'Habr¨ªa que ver cu¨¢ndo se ha prohibido hablar una lengua en Espa?a'
'Las palabras del Rey se sacaron de contexto. S¨®lo pretend¨ªan subrayar la circunstancia de una lengua que ya tiene diez siglos y casi 400 millones de hablantes'
Todos los temas de Espa?a, la lengua, el plagio y la escuela, uno y lo mismo, pasan por este despacho de Alcal¨¢, donde Pilar del Castillo trabaja desde hace un a?o. De las paredes cuelgan pinturas que tal vez se cuenten entre las m¨¢s horribles que haya visto un hombre. La ministra -y pintora- se apresura a explicar que a¨²n no ha tenido tiempo de descolgarlos. No es extra?o: tiene el mandato presidencial de cambiar, sigilosa y radicalmente, el sistema de ense?anza; y acaso el m¨¢s t¨¢cito y difuso de vertebrar pol¨ªticamente una nueva cultura de la derecha espa?ola.
Pregunta. ?Qu¨¦ idea tiene usted del poder despu¨¦s de ejercerlo durante un a?o?
Respuesta. Yo me he dedicado profesionalmente al estudio del poder pol¨ªtico, como profesional de la ciencia pol¨ªtica. Pues bien, lo que compruebas, cuando empiezas a conocer desde dentro, desde su ejercicio, c¨®mo funciona el poder pol¨ªtico, es que a las investigaciones sobre el poder que se hacen en el mundo acad¨¦mico les faltan muchos datos, much¨ªsima informaci¨®n. Me he dado cuenta de que hay un d¨¦ficit notabil¨ªsimo sobre las claves y la orientaci¨®n general de lo que deber¨ªa ser la investigaci¨®n politol¨®gica.
P. ?Qu¨¦ no sabe la academia sobre el poder?
R. Sabe muy poco, por ejemplo, sobre los procesos de decisi¨®n.
P. Sobre c¨®mo se toman las decisiones.
R. S¨ª, lo que en el argot acad¨¦mico entendemos por proceso. C¨®mo se toman las decisiones y qu¨¦ factores intervienen en la toma de decisiones. Ser¨ªa muy interesante que alg¨²n polit¨®logo analizara la relaci¨®n entre los diferentes miembros de un Gobierno y, especialmente, la relaci¨®n de los ministros con los dos ministerios clave, que en todo Gobierno son los de Hacienda y Administraciones P¨²blicas. El otro asunto poco y mal estudiado es el papel de los medios de comunicaci¨®n en la construcci¨®n de la realidad pol¨ªtica. Es evidente que una cosa es la realidad que se intenta construir desde la pol¨ªtica y otra muy diferente la realidad que se construye a partir de los medios.
P. ?Cree usted que los medios le han construido una realidad paralela en este a?o?
R. No, la verdad.
P. O sea, que ha controlado usted perfectamente el...
R. Se me echar¨¢n encima, pero creo que es as¨ª. Por factores diversos. En el problema de la educaci¨®n, por ejemplo, creo que hay una convergencia b¨¢sica en la sociedad espa?ola y en los propios medios sobre la existencia, precisamente, de un problema. Eso ha hecho que, en este asunto trascendental, y en lo sustantivo, no se hayan dado esas dos realidades.
P. Se ha propuesto usted modificar todo el sistema de ense?anza. ?Qu¨¦ pretende?
R. El objetivo ¨²ltimo es la calidad. En ense?anza secundaria, en formaci¨®n profesional, y en ense?anza universitaria. Hace alg¨²n tiempo, el problema era el acceso a la ense?anza de la poblaci¨®n. Pero ahora mismo, todos los adolescentes est¨¢n escolarizados hasta los 16 a?os. Y en la Universidad tenemos un mill¨®n y medio de estudiantes que, en t¨¦rminos relativos, es la cifra m¨¢s alta de Europa. Ahora viene la exigencia de calidad.
P. La palabra degeneraci¨®n se pronuncia, respecto al sistema educativo.
R. Soy muy consciente de que se pronuncia. En este a?o, he hecho algo muy importante para m¨ª: hablar, sin intermediarios, con los actores de la ense?anza. Con los profesores, con los directores de los colegios. Y me parece que he percibido con mucha nitidez los problemas.
P. El equipo del que se ha rodeado en el ministerio...
R. Perdone que le interrumpa. Iba a decirle antes que un factor decisivo en el control que hemos mantenido sobre la realidad ha sido la cohesi¨®n y la capacidad del equipo que he logrado constituir en las tres ¨¢reas del ministerio.
