El drama de los refugiados XAVIER MORET
Cuando Josep Zapater (Barcelona, 1968) acab¨® la carrera de Filosof¨ªa en Barcelona se dio cuenta de que no le apetec¨ªa pasarse la vida entre libros y entre discusiones puramente te¨®ricas. Ten¨ªa ganas de tocar algo m¨¢s concreto, m¨¢s relacionado con las personas. Con este ¨¢nimo, hizo en Francia un reciclaje de Relaciones Internacionales y cuando lleg¨® el verano de 1992 carg¨® la mochila y se fue de viaje a la regi¨®n aut¨®noma de Nagorno Karabaj, entre Armenia y Azerbaiy¨¢n, que entonces pasaba por un momento conflictivo. "Mi intenci¨®n era conocer de cerca la situaci¨®n de los refugiados, ya que ten¨ªa previsto hacer una tesina sobre ellos", explica Zapater en un momento de calma entre dos viajes, en su piso de L'Hospitalet. "Aquello estaba en un momento l¨ªmite. Hab¨ªa 800.000 personas desplazadas y su situaci¨®n era muy dif¨ªcil. Fue un aprendizaje bastante duro".Aquel verano marc¨® el futuro de Zapater. Antes hab¨ªa hecho viajes de mochilero por Turqu¨ªa, Marruecos y otros pa¨ªses ex¨®ticos, pero el viaje a Nagorno Karabaj fue distinto. "All¨ª conoc¨ª de cerca la situaci¨®n de los refugiados y tambi¨¦n entr¨¦ en contacto con gente del ACNUR . Entonces me di cuenta de que a trav¨¦s de esta organizaci¨®n pod¨ªa ayudar a los refugiados".
Al cabo de dos a?os, involucrado ya de lleno en el ACNUR, Zapater volv¨ªa a embarcarse en un viaje lejano y marchaba hacia M¨¦xico, para colaborar en la ayuda a los refugiados de Guatemala que malviv¨ªan en el sur del pa¨ªs, en las regiones de Chiapas y Campeche. "?Por qu¨¦ me apetece trabajar en el extranjero?", se pregunta. "Pues porque ir fuera te permite cambiar de vida. Lo prioritario es trabajar con los refugiados porque me interesa la cuesti¨®n de los conflictos entre culturas y los procesos de reconciliaci¨®n. En segundo lugar, me gusta viajar y conocer culturas distintas. Y en tercer lugar, ¨¦ste es un trabajo agradecido, ya que tienes mucho contacto con la gente".
La expresi¨®n ayuda humanitaria desagrada a Josep Zapater. "Los refugiados, normalmente, son personas que han tenido que huir de su pa¨ªs", apunta. "No se trata, pues, de una cuesti¨®n de ayuda humanitaria, sino de derechos humanos. Por televisi¨®n se ven las grandes colas que forman los refugiados en sitios como Albania o Timor, pero la otra cara de la moneda es que esos grandes desplazamientos suelen durar mucho. Se ha visto en Nagorno Karabaj, en Bosnia, en M¨¦xico... Cuando las c¨¢maras de televisi¨®n y los pol¨ªticos se van, entonces empieza de verdad el trabajo con los refugiados. Nagorno Karabaj ya no sale en las noticias, pero a¨²n hay all¨ª 800.000 personas desplazadas. Lo triste es que llega un momento en que los refugiados dejan de ser moneda de cambio entre los pol¨ªticos. Entonces su situaci¨®n se alarga y tiende a eternizarse, y es entonces cuando ves la miseria m¨¢s extrema, y no s¨®lo miseria f¨ªsica, sino tambi¨¦n moral".
En su primer destino como trabajador del ACNUR, Josep Zapater conoci¨® a fondo la crisis de Guatemala. "All¨ª es donde vi claramente que estos conflictos suelen durar muchos a?os. En Guatemala empez¨® a haber desplazados en 1982-83. En poco tiempo la cifra de refugiados lleg¨® a 200.000. Hasta 10 a?os despu¨¦s, en 1993, no empezaron a regresar y hasta 1998 no se establaci¨® en M¨¦xico un marco jur¨ªdico que les permit¨ªa quedarse si as¨ª lo prefer¨ªan".
Despu¨¦s de la experiencia en M¨¦xico, el siguiente destino de Zapater fue Bosnia. Se march¨® a Sarajevo en enero de 1999 y permaneci¨® all¨ª hasta abril de 2000. "Hay gente que va all¨ª con la intenci¨®n de ayudar durante un par de meses, pero no puede ser", explica. "Aquello no es un campo de trabajo y en dos meses no te da tiempo pr¨¢cticamente de hacer nada para el futuro de los refugiados. Hay que permanecer periodos largos porque no es f¨¢cil sensibilizar a la gente para que acepten el retorno de los refugiados. El primer a?o aprendes; el segundo, haces".
Zapater recuerda de su estancia en Bosnia que "el ritmo de trabajo era muy fuerte y las soluciones no eran f¨¢ciles". "La mayor¨ªa de los desplazados ocupan casas que son a su vez de otros desplazados que han tenido que huir. Es como el juego de las sillas", dice. "Y cuando las televisiones ya se han marchado, como siempre, es cuando empieza de verdad el trabajo de ayuda a los refugiados. Pero es importante saber que a cuatro a?os del final del conflicto s¨®lo un 10% de los refugiados han podido regresar a sus casas. Y es que la reconciliaci¨®n no es f¨¢cil, ya que es un proceso que puede llevar de 10 a 15 a?os. Hay muchos recelos, odios y heridas que no se cierran f¨¢cilmente. Adem¨¢s, negocias con las autoridades y los has de llevar a tu campo, que es el de la ayuda a los refugiados, pero ellos funcionan con par¨¢metros diferentes: '?Me votar¨¢n o no?', y cosas as¨ª".
Zapater, cuyo nuevo destino es desde este mes Colombia, donde realiza un programa de asistencia a desplazados, no se resigna a convertirse en un personaje sedentario. Los viajes, el irse lejos, contin¨²an marcando su vida. Y a todo esto, ?de qu¨¦ le ha servido la filosof¨ªa? Tras pensarlo un momento, dice: "Pues ayuda a comprender otras culturas, te abre la mente y te ense?a a entender los principios b¨¢sicos de las cosas". No es poco.
ACNUR, servicom.es/acnur
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