'La industria del porno es como una gran familia'
Pregunta. Tiene gracia que la empresa de cine porno para la que trabajas est¨¦ tan cerca del tanatorio de Sancho de ?vila, ?no?
Respuesta. Bueno, es lo que hay. El amor y la muerte. Eros y T¨¢natos.
P. Veo que todo el mundo va vestido y trabaja aplicadamente frente al ordenador.
R. Yo no s¨¦ qu¨¦ ideas tiene la gente sobre este oficio. Este es un negocio como cualquier otro, y un negocio en el que tampoco te forras. M¨ªrame a m¨ª: vivo de alquiler en un cuchitril y a veces tengo problemas para llegar a fin de mes. Menos mal que no tengo vicios caros: con unas cervezas voy que chuto.
P. ?C¨®mo te metiste en esto?
R. Viv¨ªa en Madrid y trabajaba en Getafe, que es uno de esos sitios horribles que hay en la periferia. Daba clases de secretariado y asuntos de oficina en general: mecanograf¨ªa, estenotipia y esas cosas. Primero, a mayores de 25 a?os, que era gente bastante agradable; pero luego me cayeron unas bestias pardas de Formaci¨®n Profesional que no hab¨ªa quien las aguantara. El d¨ªa en que me robaron el radiocasete del coche me dije: 'Que los zurzan', y me vine de vacaciones a Barcelona, donde viv¨ªa un hermano m¨ªo. Eso fue en 1981, y aqu¨ª sigo... Supongo que entr¨¦ en esto por un amigo de mi hermano, Jos¨¦ Mar¨ªa Ponce, con el que me li¨¦. Estuvimos 18 a?os juntos, y a¨²n somos buenos amigos.
El d¨ªa que sus alumnos le robaron el radiocasete del coche, la profesora de FP Mar¨ªa Cuadrado se convirti¨® en la actriz porno Mar¨ªa Bianco
P. Ponce es nuestro m¨¢s reputado director de cine porno. ?A¨²n conserva aquella esclava tan vistosa que ten¨ªa hace un tiempo?
R. A Ponce siempre le ha gustado el rollo sadomasoquista. Lo primero que hicimos juntos fue, precisamente, una revista llamada Sadomaso. A m¨ª me divert¨ªa la parte visual: el cuero, las cadenas, las capuchas... Y no te negar¨¦ que siempre he tenido cierta afici¨®n al fetichismo del pie. Lo de que me den de bofetadas ya no lo tengo tan claro. Hay algunos sectores de este negocio que me dan una cierta grima. La zoofilia, por ejemplo. ?Hay que estar tarado para tirarse a un pobre bicho que lo ¨²nico que quiere es salir corriendo y que le dejes en paz! Cuando veo a un perro, lo que me sale es acariciarle la cocorota, no meterle mano.
P. Ponce y t¨² fuisteis pioneros del porno nacional.
R. Mucha tradici¨®n no hab¨ªa, no. Tienes a los hermanos Ba?os, que son los que hac¨ªan aquellas peliculitas con las que se solazaba su majestad don Alfonso XIII. Tienes a Jes¨²s Franco y a su parienta, Lina Romay. Y poca cosa m¨¢s. Cuando empezamos, pon¨ªamos anuncios pidiendo actores y actrices y no se presentaba nadie. Por eso me puse yo delante de la c¨¢mara: porque no hab¨ªa nadie m¨¢s.
P. ?Nunca hubo problemas de celos entre vosotros?
R. Esto es un trabajo como cualquier otro. Es como trabajar... no s¨¦, en correos, por ejemplo. Con dos diferencias: que en vez de pegar sellos pegas polvos y que te diviertes m¨¢s. Tambi¨¦n es un negocio muy familiar. Tanto en un sentido literal, pues hay empresas en las que trabajan el padre, el hijo, la cu?ada y el sobrino, como en el figurado: Ponce y yo tenemos actores y actrices criados a nuestros pechos que nos quieren como si fu¨¦ramos sus padres. En ese sentido, Boogie nights es una pel¨ªcula que refleja muy bien la realidad. Ponce y yo nos sentimos muy identificados con Burt Reynolds y Julianne Moore. La verdad es que nuestra industria del porno es como una gran familia.
P. Creo que las feministas no piensan lo mismo.
R. Este mundo trata mejor a las mujeres que a los hombres. Lo puedes comprobar en los rodajes. A las chicas se las mima, se les pone un albornoz para que no se resfr¨ªen, se les pregunta si quieren tomar algo. Mientras que a los t¨ªos se les suele considerar como un miembro viril con patas y se les trata de cualquier manera, lo cual me parece injusto. En cualquier caso, est¨¢ bien que haya por lo menos un sector laboral de la sociedad que trate bien a las mujeres. Por lo general, se nos paga menos que a los hombres en todas partes y se nos trata fatal.
P. Cada vez act¨²as menos y te concentras m¨¢s en asuntos como la direcci¨®n o la producci¨®n, ?no?
R. Hay que evolucionar, supongo. Pero no tengo el morro de considerarme una directora o una productora. Tampoco me considero una actriz, aunque haya tenido breves papelitos en pel¨ªculas como Los sin nombre, de Jaume Balaguer¨®, y Viaje a la luna, de Frederic Amat. Suelo aparecer en cortos de esos en los que nadie cobra.
P. La transici¨®n del cine porno al, digamos, normal no es f¨¢cil. F¨ªjate en Traci Lords, que a lo sumo la ves en una charlotada de John Waters, o en Suzanne Sommers, que anuncia aparatos gimn¨¢sticos en la teletienda.
R. Perdona, Traci Lords sal¨ªa en Melrose place.
P. Ya, pero...
R. S¨ª, parece que a la sociedad le gusta recordarles su pasado. La misma sociedad que dice que todo el cine porno es igual y luego se traga birrias como Tigre y drag¨®n, que no es m¨¢s que una de Bruce Lee con pretensiones, y dice que es una obra maestra.
P. ?C¨®mo definir¨ªas al p¨²blico del cine porno?
R. Creo que hay dos grandes sectores: los que se ponen un porno en el v¨ªdeo para mene¨¢rsela, con lo que con 10 minutos de proyecci¨®n van que se matan, y los que ven las pel¨ªculas enteras porque les gusta el g¨¦nero. ?stos est¨¢n al corriente de todo lo que pasa y creen en el star system. Es un sector de freaks, evidentemente, como el de los aficionados a los tebeos o a las pel¨ªculas de terror, pero no lo digo en un sentido peyorativo: yo tambi¨¦n soy bastante freak.
P. ?Qu¨¦ tal se tom¨® tu familia que te dedicaras a esto?
R. Est¨¢n curados de espantos.
P. No lo dir¨¢s por tu hermano mayor, Jes¨²s Cuadrado, prestigioso estudioso de la cultura popular que acaba de publicar una edici¨®n corregida y aumentada de su imprescindible diccionario de la historieta espa?ola.
R. Mi madre hab¨ªa actuado en funciones de teatro de aficionados que dirig¨ªa mi padre. No les asusta ning¨²n sector del mundo de la far¨¢ndula.
P. En la era del v¨ªdeo, ?va alguien a las salas porno?
R. Pocos. Y los que van se lo montan en el patio de butacas y consideran que lo que hay en la pantalla es como un cuadro de su saloncito.
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