Un renacentista flamenco
Etiquetar a Manolo Soler no es f¨¢cil, como no resulta sencillo averiguar si un hombre orquesta es m¨¢s flautista que bater¨ªa. Soler es una especie de hombre orquesta capaz de invertir el mismo talento en un taconeo que en los toques del caj¨®n peruano. Bailaor o percusionista. Y antes cant¨® y toc¨® la guitarra, y luego compuso temas para Roc¨ªo Jurado o Carmen Sevilla. Un talentoso del flamenco capaz de brillar al mismo tiempo en todo lo que se propone, como aquellos renacentistas que inventaban un artefacto para volar y creaban una obra de arte con la misma facilidad pasmosa.Soler naci¨® en 1943 en el barrio de San Bernardo, uno de los n¨²cleos sevillanos con m¨¢s sabor popular y cierta querencia por amamantar toreros entre el vecindario. Debut¨® con 12 a?os, despu¨¦s de tres de aprendizaje en la escuela de baile de Adelita Domingo, en las galas juveniles que se celebraban en el teatro San Fernando. Al a?o siguiente se incorpor¨® a la compa?¨ªa de Manuela Vargas, en la que sigui¨® hasta que en 1960 cre¨® su propio ballet, con el que estuvo de giras internacionales durante una d¨¦cada.
Vivi¨® una infancia, como la de otros ni?os artistas de posguerra, marcada por el trabajo en un mundo, el flamenco, todav¨ªa lejos de su apogeo comercial y cerca de la servidumbre de los ricos. No hace mucho, en una entrevista, dec¨ªa de los puristas que estaban acostumbrados a "cantarle al se?orito". Y remachaba: "Eso se ha acabado".
Soler, a decir de algunos cr¨ªticos flamencos, se mueve en el terreno de la ortodoxia como marco de partida y, al mismo tiempo, se ha caracterizado por su af¨¢n rupturista e innovador. Incorpor¨® flauta, teclados y bajo y, sobre todo, fue uno de los pioneros en introducir el caj¨®n peruano en el flamenco, despu¨¦s de descubrirlo en un viaje a Per¨² con Paco de Luc¨ªa a comienzos de los ochenta.
Sobrado de modestia y humildad como la mayor¨ªa de los virtuosos, siempre aclara que no fue el introductor del caj¨®n -fue Rub¨¦n Dantas-, aunque s¨ª el que acabar¨ªa populariz¨¢ndolo con sus grabaciones. Su dominio lleg¨® hasta el extremo de que, durante la Bienal de 1996, estren¨® Por aqu¨ª te quiero ver, el primer espect¨¢culo del flamenco que cont¨® con el caj¨®n como protagonista. Hace un a?o, en la IV Convencion Nacional de Percusi¨®n, celebrada en Sevilla, present¨® A comp¨¢s, por el que recibi¨® el premio al disco revelaci¨®n instrumental, que concede la revista Flamenco Hoy.
Manolo Soler lleg¨® a la percusi¨®n un poco forzado, aunque se hab¨ªa familiarizado con los ritmos salseros durante una estancia de dos a?os en Caracas (Venezuela) junto a La Polaca en 1977. Pero la sustituci¨®n del taconeo por la percusi¨®n obedeci¨® en buena medida a sus problemas coronarios, que incluso le obligaron a abandonar la gira internacional que estaba realizando con Paco de Luc¨ªa. Le prohibieron el baile como una medida preventiva, as¨ª lleg¨® a la percusi¨®n aunque sigue sin despedirse del baile.
Una de sus met¨¢foras predilectas para definir a los puristas se la inspira su propio estado de salud. Dice que ¨¦l est¨¢ vivo, literalmente, gracias a los avances de la medicina. Del flamenco piensa lo mismo, de ah¨ª que arrope y se embarque con artistas j¨®venes como Israel Galv¨¢n y en espect¨¢culos atrevidos como La metamorfosis, estrenada en la actual edici¨®n de la Bienal.
Seguidor del Sevilla con mesura, tiene grandes dotes para la interpretaci¨®n -ha dicho que en el escenario le gustar¨ªa hacer una suerte de Charlot flamenco- y para re¨ªrse de s¨ª mismo, como s¨®lo hacen los inteligentes. En los ensayos de Los zapatos rojos, de Pepa Gamboa, donde interpretaba a un diablo y sal¨ªa vestido de rojo pasi¨®n, dec¨ªa que parec¨ªa el extintor del teatro.
Soler, al que un cr¨ªtico describi¨® como "un Robert de Niro tierno" por su aspecto duro, puede presumir de despertar simpat¨ªas a mansalva en un mundo donde los navajeos t¨¢cticos se suceden casi con la misma frecuencia que los discos del nuevo flamenco que pueden pincharse en discotecas. Los grandes, como Paco de Luc¨ªa o Camar¨®n -colabor¨® en los discos La leyenda del tiempo, Soy gitano y Potro de rabia y miel-, siempre se lo han rifado. Por el talento y la sencillez.
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