La contaminaci¨®n pol¨ªtica de Telef¨®nica
Una econom¨ªa que se liberaliza necesita de organismos reguladores fuertes. No es lo mismo liberalizar que desregular. Lo demuestra Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez en su reciente libro titulado La competencia. Para que un organismo regulador sea fuerte ha de ser independiente de las empresas, pero tambi¨¦n del poder pol¨ªtico. Tiene que fijar claramente las garant¨ªas de su independencia, "pues siempre subsiste la tentaci¨®n por parte de los gobiernos de dar marcha atr¨¢s o condicionar la actuaci¨®n de estos ¨®rganos".?ste ser¨ªa un buen momento para conseguir la independencia de los ¨®rganos reguladores, ya que la competencia est¨¢ de moda; los partidos, tanto de derechas como de izquierdas, est¨¢n a su favor. Pese a ello hay una dificultad enorme para aplicar las pol¨ªticas de competencia porque los juegos de intereses y la defensa de los privilegios son muy fuertes. Puede ser pol¨ªticamente rentable proclamar que se liberaliza, pero no hacerlo. Esto es lo que ha hecho el PP en la primera legislatura: evitar el enfrentamiento con los intereses de quienes disfrutan de la falta de competencia; intervenir a favor de sus amigos en las privatizaciones; limitar la potencia de los organismos reguladores.
Un buen ejemplo es Telef¨®nica. La historia de la compa?¨ªa de Juan Villalonga es la de una continua intervenci¨®n del Gobierno. Nombrado presidente por su amistad con Aznar, amparado en su continua fuga hacia delante en la destrucci¨®n de equipos profesionales y en alianzas internacionales que no se sustanciaban, estimulado en la creaci¨®n de un grupo de comunicaci¨®n multimedia af¨ªn al PP, consentido durante mucho tiempo en su pol¨ªtica de retribuciones (opciones sobre acciones) a pesar de estar construida sobre un negocio que manten¨ªa trozos de monopolio e intervenci¨®n administrativa, Villalonga tropez¨® cuando pretendi¨® distanciarse del poder pol¨ªtico que lo hab¨ªa encumbrado y del poder medi¨¢tico que le hab¨ªa construido, ambos trabajando en resonancia.
Sus antiguos protectores son los que m¨¢s le atacan hoy. Las stock options del antiguo monopolio s¨®lo se convirtieron para ellos en piedra de esc¨¢ndalo cuando su cuant¨ªa y la falta de transparencia afectaron los intereses pol¨ªticos del PP. La crisis se extendi¨® cuando Villalonga firm¨® un acuerdo con el BBVA que no solamente aumentaba su blindaje, sino que lo convert¨ªa en un personaje importante (vicepresidente) de dicho banco. Y estall¨® cuando quiso firmar la fusi¨®n de Telef¨®nica con la holandesa KPN; entonces el Gobierno presion¨® a los principales accionistas del n¨²cleo duro y a los consejeros independientes para que dijesen "no" a la propuesta de Villalonga.
Hace unos d¨ªas, El Mundo (cuyo director se ha destacado por las m¨¢s desmesuradas adulaciones a Villalonga) acus¨® al presidente de Telef¨®nica de usar informaci¨®n privilegiada para comprar acciones de la compa?¨ªa. La Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV), organismo regulador del asunto, inform¨® de que investig¨® esas operaciones y las consider¨® l¨ªcitas. ?Caso cerrado? De ning¨²n modo. A preguntas del peri¨®dico denunciante, el presidente de Gobierno declar¨® que la CNMV "tiene resortes para que, si aprecia que pueden existir determinadas circunstancias, se proceda a la investigaci¨®n... espero y deseo que la CNMV act¨²e en consecuencia". Al d¨ªa siguiente, el organismo regulador reabri¨® la investigaci¨®n que ya hab¨ªa cerrado.
No se trata aqu¨ª de enjuiciar la actuaci¨®n de Villalonga (a cualquier ciudadano honrado le repugnan la informaci¨®n confidencial, la falta de transparencia y los abusos) sino de manifestar el sometimiento de un organismo regulador a los deseos del poder pol¨ªtico. El Gobierno ha intervenido a favor de Villalonga cuando le ha convenido, y en su contra cuando le ha interesado. ?Cuando llegar¨¢ el tiro de gracia?
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