P. Se ha visto obligada a cambiarlo antes del primer aniversario.
R. Bueno, pero creo que los cambios no han alterado lo m¨¢s m¨ªnimo su coherencia.
P. ?Qu¨¦ sentido tiene, para la instituci¨®n y para s¨ª mismo, que el ex director de la Biblioteca Nacional Jon Juaristi s¨®lo haya estado unos meses en el cargo?
R. La Biblioteca funciona con una cierta velocidad de crucero. No atraviesa un periodo de grandes transformaciones. Hay unas constantes... que se mantienen m¨¢s all¨¢ de las personas.
P. ?El equipo del que se ha rodeado simboliza la emergencia de una nueva cultura en la derecha espa?ola?
R. No creo que haya que hablar de eso. Los perfiles ideol¨®gicos de la cultura han ido perdiendo nitidez, a causa de la actividad de la propia cultura y los procesos de conocimiento y reflexi¨®n. Ahora, respecto a los Gobiernos socialistas, la diferencia est¨¢ en que nosotros intentamos influir lo menos posible en la determinaci¨®n y la orientaci¨®n de los contenidos culturales. Nuestra voluntad es muy abierta. No hay una apuesta del Gobierno por favorecer unas determinadas l¨ªneas interpretativas sobre los conjuntos culturales.
P. ?No?
R. Yo creo que no, sinceramente.
P. ?No hay, por ejemplo, un fortalecimiento de una determinada identidad espa?ola, en t¨¦rminos hist¨®ricos o ling¨¹¨ªsticos?
R. Lo que yo creo es que hay un discurso m¨¢s subrayado en la idea de vertebraci¨®n.
P. ?Qu¨¦ quiere decir?
R. Quiere decir una puesta en com¨²n de lo que une a los espa?oles y no de lo que los separa. En el sistema pol¨ªtico, en la historia, en la propia idea de Espa?a.
P. Nacionalismo espa?ol, se?alan.
R. En absoluto. Se trata de subrayar lo que nos une, simplemente. El nacionalismo espa?ol no reconoce la pluralidad de culturas y hace de ellas un tratamiento agresivo o limitador o sancionador.
P. El reforzamiento de lo que une suele suponer el debilitamiento de lo que separa.
R. Es verdad que hay que encontrar un punto de equilibrio. Es la dificultad. Creo que estamos en ese equilibrio.
P. Hay episodios, como el de las palabras del Rey sobre la lengua castellana ('Nunca fue la nuestra lengua de imposici¨®n, sino de encuentro; a nadie se oblig¨® nunca a hablar en castellano'), en que el equilibrio parece perdido.
R. Las palabras del Rey se sacaron de contexto. S¨®lo pretend¨ªan subrayar la circunstancia de una lengua que ya tiene 10 siglos y casi cuatrocientos millones de hablantes. Lo que parece molestar a algunos es que se sit¨²e al castellano en lo que es, en su dimensi¨®n universal y en la historia que lleva detr¨¢s. Y quiero decirle otra cosa: cuando hablamos de las pol¨ªticas culturales en las autonom¨ªas, se suele olvidar que el ministerio hace grandes esfuerzos. El ministerio hace esfuerzos econ¨®micos, y de todo tipo, por potenciar, por apoyar las lenguas y las culturas particulares de las autonom¨ªas.
P. Sorprende que en ese esfuerzo no se incluyan facilidades para aprender catal¨¢n o cualquier otra de las lenguas espa?olas fuera de sus territorios aut¨®ctonos.
R. Se incluyen esas facilidades. Para estudiar esas lenguas en Espa?a y fuera de Espa?a. Una de las misiones del Instituto Cervantes es promover las clases en catal¨¢n. Ahora bien, otra cosa es la demanda que esas clases tengan. En todos los institutos Cervantes se ofertan clases en catal¨¢n. Pero, insisto, otra cosa es que haya quien quiera estudiar.
P. ?La frase que pronunci¨® el Rey sali¨® del ministerio?
R. Yo no voy a comentar nada sobre el origen de la frase.
P. Bueno, parece que se da por hecho que el Rey habla siempre por boca del Gobierno. Parece hasta legislado.
R. No, legislado, no. Pero, insisto, no voy a comentar nada sobre ese asunto.
P. ?Usted cree que la expansi¨®n de las lenguas es fruto de la violencia?
R. La historia est¨¢ llena de sometimientos y de violencias. La historia de Espa?a y Am¨¦rica est¨¢ llena de todo eso y tambi¨¦n est¨¢ llena de encuentros. Lo que distingue a la pol¨ªtica colonizadora espa?ola de la de otros pa¨ªses europeos es el mestizaje y la fusi¨®n cultural. Y eso es un elemento a no olvidar, singular y positivo.
P. Lo que no acab¨¦ de entender en las palabras del Rey es la voluntad de que el castellano quede al margen de una violencia hist¨®rica que han practicado ingleses, franceses... y hasta catalanes.
