El gran deseado
Si las pr¨®ximas elecciones vascas son, ciertamente, decisivas y cruciales ello es consecuencia de la firmeza del PP que, tras la mayor¨ªa absoluta, troc¨® la colaboraci¨®n ingenua con el PNV de la primera legislatura en confrontaci¨®n rotunda. Una apuesta tan fuerte como la que ha hecho el PP, valerosa y arriesgada al tiempo, lanzando a la arena electoral a su pol¨ªtico mejor valorado y a quien desv¨ªa de otros posibles menesteres significa que el PP (y los espa?oles con ¨¦l) puede ganar mucho o perder mucho el 13 de mayo.
Esta pol¨ªtica popular tiene dos marcas de identidad. La primera, un discurso fuertemente anti-nacionalista y anti-PNV, partido que, tras pactar con ETA en el verano de 1998, se hizo responsable de una infame y cu¨¢druple traici¨®n a sus electores, a sus antiguos aliados, a sus obligaciones constitucionales y estatutarias y a la misma democracia, y al que se responsabiliza de la p¨¦rdida de las libertades. Y, en segundo lugar, la hip¨®tesis de que la palanca para cambiar ese estado de cosas est¨¢ en Ajuria Enea y no en La Moncloa, lo que pasa por ganar las elecciones. Los protagonistas del combate, ag¨®nico como pocos y dramatizado por la calculada secuencia de asesinatos de ETA, eran el PNV y el PP, respaldados por sus gobiernos respectivos, Vitoria y Madrid. Y as¨ª, con la emergencia del frentismo, el socialismo vasco quedaba emparedado y sin orientaci¨®n, dudoso entre la repetici¨®n de viejos tripartitos, ya imposibles, o el camino en solitario.
Pero nada une m¨¢s que la com¨²n amenaza, y socialistas y populares vascos han tenido que aprender a convivir solidariamente con el terror y el chantaje. Ha sido el socialismo vasco, en contra de otras sensibilidades, comprensibles pero fuera de lugar, el impulsor de la dif¨ªcil firma del Pacto por las Libertades, arrancado por Rodr¨ªguez Zapatero al PP. Con ello, el PSOE romp¨ªa su aislamiento y pod¨ªa comenzar una segunda fase: la de matizar la agresividad del discurso haciendo bajar el Pacto por las Libertades del monte anti-nacionalista al que se hab¨ªa subido.
La campa?a electoral vasca comienza de iure el pr¨®ximo viernes, pero se inici¨® tan pronto como EH retir¨® su apoyo al PNV. Pues bien, la din¨¢mica electoral huye de la polarizaci¨®n y el fragmentado mapa pol¨ªtico vasco no la facilita tampoco. Y si hasta el d¨ªa 13 debemos deslegitimar el nacionalismo racista de Arzalluz, no podemos hacerlo alienando a potenciales electores o haciendo imposible la gobernabilidad el d¨ªa 14. Pues esa noche electoral, y en eso consiste la democracia, quedar¨¢n pol¨ªticamente lavados todos los pecados del pasado y los diputados del PNV lo ser¨¢n con la misma legitimidad que los de cualquier otra formaci¨®n. De modo que si la campa?a refuerza un discurso de centro, que sigue siendo el gran semillero de votos, la perspectiva post-electoral lo refuerza aun m¨¢s, con lo que el PS vasco ha pasado de ser el gran rechazado al ser el gran deseado.
Pero es que, adem¨¢s, el socialismo vasco est¨¢ haciendo una gran campa?a electoral separando claramente tres discursos que el PP confunde con frecuencia: el anti-terrorista, el anti-PNV y el anti-nacionalista. Los electores del PNV no son Arzalluz e Ibarretxe no es ETA, y que siga siendo el pol¨ªtico mejor valorado de Euskadi muestra claramente que nuestros argumentos no han sido tan buenos como cre¨ªamos. Pues s¨®lo hay un modo de ganar elecciones: ganando electores. La situaci¨®n vasca permite que numerosos nacionalistas decidan abstenerse ante el evidente fracaso de la apuesta soberanista de Ibarretxe, o incluso den su apoyo a otro partido. Pero tienen que sentir que ese otro partido les es pr¨®ximo.
Una tarea para la que el socialismo vasco cuenta con el apoyo de una tradici¨®n de colaboraci¨®n y proximidad con el nacionalismo. Para la que cuentan tambi¨¦n con el federalismo, que es tradici¨®n hist¨®rica del socialismo espa?ol. Y para la que cuentan, finalmente, con el apoyo nada desde?able de la propia Constituci¨®n, que define Espa?a como una naci¨®n plural y compuesta, tema que ha desaparecido del discurso del PP. El PSOE est¨¢ tendiendo una mano que puede ser estrechada. Yo creo que podemos ganar las elecciones del d¨ªa 13, y los sondeos y la campa?a parecen caminar en esa direcci¨®n. Pero la colaboraci¨®n del PP con el PSOE debe ser tan generosa como ha sido la de ¨¦ste.
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