Una volea para la historia
Un sensacional remate de Alfonso a diez segundos del final clasifica a Espa?a para cuartos tras un partido loco
Esa maravillosa volea de Alfonso, entrando al bal¨®n de zurda en el ¨²ltimo minuto del partido, quedar¨¢ para la historia no s¨®lo por lo que representa para la selecci¨®n espa?ola, sino por lo que tiene el f¨²tbol de impredecible y misterioso, de gigantesco motor de emociones. Y pocas como las que se vivieron ayer en Brujas, escenario de un partido desgarrado que se decidi¨® fuera de hora de manera heroica. Espa?a hab¨ªa estado por detr¨¢s durante todo el partido, en la primera parte y en la segunda, frente a once y contra diez.Ven¨ªa de cubrir todo el arco posible. Desde algunos momentos espl¨¦ndidos en el primer tiempo a un periodo de ofuscaci¨®n cuando todo le pintaba favorable. Acababa de empatar Munitis, con una hermosura de gol, y Jokanovic hab¨ªa salido expulsado. Soplaba el viento de cola, pero Camacho se equivoc¨®. Cambi¨® a Paco por Urzaiz, retras¨® a Helguera al centro de la defensa y, de repente, se produjeron dos efectos devastadores. Se vaci¨® el medio campo -donde se ten¨ªa que ganar el partido- y se amontonaron demasiados delanteros, con la ventaja a?adida de servir como referencia a los defensas yugoslavos. El partido se atasc¨® inmediatamente, lo que menos necesitaba un equipo que hab¨ªa comenzado a funcionar con naturalidad.
Yugoslavia aprovech¨® la concesi¨®n, marc¨® en el minuto 75 y pretendi¨® dar carpetazo al partido. No lo consigui¨®. Espa?a, sometida a dur¨ªsimas cr¨ªticas durante todo el torneo, tuvo el coraje para resistirse a la fatalidad. Aprovech¨® un penalti a Abelardo en el ¨²ltimo minuto para empatar, lo que se tom¨® como un premio menor porque la selecci¨®n continuaba eliminada. Parec¨ªa escrito el epitafio: reservaron su mejor partido para la despedida. Como siempre. Pero si algo sirve contra la fatalidad es la obstinaci¨®n para no aceptarla. Ya muy fuera de tiempo, Guardiola recogi¨® la pelota en la posici¨®n de interior derecho y cruz¨® el ¨²ltimo centro al ¨¢rea. Urzaiz se elev¨®, gan¨® la disputa al central y dej¨® el bal¨®n franco para el remate de Alfonso, que entr¨® de aire y marc¨® con la zurda. Contra todas las previsiones, despu¨¦s de un torneo que hab¨ªa provocado el desconsuelo por el mal juego del equipo, Espa?a estaba en los cuartos de final.
De la intensidad del partido hablan los siete goles. Del car¨¢cter del equipo espa?ol habla su feroz resistencia a aceptar la derrota. De su categor¨ªa como futbolistas hablaron Guardiola, Ra¨²l y Mendieta, los tres jugadores que jam¨¢s se resignaron. Guardiola jug¨® a lo grande y transmiti¨® como un caudillo. Su liderazgo qued¨® establecido por las decisiones que tom¨® y por el compromiso con el equipo en los peores momentos. Hab¨ªa que verle conmocionado por la proeza despu¨¦s del partido, con el rostro desencajado por la felicidad y tambi¨¦n por el sufrimiento, con la mirada perdida, buscando a alguien a quien abrazar, alguien que supiera lo que significaba ese partido y esa victoria. Todav¨ªa en los ¨²ltimos minutos, cuando algunos jugadores comenzaban a flaquear por la desesperaci¨®n, Guardiola pidi¨® la pelota y dio ¨®rdenes en todas las l¨ªneas. El milagro era posible. El milagro sucedi¨®.
El partido escondi¨® varios partidos. Hubo uno, el que mejor jug¨® Espa?a, que se sald¨® con un empate. Durante todo el primer tiempo, la selecci¨®n se movi¨® con velocidad y criterio. Por primera vez en todo el torneo, funcion¨® la sociedad Guardiola-Ra¨²l. El delantero se tir¨® varias veces atr¨¢s y conect¨® con Guardiola con paredes y pases cortos que luego derivaban en aperturas a los lados, especialmente a la banda izquierda, donde Sergi y Mendieta provocaron el caos en la defensa yugoslava. Sergi fue decisivo por su rapidez y por su pujante condici¨®n f¨ªsica. Mendieta multiplicaba por dos el impacto de la banda izquierda. No hab¨ªa comenzado all¨ª. Camacho lo ubic¨® de salida en la derecha, pero el t¨¦cnico aprovech¨® una leve lesi¨®n de Fran para sustituir al interior izquierdo. Fran hab¨ªa vuelto a quedar aplastado. En la primera jugada del partido sufri¨® un ataque de p¨¢nico. No se recuper¨®. Su sustituci¨®n obr¨® maravillas en el equipo espa?ol, que alcanz¨® media docena de ocasiones. Alfonso fall¨® un remate sencillo, Helguera no pudo encontrar la porter¨ªa en una excelente media vuelta, Kralj sac¨® un taconazo de Ra¨²l, un cabezazo de Abelardo se escap¨® por cent¨ªmetros, Ra¨²l no lleg¨® a un excelente centro de Mendieta y Etxeberria no consigui¨® aprovechar en el segundo palo un env¨ªo de Mendieta desde la izquierda.
La selecci¨®n hab¨ªa dado tantos signos de vitalidad que se hac¨ªa extra?o su des¨¢nimo en los dos partidos anteriores. Pero como este encuentro ocultaba varios por dentro, tambi¨¦n hab¨ªa sombras. Un colosal error de Salgado, que apareci¨® inopinadamente por el callej¨®n izquierdo y perdi¨® la pelota, dio carta de naturaleza al primer gol yugoslavo. Contest¨® poco despu¨¦s Alfonso, tras una jugada que comenz¨® con una intercepci¨®n de Guardiola y sigui¨® con un regate frustrado de Ra¨²l. Alfonso se hizo con el rechace y marc¨®. Por juego, Alfonso tuvo una actuaci¨®n desafortunada. Se equivoc¨® demasiado en los controles y en los regates. Y, sin embargo, termin¨® por consagrarse como el h¨¦roe de la tarde. Otro curioso gui?o del f¨²tbol.
Camacho sigui¨® tomando decisiones. Retir¨® a Salgado, coloc¨® a Mendieta en su puesto y puso a Munitis en la banda izquierda. Boskov reaccion¨® con inteligencia: traslad¨® al zurdo Drulovic a la banda de Sergi para controlar sus cabalgadas y para comprometerle defensivamente. De una de sus diagonales naci¨® el segundo gol yugoslavo, contestado inmediatamente por un delicado remate de Munitis.
Poco despu¨¦s, Jokanovic fue expulsado, lo que situaba a Espa?a en un escenario inmejorable. Sin embargo, la reacci¨®n de Camacho result¨® m¨¢s que discutible. Entr¨® Urzaiz por Paco, se retras¨® Helguera y Ra¨²l pas¨® al medio campo. El efecto fue p¨¦simo para el equipo espa?ol. Se desconect¨® del partido y entr¨® en crisis, tanto que Yugoslavia tuvo tiempo para marcar el gol que se supon¨ªa letal para Espa?a. No ocurri¨® as¨ª porque el duelo llam¨® a la heroica, que se consum¨® fuera de hora en una volea de Alfonso que quedar¨¢ para la historia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.