Guardiola y Mendieta, a la cabeza de todos
A la tercera alineaci¨®n dise?ada por Camacho, la selecci¨®n ofreci¨® su mejor imagen. La direcci¨®n de Guardiola y la presencia de Mendieta en todas las partes del campo en las que tuvo que jugar tuvieron mucha culpa de la nueva y saludable sensaci¨®n del equipo. - Ca?izares. Recibi¨® tres goles en los tres ataques de Yugoslavia. No dio sensaci¨®n de dominio. Apenas abandon¨® el ¨¢rea peque?a. En el primer gol estaba demasiado retrasado. Cometi¨® un error que pudo ser decisivo cuando recogi¨® con las mano un despeje de Mendieta que el ¨¢rbitro interpret¨® como cesi¨®n.
- M¨ªchel Salgado. Pag¨® su tendencia al caos en el primer gol yugoslavo. Inopinadamente apareci¨® por el carril del diez tras un saque de esquina de Espa?a. Perdi¨® el bal¨®n y los yugoslavos buscaron el espacio que hab¨ªa dejado vac¨ªo el lateral espa?ol, autor de un grav¨ªsimo error conceptual.
- Abelardo. Magn¨ªfico partido, especialmente en el primer tiempo. Gan¨® todos los balones divididos, actu¨® con contudencia y control, intratable en el juego a¨¦reo, jug¨® con una concentraci¨®n m¨¢xima. Justific¨® de sobra su titularidad.
- Paco. Su inseguridad le llev¨® a una situaci¨®n delicad¨ªsima: o fallaba o comet¨ªa falta. Mal perfilado en los despejes y en los saltos de cabeza. Pas¨® un drama con Milosevic. Volvi¨® a sufrir de lo lindo para sacar el bal¨®n en condiciones.
- Sergi. Espectacular primera parte. Abri¨® numerosos caminos gracias a su velocidad y su decisi¨®n para progresar por la banda izquierda. Se encontr¨® con una autopista: ning¨²n yugoslavo le tap¨®. En la segunda parte, Boskov orden¨® a Drulovic que se trasladar¨¢ a la zona de Sergi, que encontr¨® much¨ªsimos problemas para progresar. No s¨®lo eso. Las diagonales del zurdo Drulovic le complicaron la vida en algunas jugadas.
- Mendieta. Vital en todas las zonas en las que jug¨®. Comenz¨® por la derecha, ocup¨® el puesto de Fran por la izquierda y ofici¨® de lateral derecho en el segundo tiempo. Inteligente, directo, con capacidad para asociarse en el juego corto. Incre¨ªble capacidad f¨ªsica. Sac¨® de quicio a Stojkovic. Lanz¨® el penalti con maestr¨ªa. Uno de los h¨¦roes del equipo.
- Guardiola. Volvi¨® a su mejor versi¨®n. Y cuando eso sucede, es la m¨¢xima garant¨ªa de conducci¨®n. Por juego y liderazgo, fue uno de los principales protagonistas del duelo. Tuvo tanto impacto que Boskov introdujo a Govedarica para taparle. Se neg¨® a aceptar la derrota y fue capital en los ¨²ltimos minutos del encuentro.
- Helguera. Cumpli¨® un papel fundamental junto a Guardiola. Ayud¨® perfectamente en la elaboraci¨®n de juego y en el cap¨ªtulo defensivo. Se incorpor¨® al ataque con peligro en dos ocasiones. Magn¨ªfico en el juego a¨¦reo. Contundente para interceptar el bal¨®n. Sin embargo, sufri¨® cuando Camacho le retras¨® a la defensa.
- Fran. Fracas¨® en la primera jugada del partido, una acci¨®n donde evidenci¨® lentitud y p¨¢nico. No se recuper¨®. De nuevo le super¨® el partido. Su temprana sustituci¨®n estaba cantada.
- Ra¨²l. Excelente partido. Por primera vez en el torneo, pudo colaborar con Guardiola, con lo que eso signific¨® para el buen f¨²tbol del equipo en la primera parte. Camacho se equivoc¨® cuando le retras¨® para colocar a Urzaiz como delantero. Por gran jugador que sea, donde Ra¨²l es letal es en el ¨¢rea.
- Alfonso. Desde un an¨¢lisis global fue decepcionante. Perdi¨® casi todos los balones de los que dispuso. Se perfil¨® mal en los controles. Pareci¨® sobreacelerado, sin precisi¨®n. Y, sin embargo, marc¨® dos goles, el segundo de ellos sensacional por su ejecuci¨®n y por su valor victorioso.
- Joseba Etxeberria. Le cost¨® desbordar en la banda derecha. Ha perdido fe en sus posibilidades, pero ha recuperado algo de la tenacidad que le caracteriza para enfrentarse a los laterales.
- Munitis. Jug¨® por la izquierda en el segundo tiempo. Aprovech¨® en alguna ocasi¨®n su facilidad en el regate, pero su peso en el partido se concret¨® con su gol, un remate estupendo por astuto y preciso.
- Urzaiz. Entr¨® a falta de 25 minutos. A su alrededor se gener¨® un embudo considerable de delanteros espa?oles y defensas yugoslavos. Decisivo en el bal¨®n que dej¨® a Alfonso para el remate del cuarto gol.
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