La industria de la energ¨ªa de EE UU se lanza a inversiones r¨¦cord contra la crisis
Bush pretende aumentar la producci¨®n y no descarta construir nuevas centrales nucleares
La industria energ¨¦tica estadounidense se prepara para afrontar el mayor plan inversor de la historia del pa¨ªs, ampar¨¢ndose en el nuevo marco regulatorio que prepara la Administraci¨®n del presidente Bush para combatir una crisis que ha llevado al pa¨ªs a situaciones l¨ªmites de escasez como en el caso de California.
Los planes incluyen la construcci¨®n de entre 1.300 y 1.900 plantas de energ¨ªa el¨¦ctrica, lo que significa la construcci¨®n de una planta cada semana durante los pr¨®ximos veinte a?os.
S¨®lo en los pr¨®ximos 18 meses, las compa?¨ªas prev¨¦n poner en el mercado una capacidad de generaci¨®n adicional de 90.000 megavatios, una cuarta parte de las necesidades para satisfacer el crecimiento de la demanda energ¨¦tica hasta el a?o 2020, seg¨²n las previsiones del Departamento de Energ¨ªa.
Las grandes compa?¨ªas petroleras no van a ir a la zaga y planean invertir alrededor de 41.000 millones de d¨®lares (7,8 billones de pesetas) para iniciar casi 1.000 perforaciones.
Red de oleoductos
Sin embargo, las inversiones m¨¢s importantes se destinar¨¢n a crear una nueva red de oleoductos que llegue a 48 estados, y que permita transportar el crudo desde los nuevos yacimientos y, entre ellos, los del ?rtico, venciendo la controversia medioambiental gracias a las nuevas normas m¨¢s permisivas que prepara la Administraci¨®n. Para darse una idea de lo que significar¨¢ esa gigantesca red baste un dato: en los dos pr¨®ximos a?os se inaugurar¨¢n 14.400 kil¨®metros de oleoductos frente a los 3.032 kil¨®metros que se pusieron en servicio el a?o pasado, seg¨²n The New York Times.
Los nuevos suministros precisar¨¢n de la construcci¨®n de refiner¨ªas, ya que hace m¨¢s de 25 a?os que no se construyen ninguna nueva.
Las medidas para aumentar mayor producci¨®n ir¨¢n acompa?adas de medidas de ahorro energ¨¦tico tal y como anunci¨® Bush el pasado s¨¢bado en su alocuci¨®n radiof¨®nica, en la que habl¨® de 'un nuevo tipo de conservacionismo' que pasa por los incentivos fiscales y el uso eficiente de la energ¨ªa.
Adelant¨®, por ejemplo, que habr¨¢ menos impuestos para los veh¨ªculos h¨ªbridos que funcionan con gasolina y electricidad y aludi¨® a que se potenciar¨¢n los programas de investigaci¨®n orientados al control del consumo energ¨¦tico.
Estas vagas promesas no convencen al Partido Dem¨®crata y a los sectores m¨¢s preocupados con la defensa del medio ambiente. Responsables del Natural Resources Defense Council, recuerdan a Bush que un informe de su propio Departamento de Energ¨ªa demostraba que con medidas de ahorro y energ¨ªas renovables es posible cubrir el 60% de las necesidades de la naci¨®n en los pr¨®ximos 20 a?os.
A lo que no se refiri¨® el presidente Bush fue a la energ¨ªa nuclear, el secreto mejor guardado del plan aunque defendida con entusiasmo por el vicepresidente, Dick Cheney, bajo cuya direcci¨®n se ha elaborado la pol¨ªtica energ¨¦tica de la nueva Administraci¨®n.
El 20% de la energ¨ªa que usan los norteamericanos procede de 103 plantas nucleares, unas instalaciones tan controvertidas que desde 1973 no se ha presentado una solicitud para construir una sola central. Sin embargo, la energ¨ªa de origen nuclear goza de un vigor tal que ha sorprendido hasta a sus propietarios. No hace mucho, un Estado del Este iba a vender una central a un determinado precio a una compa?¨ªa el¨¦ctrica. Al trascender la noticia, otra compa?¨ªa cuadruplic¨® la oferta. El Estado ha decidido subastar la instalaci¨®n. Ante la crisis energ¨¦tica, centrales que hace poco ten¨ªan la etiqueta de malditas y apenas ten¨ªan valor se han convertido en activos valorados en miles de millones de d¨®lares.
Los partidarios de la energ¨ªa nuclear hacen notar lo barata que resulta, en particular ahora que ya se ha amortizado las descomunales inversiones en la construcci¨®n. Una profesora de Harvard hac¨ªa notar en The Washington Post que durante el pasado invierno el coste de la energ¨ªa el¨¦ctrica de origen nuclear (excluidos los gastos de amortizaci¨®n) era de 1,83 centavos por kilovatio/hora, frente a los 2,07 de la procedente del carb¨®n y los 3,52 (casi el doble que la nuclear) que supon¨ªa la derivada del gas.
Todo est¨¢ pendiente ahora de los planes que revele el pr¨®ximo jueves Bush, que aprovechar¨¢ su visita a una central el¨¦ctrica en Minnesota para hacer p¨²blica su pol¨ªtica energ¨¦tica de la que depende la econom¨ªa del pa¨ªs.
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