pero hasta ahora no hab¨ªa grabado nunca las nueve sinfon¨ªas al frente de una orquesta. "Hasta ahora no sent¨ª que ten¨ªa las condiciones necesarias y no me ve¨ªa con la fuerza suficiente para dejar un documento. Pero estoy muy contento de haber esperado tanto tiempo", dice. Y de haberlas grabado con la Staatskapelle, de Berl¨ªn, una formaci¨®n que ha contribuido a revitalizar. "Cuando se afronta un reto as¨ª hay que hacerlo con una orquesta con la que te entiendes consciente e inconscientemente, una orquesta con la que puedes experimentar, que 100 m¨²sicos piensan y sienten lo mismo al tiempo cuando interpretan, que respiran el aliento de la m¨²sica con un solo pulm¨®n".
Barenboim habla con tranquilidad, alza las cejas trianguladas que tiene encima de su mirada vaga, como la de Jack Nicholson, y utiliza un tono y un discurso rico que neutraliza hasta el hilo musical doble en el que Beethoven suena maximezclado con Phil Collins por los altavoces de los almacenes. Muy propio. Al maestro le han llevado all¨ª porque es el lugar, dicen, donde m¨¢s discos de Beethoven se han vendido. Y all¨ª tambi¨¦n teoriza sobre el compositor y su obsesi¨®n por el sonido. "Lo que m¨¢s me cuesta es imaginar el sonido de Beethoven cuando hace 150 a?os no se conoc¨ªa a Debussy, a Sch?nberg, a Stravinski. ?Cu¨¢l era la concepci¨®n que ¨¦l ten¨ªa del sonido?", se pregunta.
Velocidad de la m¨²sica
"Porque los tiempos, la velocidad de la m¨²sica, esa que preocupa tanto a algunos que leen m¨¢s los relojes que las partituras, esa no importa, porque no se oye, pero el sonido es lo que cuenta; la m¨²sica habla por los sonidos, es el idioma que la exprime", dice. Ah¨ª est¨¢ una de las grandes claves y los grandes misterios de este arte para ¨¦l. "La m¨²sica no es repetible, desaparece", cuenta. Por eso tampoco le gusta hacer dos veces lo mismo. "Toda mi vida he presumido de eso, de volver a empezar las cosas desde cero siempre", raz¨®n por la cual esta nueva grabaci¨®n, aclara, "es diferente a las dem¨¢s".
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