R. Ya le digo que las lenguas van con la historia del pa¨ªs. En un determinado momento la lengua puede ser tambi¨¦n un elemento que se trate de imponer. Pero no s¨¦ d¨®nde queremos llegar. No lo digo por sus preguntas, lo digo porque un debate como ¨¦ste es impensable en otros pa¨ªses europeos. No s¨¦ cu¨¢l es el fin ¨²ltimo del debate, se lo digo sinceramente.
P. El debate nace a partir de una frase que hace del castellano una lengua blanca.
R. No hay lenguas blancas, salvo la de aquellos pa¨ªses que no se han movido de su sitio.
P. Entonces, ?por qu¨¦ el Rey de Espa?a sostiene que el castellano es una lengua blanca?
R. La frase no se puede sacar de contexto. Decir o suponer que detr¨¢s de ella hay toda una teor¨ªa, es absurdo. Pero, vaya, yo no voy a discutir m¨¢s sobre un discurso del Rey, que ha pronunciado el Rey. El debate que se ha originado en torno a eso no tiene nada que ver con si el castellano es o no una lengua blanca. Tiene que ver con las aspiraciones pol¨ªticas de las ¨¦lites nacionalistas.
P. No est¨¢ tan claro. Si a usted hace medio siglo le hubiesen prohibido hablar su lengua materna, oblig¨¢ndole a hablar otra, y medio siglo despu¨¦s alguien le dijera que esa lengua que le obligaron a hablar no se identifica con ninguna forma de violencia, supongo que se sentir¨ªa herida y dir¨ªa que a usted s¨ª le impusieron con violencia esa lengua supuestamente blanca.
R. Habr¨ªa que ver cu¨¢ndo se ha prohibido hablar una lengua en Espa?a y con qu¨¦ intensidad.
P. ?Qu¨¦ quiere decir?
R. S¨ª, que cu¨¢ndo se ha producido esa imposici¨®n.
P. Se produjo despu¨¦s de la guerra civil, en Catalu?a y...
R. En Catalu?a se ha hablado catal¨¢n durante todo el franquismo.
P. No, no.
R. Hombre, que s¨ª... Que si no, no habr¨ªa sobrevivido.
P. No, no.
R. Digo sobrevivido... que habr¨ªa tenido m¨¢s dificultades.
P. La intimidaci¨®n lleg¨® hasta las salitas de estar de la burgues¨ªa.
R. Ya..., bueno, ustedes deben de conocerlo mejor. Pero lo cierto es que es una lengua que de todas maneras se ha seguido hablando.
P. Por la voluntad de los que la hablaban.
R. Bien. Lo que no me parece adecuado es que se utilice una frase del Rey para promover debates que no se adecuan al contexto en que esa frase se ha pronunciado.
P. Pasemos a otro asunto infinitamente m¨¢s c¨®modo, cual es el plagio.
R. Ja, ja... Pasemos al plagio.
P. Plagiar parece feo y serio.
R. Compartido.
P. Usted ha escrito alg¨²n libro...
R. S¨ª, uno sobre la financiaci¨®n de los partidos. Y he participado en varios como editora; como editora, digo, en el sentido anglosaj¨®n del t¨¦rmino.
P. Supongo que no le gustar¨ªa demasiado que alguien descubriera plagios en sus trabajos.
R. Para m¨ª ser¨ªa tremendo. Yo, con este asunto, he sido siempre muy cuidadosa.
P. Me sorprendi¨® un cierto tono indiferente en su defensa de Luis Racionero, el director de la Biblioteca Nacional, que copi¨® varios p¨¢rrafos de un libro sobre la historia de Grecia.
R. No, yo lo que dije es que lo que debe valorarse es el conjunto de la obra de una persona y no s¨®lo unas cuantas p¨¢ginas de uno de sus libros. Luego se da la casualidad de que todos los casos han ido apareciendo en el mismo sitio . Primero, Luis Alberto de Cuenca, que es secretario de Estado. Ahora, el director de la Biblioteca Nacional. Es un poco llamativo, ciertamente.
P. S¨ª, es muy llamativo.
R. Es llamativo que en un mismo medio y en relaci¨®n a personas nombradas por este Gobierno, se encuentre uno con eso. A m¨ª me parece que es un poquito llamativo. Que se hayan producido estas acusaciones y no se hayan producido otras.
P. Si tiene m¨¢s noticias...
R. A m¨ª me llama la atenci¨®n. Un espectador distanciado pensar¨ªa, pues vaya, Luis Alberto de Cuenca, poeta reconocido, escritor desde hace muchos a?os, lo nombran secretario de Cultura y ?zas! Luis Racionero, director del Instituto de Espa?a, con una muy larga vida profesional, nadie dijo nunca nada sobre ¨¦l, y cuando le nombran director de la Biblioteca, ?zas!
