De profesi¨®n, veedor
Toda las empresas, en este caso los asesores taurinos contratados para la plaza de toros de Santander, cuentan con un personaje en la sombra, el veedor de toros. Es sin duda este personaje de los asesores de la plaza un lince. No le bast¨® con traer un saldo de Alcurruc¨¦n, una impresentable corrida de El Pilar, para que ayer nos trajera seis bueyes de Garcigrande.En todas las ganader¨ªas existen toros de mayor o menor nota, de mayor o menor presencia. Yendo con tiempo para rese?arlos, y me consta que en Santander se hace con el tiempo debido, debiera de saltar al ruedo algo digno de una plaza y de una afici¨®n centenaria. Claro que igual toda la culpa no es del veedor porque las figuras tienen un contraveedor que seguramente ser¨¢ el que al final arregle todo a gusto de la figura que representa y los dem¨¢s a callar.
Garcigrande / Joselito, Tom¨¢s, Rueda
Toros de Garcigrande, 1? y 2? inv¨¢lidos; 3?, 5? y 6? mansos; 4? noble.Joselito: estocada desprendida y trasera (saludos tras ovaci¨®n); pinchazo, estocada (oreja). Mat¨® el 3? por cogida de Rueda. Jos¨¦ Tom¨¢s: pinchazo, media trasera, dos descabellos -aviso- (divisi¨®n); media tendida (silencio). El 6? que mat¨® en sustituci¨®n de Rueda, estocada trasera (palmas). Ingres¨® en la enfermer¨ªa el diestro Diego Rueda con un puntazo en el gemelo izquierdo. Plaza de Santander, 25 de julio. 4? corrida de feria. Casi lleno.
Con este material y la plaza casi llena el p¨²blico y los aficionados tuvieron que soportar una sopor¨ªfera tarde de bueyes.
Diego Rueda es un torero de la tierra que torea muy poco, m¨¢s bien nada. Cada vez que el hombre se viste de luces es como si reapareciera. Toreando tan poquito los dineros son escasos. Hizo el esfuerzo de contratar a El Chano para la brega, lo cual fue un acierto importante, pero descuid¨® la contrataci¨®n de los dos banderilleros que faltaban para completar la cuadrilla. ?stos por su aspecto f¨ªsico, uno tan grande y tan gordo y el otro tan bajito y delgado hizo que la siempre aguda visi¨®n del p¨²blico les comparara con el conocido d¨²o de humoristas los Sacapuntas. Esta situaci¨®n tragic¨®mica se produce en el tercio de banderillas y en el que los actuantes referidos salen premeditadamente a poner las banderillas de una en una, que es como se hacen. A lo que hay que unir gestos de terror, carreras con los consiguientes saltos al olivo. Todo esto dej¨® m¨¢s que avisado al toro para el tercio final.
La necesidad, madre del atrevimiento, junto a la falta de oficio, hizo que Diego Rueda pisara una raya desconocida para ¨¦l. Al cambiarse la muleta a la mano izquierda fue enganchado y lanzado al aire, y en el suelo recibi¨® cuatro ga?afones y libr¨¢ndose milagrosamente de un percance mucho m¨¢s grave. El toro Cantaor que as¨ª se llamaba el causante de la cogida fue muerto por Joselito.
Joselito fue recibido con respeto a pesar de la bronca de ayer. Su primer animal, un toro noble pero inv¨¢lido, sirvi¨® para la reconciliaci¨®n con el p¨²blico, incluso se le vio humano a la hora de brindar a los componentes m¨¢s bajitos del espect¨¢culo de El bombero torero. Su trasteo inicial y las series que siguieron ten¨ªan la importancia de lo que puede ser un entrenamiento en un tentadero. Pero ya se sabe, que como aquello ni mocha ni muerde, se puso pesado y termin¨® aburriendo. Iba a ser en su segundo el reencuentro con la afici¨®n, contando para ello con el toro m¨¢s potable de la tarde. Brind¨® al p¨²blico. Su faena de menos a m¨¢s fundamentada mayormente en la mano derecha fue del agrado del respetable, aunque para el aficionado qued¨® a falta de sitio y mano izquierda. Entr¨® a matar se?alando un pinchazo, que lo sinti¨® m¨¢s el p¨²blico que el espada. Algunos aficionados se echaron a temblar. Lo de Joselito era de vuelta al ruedo. Pero claro, es que en esta plaza no se sabe qui¨¦n dirige la t¨®mbola de los trofeos. Termin¨® de un ca?onazo en buen sitio, pero sin marcar ning¨²n tiempo. Jos¨¦ Tom¨¢s har¨ªa bien en volver a su plaza de Madrid, y al resto de primera, donde la responsabilidad est¨¢ m¨¢s presente.
Esta ausencia voluntaria, por los motivos que sean del diestro de Galapagar est¨¢ haciendo que coja los modos, maneras y modales de los pegapases. Al menos, es lo que ofreci¨® esta tarde. Bien es cierto que le toc¨® el peor lote. Valor demostr¨®, pero todo lo que intent¨® lo hizo sin pisar el sitio al que nos ten¨ªa acostumbrados. Ap¨¢tico, quiz¨¢ cabreado con su mala suerte. Menos mal que como en esta feria repiten las figuras tiene una nueva oportunidad.
Babelia
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