Tres partidos bajo el larguero
Ca?izares, siempre en la l¨ªnea de gol, ha encajado dos tantos por choque
En su querencia por vivir bajo los propios palos, Santiago Ca?izares ha sido bombardeado sin piedad por eslovacos, yugoslavos y franceses. La estad¨ªstica es terrible con el guardameta del Valencia, que ha encajado seis goles en tres partidos, es decir, dos tantos por encuentro. Y s¨®lo efectu¨® seis paradas en todo el torneo.De los seis goles, tres llegaron de centros al ¨¢rea que Ca?izares esper¨® bajo su arco (Zahovic, Milosevic y Komljenovic), y los otros tres procedieron de disparos desde fuera del ¨¢rea grande (Goderavica, Zidane y Djorkaeff). El tiro del yugoslavo entr¨® por el centro de la porter¨ªa; Zidane lo envi¨® a la escuadra derecha de Ca?izares y Djorkaeff a la izquierda. Este ¨²ltimo, sin embargo, entr¨® por el palo cercano al portero, que tapaba ese lado puesto que el franc¨¦s se hab¨ªa escorado a la derecha.
En cuanto a la magn¨ªfica falta lanzada por Zidane, Ca?izares estira el brazo derecho pero no llega al bal¨®n. Ese gol, en todo caso, m¨¢s que al guardameta espa?ol se le deber¨ªa reprochar al delantero Alfonso, que no salta desde su ubicaci¨®n en la barrera. Mendieta, Aranzabal y Helguera saltan en la barrera cuando el bal¨®n pasa justo por el agujero que deja Alfonso, que se queda clavado en el suelo. Ya en el tramo final, Ca?izares desvi¨® muy bien una falta endiablada de Djorkaeff, que bot¨® justo antes de la l¨ªnea de gol. Y s¨®lo al final, con toda Espa?a volcada sobre Barthez, el meta valencianista abandon¨® su guarida para jugar un par de veces con los pies desde fuera del ¨¢rea grande.
Los balones bombeados de Francia fueron una amenaza constante. En parte por la envergadura de sus delanteros galos; en parte porque Ca?izares no sali¨® m¨¢s que una sola vez, que despej¨® de pu?os. El resto, atr¨¢s. Pegado a la cal. No es extra?o, pues, que el seleccionador franc¨¦s, Roger Lemerre, se hubiera apercibido de ese defecto del guardameta espa?ol: "Juega m¨¢s bien retrasado y eso nos podr¨ªa beneficiar", declar¨® antes del encuentro.
Debido a la desacertada actuaci¨®n de sus porteros -Molina en el primer partido y Ca?izares en los tres siguientes-, Espa?a siempre ha ido a remolque en el marcador con la excepci¨®n del d¨ªa de Eslovenia. Ante Noruega no hubo reacci¨®n. Ante Yugoslavia, Espa?a se salv¨® en la campana y ante Francia anduvo muy cerca.
En el polo opuesto que Molina, que abandona su arco pase lo que pase, a veces innecesariamente, a Ca?izares le gusta jugar pegado a su porter¨ªa. Molina err¨® ante Noruega por todo lo contrario. Sali¨® hasta muy cerca de la l¨ªnea del ¨¢rea grande, y all¨ª su salto se qued¨® corto, lo que aprovech¨® el centrocampista Iversen para cabecear desde muy lejos a gol. Esa cantada le cost¨® el puesto a Molina, que se despidi¨® ese d¨ªa del torneo. M¨¢s indulgencia ha tenido Camacho con Ca?izares, quiz¨¢ porque sus errores no han sido tan clamorosos como el del meta valenciano del Atl¨¦tico.
Algunos apostaron entonces por la entrada del joven guardameta del Real Madrid Iker Casillas. Camacho, sin embargo, no se atrevi¨® a cambiar dos veces de portero, una demarcaci¨®n muy refractaria a las variaciones. El seleccionador lleg¨® a la Eurocopa sin la titularidad definida bajo palos y al final ha sido un factor decisivo. Ninguno de los tres arqueros ha tenido la suficiente jerarqu¨ªa.
No ha habido un Zubizarreta, ni tampoco un Arconada, valores seguros para los seleccionadores de turno. En otras selecciones, por contra, s¨ª hubo un hombre de esas caracter¨ªsticas, sobre todo en Italia, donde Toldo, que lleg¨® a la Eurocopa como suplente de Buffon, se ha convertido en una referencia ineludible. Tambi¨¦n Barthez est¨¢ completando un buen campeonato con Francia, mientras que Van der Sar es indiscutible en Holanda. Caso aparte es el portugu¨¦s Baia, que combina grandes paradas -el penalti que le detuvo al turco Arif-, con frecuentes muestras de inseguridad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.