P. ?Plagiar es una corrupci¨®n?
R. Desde luego.
P. Pues insisto en que lo que ha dicho usted sobre Racionero parece m¨¢s bien defensivo.
R. Yo lo que digo es que Racionero es un hombre con una obra amplia, reconocida, que ha recibido premios notables...
P. Perm¨ªtame que le muestre este p¨¢rrafo del ¨²ltimo premio de Racionero. .
R. ?...?
P. Ahora, comp¨¢relo con este otro p¨¢rrafo, de Ciencia y religi¨®n, un libro de Ken Wilber .
R. ?...?
P. ?Y bien?
R. No me haga usted pronunciarme ahora sobre esta cita.
P. No es el resultado de una investigaci¨®n laboriosa. Racionero es un hombre que ha le¨ªdo. Pero estos procedimientos forman parte de su m¨¦todo de trabajo, desde siempre.
R. Yo creo que es un hombre adecuado para dirigir la Biblioteca y, en las circunstancias actuales, voy a mantenerle en el cargo.
Una mujer entre la bohemia y la burgues¨ªa
PILAR DEL CASTILLO tiene 48 a?os y algunas de las caracter¨ªsticas -entre ellas la afabilidad y la energ¨ªa- de la generaci¨®n Boba, que, como su nombre indica, trata de reunir en un mismo sujeto sint¨¦tico a Bohemios y Burgueses. Los Bobos son el resultado hist¨®rico de la dial¨¦ctica hegeliana aplicada al encontronazo entre hippies y yuppies; ricos y listos, los Bobos est¨¢n a punto de alcanzar una de las m¨¢s ¨¢ureas utop¨ªas del hombre, esto es, la reconciliaci¨®n definitiva entre el coraz¨®n y la cartera. Su lado burgu¨¦s lo definen sin mayor dificultad sus or¨ªgenes familiares y sociol¨®gicos. En cuanto al lado bohemio, hay que anotar su afici¨®n a la pintura: la ministra pinta, en un estilo influido por De Chirico y sus planes metaf¨ªsicos: 'La pintura me absorbe al cien por cien', explica, 'y por eso ahora no pinto: ser¨ªa incapaz de dedicarme a ella como una afici¨®n de domingos por la tarde. En cuanto a Chirico, la contemplaci¨®n de sus obras me deja en una situaci¨®n de navegaci¨®n, sin una idea muy precisa de lo que hacen sus figuras y de lo que hago yo misma en sus mundos'. Su lado bohemio se remite tambi¨¦n a la pol¨ªtica y al pasado: con 20 a?os milit¨® en Bandera Roja, una escisi¨®n ilustrada y muy famosa del comunismo espa?ol, y despu¨¦s de pocos meses volvi¨®, como la mayor¨ªa de banderas, al seno del Partido Comunista. El abandono de ese mundo empezar¨ªa a formalizarse en 1977, poco despu¨¦s de las primeras elecciones democr¨¢ticas, y se har¨ªa definitivo tras su estancia de tres a?os en la Universidad de Columbus (Ohio), adonde la llevaron sus ambiciones intelectuales y una beca Fulbright. Pero su opci¨®n pol¨ªticamente m¨¢s bohemia fue, sin duda, la que tom¨® en 1986, al apoyar la operaci¨®n reformista de Miquel Roca y Antonio Garrigues Walker. Ciento y pico mil de ciudadanos espa?oles la acompa?aron en el intento. Hoy cuenta, ir¨®nica y sonriente, que estaban seguros de ganar: 'Y lo que pasaba es que s¨®lo trat¨¢bamos a gente de esos ciento y pico de mil'. En cualquier caso, no se ha limitado a ser una as¨¦ptica acad¨¦mica de la Ciencia Pol¨ªtica: su capacidad de experimentaci¨®n le ha llevado en menos de 25 a?os a votar al comunismo, luego al socialismo, luego al reformismo y, a partir de 1989, al PP. Aqu¨ª parece sentirse muy a gusto: aunque, tal vez por mandato sutil de la est¨¦tica Boba, se haya resistido hasta ahora a afiliarse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Declaraciones prensa
- Pilar del Castillo
- BNE
- VII Legislatura Espa?a
- Juan Carlos I
- Discursos Reales
- Luis Racionero
- Ministerio de Educaci¨®n
- PP
- Bibliotecas nacionales
- Casa Real
- Bibliotecas p¨²blicas
- Ministerios
- Legislaturas pol¨ªticas
- Gente
- Bibliotecas
- Gobierno
- Partidos pol¨ªticos
- Servicios informaci¨®n
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Sociedad
- Cultura