La final tendr¨¢ su final¨ªsima
El Tau recurre a Bennett, la paciencia y Timinskas para forzar el definitivo partido ante el Kinder
?Por qu¨¦ estas diferencias? ?Por qu¨¦ cada partido lo gana un equipo distinto y por una ventaja de 20 puntos? ?D¨®nde hay que escarbar para encontrar una explicaci¨®n? Qui¨¦n sabe. Hay mil matices, mil razones. O ninguna. Nadie termina de entender esta peculiar ley del p¨¦ndulo. El caso es que la final de la Euroliga tendr¨¢ su final¨ªsima. Habr¨¢ un quinto y definitivo partido en Bolonia.
Se cumpli¨® la norma de esta eliminatoria, por la que los partidos pares los gana el equipo local, y de paliza. El Tau esta vez s¨ª encontr¨® su juego. Encontr¨® f¨®rmulas para anular a Ginobili -no tanto a Griffith- y, sobre todo, se centr¨® en s¨ª mismo. En explotar lo suyo: la fe, la concentraci¨®n defensiva, la creatividad de Bennett y algunas otras individualidades que redondearon el partido. Ahora, qui¨¦n se atreve a dar un ganador seguro el d¨ªa 10 en Bolonia.
El Tau no ten¨ªa nada que hacer en este cuarto partido sin antes cambiar dos puntos cruciales con respecto a lo ocurrido 48 horas antes: la paciencia y el rendimiento del base. Dos cuestiones distintas, pero muy unidas. El Tau, a la fuerza, depende de Elmer Bennett. Cuando tiene el apoyo de Chris Corchiani, Bennett juega con red. Si se estrella tiene quien le salve. Pero en este partido y en los anteriores, el base suplente no estaba a¨²n a punto. Por tanto, una vez m¨¢s el equipo vitoriano quedaba en manos del titular. Bennett, aunque es capaz de anotar, no se caracteriza por sus puntos. ?l ofrece otras cualidades. Es lo que un base debe aspirar a ser. Hace mejores a sus compa?eros. El martes no los hizo mejores. Al contrario. Se contagiaron -y ah¨ª resid¨ªa la otra clave- de su impaciencia por anotar. Tambi¨¦n por m¨¦rito del Kinder, que meti¨® la prisa en el cuerpo de Bennett.
En el cuarto partido, sali¨® a la pista otro Bennett, es decir, otro Tau. M¨¢s paciente, m¨¢s ordenado, sin errores ni precipitaci¨®n. Lo dem¨¢s lleg¨® por a?adidura. Por ejemplo, los puntos del per¨ªmetro. De un d¨ªa para otro Foirest, Stombergas, y hasta el t¨ªmido Timinskas cambiaron su estad¨ªstica. Anotaron su respectivo triple en el primer tiempo, algo que no consiguieron en todo el tercer partido.
El Kinder aguant¨® el tipo al principio con Griffith y Ginobili, por lo visto, su pareja m¨¢s solvente y constante. Ettore Messina, sin embargo, tiene unas ideas que no siempre se acomodan al resultado. Decidi¨® dar un descanso al p¨ªvot americano cuando el equipo depend¨ªa de ¨¦l, y se cav¨® su propio hoyo. Fue la oportunidad que Victor Alexander esperaba para salir del anonimato. ?l lider¨® la sacudida baskonista. La final volvi¨® por su senda. Por la senda de los ant¨ªpodas. Un equipo, el Tau, lanzado y con 33 puntos, y otro, el Kinder, reducido a la mitad (17 puntos) en menos de 15 minutos de juego. Y eso que Griffith regres¨® para cargar en su cuerpo monumental todo el peso del equipo. Demostr¨® que es grande no s¨®lo en lo f¨ªsico, y tambi¨¦n listo. Incluso consigui¨® crear un halo de duda en el Tau y le someti¨® a una crisis pasajera.El Baskonia, sin embargo, recuper¨® ayer sus se?as de identidad, con un base repartidor (Bennett), un p¨ªvot anotador (Alexander), otro guerrillero (Oberto) y un alero soberbio, Timinskas, un tipo que dosifica sus apariciones pero que cuando lo hace asombra. Su mate un minuto antes del descanso puede resumir el choque. Fue la imagen del partido. Pero el lituano con cara de husky siberiano hizo de todo. Defendi¨® a todo aquel que se le puso delante, y el Kinder tiene mucho que defender. Desde que ¨¦l entr¨® en la cancha, Ginobili se fue apagando. Tambi¨¦n bot¨® el bal¨®n y desahog¨® a Bennett en los momentos de asfixia. Y rebote¨®, y no anot¨® casi todo lo que lanz¨®. Sin duda, su partido.
El Tau ense?¨® ayer todo, o casi todo, el elenco que le ha tra¨ªdo hasta la final. La diferencia se dispar¨® incluso a los veinte puntos (51-31, minuto 23). El Kinder se vio acorralado y a una situaci¨®n tan l¨ªmite trat¨® de poner remedios extremos. Messina sac¨® una defensa zonal. No es que sea algo extraordinario. Los dos equipos han recurrido a algo semejante durante la final, pero curiosamente siempre en casos de extrema urgencia. Y esta vez tuvo cierto efecto porque redujo la distancia a la mitad, a diez puntos (53-43). Pero el Tau ten¨ªa ayer m¨¢s deseo por ganar el partido. Su necesidad por no quedar eliminado result¨® m¨¢s poderosa que las ganas del Kinder por terminar la final en Vitoria y ahorrarse un quinto y peligroso partido. El Tau encontr¨® la v¨ªa de los triples para recuperar terreno y ya no dej¨® a su rival creerse m¨¢s la remontada.
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