La 'marcha Radetzky' abre el siglo

Sin batuta y sin sonrisas, Nikolaus Harnoncourt (Berl¨ªn, 1929) entreg¨® a su p¨²blico la m¨²sica que de ¨¦l se esperaba: la Orquesta Filarm¨®nica de Viena inici¨® el nuevo siglo en tonos precisos, transparentes y menos dulzones que en todas sus anteriores versiones. La discogr¨¢fica Teldec, con la que Harnoncourt firm¨® el pasado junio un contrato de por vida, presentar¨¢ la grabaci¨®n del disco del Concierto de A?o Nuevo, un v¨ªdeo y un DVD en tiempo r¨¦cord, el pr¨®ximo 8 de enero.

'El arte es el mejor regalo de Dios. Amadlo tambi¨¦n en el nuevo milenio'. Con este augurio para un buen futuro, Harnoncourt, de espaldas a la orquesta, se dispuso a dirigir a los espectadores durante la Marcha Radetzky. Con tal destreza que, desde que existe el ritual vien¨¦s de A?o Nuevo, o sea, desde 1939, nunca se escuch¨® tan acertado acompa?amiento de palmas para los compases de la monumental obra de Johann Strauss padre, que, como siempre, sirvi¨® de clausura del concierto. Pero no s¨®lo. Porque tal y como lo hab¨ªa anunciado, Harnoncourt rompi¨® los gastados esquemas y present¨® tambi¨¦n al comienzo del concierto la misma composici¨®n marcial, pero en su versi¨®n original de 1848. Un gesto muy suyo el de invitar a escuchar desde una perspectiva desconocida una pieza muy popular.

En la misma l¨ªnea transcurri¨® todo el programa, en el que se incluyeron tres obras -Vals de Sch?nbrunn, J?gerslust y Danzas de Estiria- de Joseph Lanner, compositor vien¨¦s nacido en 1801 que en su tiempo compiti¨® en fama con Johann Strauss padre, pero por su muerte temprana qued¨® algo olvidado en la memoria musical. 'Cuando escucho a Lanner me parece que Haydn hubiese seguido componiendo', coment¨® Harnoncourt a la televisi¨®n.

En su selecci¨®n de obras de Johann Strauss llamaron la atenci¨®n t¨ªtulos como Polka electromagn¨¦tica y Polka electrofor, reverencia del compositor m¨¢s popular de fin del siglo antepasado al progreso de la t¨¦cnica. Para sacar a relucir lados genuinos, pero todav¨ªa algo ocultos, de uno de los m¨²sicos m¨¢s divulgados de todos los tiempos, Harnoncourt inst¨® a los filarm¨®nicos a poner de relieve la lentitud en los momentos m¨¢s nost¨¢lgicos de Johann Strauss, les pidi¨® que rescataran los acentos irregulares que fueron aplanados con el tiempo y tambi¨¦n quiso que, 'cuando la partitura original lo requiriera, nadie dudase en tocar pianissimo, para que le crezcan los o¨ªdos a los espectadores'.

Pese a su seriedad, el maestro, que dirigi¨® por vez primera el Concierto de A?o Nuevo, no logr¨® evitar que se gastara alguna broma. Para sorpresa del p¨²blico, al concluir la Polka de Lucifer, el segundo oboe apareci¨® en medio de una nube de humo disfrazado de diablo. En la retransmisi¨®n por televisi¨®n, que lleg¨® a 48 pa¨ªses, el ritual de valses celebrado en el Sal¨®n de Oro del Musikverein de Viena se pudo ver mezclado con filmaciones almibaradas del palacio de Sch?nbrunn y del Danubio, as¨ª como con escenas de ballet del core¨®grafo de la ?pera de Viena Renato Zanella.