La hora del escalador
Heras inicia una nueva vida profesional despu¨¦s de adjudicarse la Vuelta: ahora sue?a con correr junto a Armstrong
Ambicioso
El tiempo de los escaladores se termin¨® hace a?os. Se detuvo en 1989, en lo que a la historia de la Vuelta se refiere. Cuando Pedro Delgado -ya veterano, totalmente pulido y reciclado- gan¨® su ¨²ltima gran carrera acompa?ado por los colombianos Fabio Parra y ?scar Vargas. Desde entonces, se dice, el ciclismo moderno requiere de ciclistas modernos, es decir, con un nivel alto en todos los terrenos: la monta?a, el llano y el pulso con el reloj. As¨ª se sientan las bases de un campe¨®n. Roberto Heras no es, al menos todav¨ªa, un ciclista moderno. Es un gran escalador, uno de los mejores despu¨¦s de Marco Pantani, s¨®lo que con cuatro a?os menos. En las contrarreloj, en cambio, sufre como un condenado. Ha progresado, pero no lo suficiente para que, de momento, pueda aspirar a lo que todo ciclista: ganar un Tour.
?l, sin embargo, sigue so?ando. Con su triunfo en la Vuelta, ha nacido un nuevo Heras. Un ciclista ambicioso, ganador y con ganas de crecer. Y que se replantea el futuro. Se ha arrimado al US Postal, el equipo de Lance Armstrong, y negocia un contrato de tres a?os. El bicampe¨®n del Tour, pese a sus 28 a?os, no se siente con apetito para prolongar su reinado en el ciclismo por mucho tiempo y quiere procurar a su equipo una sucesi¨®n sin traumatismos. Los intereses entre el americano y el espa?ol se conjugan.Heras sabe comportarse como un digno heredero. Ha relevado a Escart¨ªn dentro del Kelme y la nueva tentaci¨®n le atrae. Cree que junto a Armstrong puede mejorar en la contrarreloj, o sea, crecer como campe¨®n. Pero antes debe arreglar unos asuntos. Tiene contrato para dos a?os m¨¢s y el Kelme, despu¨¦s de dos d¨¦cadas sin ganar una gran Vuelta, quisiera conservar a su estrella. Ahora, en caliente, el patr¨®n del equipo, Pepe Quiles, piensa en retener al corredor, a pesar de que una cl¨¢usula del contrato con Heras le obliga a pagar un suplemento de 100 millones de pesetas por su victoria en la Vuelta. Cuando se calme la euforia y Quiles acuda al banco, podr¨ªa pens¨¢rselo. Adem¨¢s, la venta de Heras le reportar¨ªa 250 millones de pesetas. El patr¨®n del equipo, por otro lado, se destap¨® ayer con una agradable sorpresa para sus corredores: les entregar¨¢ 10 millones de pesetas de premio a repartir entre todos ellos.
Qui¨¦n le iba a decir a ¨¦l que a su alrededor se manejar¨ªan tales cifras. ?l, que durante sus primeros a?os hab¨ªa crecido a la sombra de otros corredores, en especial Santi Blanco. Los progresos de los dos bejaranos, en cambio, han seguido distintas rutas. Heras, tras una experiencia en el Pa¨ªs Vasco en el campo aficionado (la movilidad en el trabajo de su padre le oblig¨® tambi¨¦n a pasar parte de su infancia en Luanco, Asturias), ha ascendido en el escalaf¨®n paso a paso. Ingres¨® en el Kelme hace cinco a?os gracias a que termin¨® en la segunda posici¨®n en la ¨²nica Vuelta amateur que se ha organizado.
Con su cuerpo de escalador, menudo, con 60 kilos y 1,72 metros de estatura, ha aprendido pronto el arte de ganar etapas. A los 26 a?os, ya tiene una vitrina copiosa. Como su colecci¨®n de relojes. Se trata de una afici¨®n reciente (l¨®gico, por otra parte: le gustan los caros), como la de los coches deportivos. Mucho m¨¢s que sus viejas pasiones por los animales (hace a?os que un loro le anima las ma?anas) y la m¨²sica (se compra un par de discos compactos cada vez que pisa un aeropuerto).
El liderazgo en el Kelme ha permitido a Heras ejercer su car¨¢cter solidario. Nadie en su equipo habla mal de ¨¦l, a pesar de que sus compa?eros de habitaci¨®n soportan cada noche sus conversaciones en alto mientras sue?a. En el fondo, le deben favores por su sindicalismo. Durante la Vuelta de 1998, el manager del equipo entreg¨® la carta de despido a tres corredores cuando todav¨ªa faltaba por disputarse la ¨²ltima etapa. Heras, entonces con galones, pero no tantos, se plant¨® y amenaz¨® con dejar el equipo si los echaban. Alguno de ellos todav¨ªa contin¨²a, y qui¨¦n sabe si permanecer¨¢ en el Kelme m¨¢s a?os que su nuevo l¨ªder y jefe. Todo depende de ¨¦l y de sus ambiciones.
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