Zapatero busca el equilibrio entre Schr?der y Jospin
La propuesta sobre Europa del l¨ªder de los socialistas se coloca en el espacio entre las dos visiones dominantes
'Deseo que toda la socialdemocracia europea tenga un proyecto com¨²n'. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, el l¨ªder de los socialistas espa?oles, empez¨® el mi¨¦rcoles pasado con ese comentario la presentaci¨®n en Bruselas de su propuesta sobre el futuro de Europa. Su plan, de entrada, guarda un equilibrio entre los proyectos expuestos por el alem¨¢n Gerhard Schr?der y el franc¨¦s Lionel Jospin, como coinciden en asegurar varios expertos consultados en Bruselas. Se aproxima a Schr?der en la defensa de unas instituciones europeas fuertes, pero coincide con Jospin en un reparto de competencias menos federalista que el del canciller.
'Es cierto que se ha buscado ese equilibrio entre socialistas franceses y socialdem¨®cratas alemanes', reconoce el eurodiputado socialista Carlos Westendorp, que ha colaborado activamente en la redacci¨®n de la propuesta de Zapatero.
Defiende, como Schr?der, unas instituciones fuertes y, como Jospin, que se mantengan las competencias europeas actuales
Tambi¨¦n Enrique Bar¨®n, presidente del Grupo de los Socialistas Europeos en la Euroc¨¢mara, entiende que Par¨ªs y Berl¨ªn acabar¨¢n encontrando posiciones 'que seguramente se aproximar¨¢n' a los contenidos del plan de Zapatero.
Trinidad Jim¨¦nez, responsable de Pol¨ªtica Internacional del PSOE, se?ala que Jospin y Schr?der 'hablan de lo mismo' pese a las aparentes discrepancias destacadas estos d¨ªas en los medios de comunicaci¨®n. Tales discrepancias se derivan de dos hechos fundamentales. De un lado, tanto uno como otro han dibujado una Europa basada en los modelos de organizaci¨®n pol¨ªtica de sus propios pa¨ªses (federal en el caso del canciller, basada en el concepto del Estado en el caso de Jospin). De otro, ambos han hablado condicionados por sus pr¨®ximas campa?as electorales. En el fondo, las propias propuestas sobre el futuro de Europa aventuran un reparto del poder en la UE en el que los principales l¨ªderes defienden los intereses de su pa¨ªs.
Ni uno ni otro condicionante han pesado en Zapatero. Por el contrario, al lanzarse al ruedo se ha adelantado al Gobierno del PP, que adem¨¢s atraviesa ahora uno de sus momentos de menor prestigio en la UE tras el fiasco de la estrategia seguida en su pulso con Alemania a cuenta de los fondos europeos.
Al defender una Europa de corte federal, Schr?der potencia al Parlamento Europeo (controlar¨ªa el presupuesto de la UE), convierte el Consejo de ministros en una segunda c¨¢mara (como el Bundesrat alem¨¢n) y sit¨²a a la Comisi¨®n como 'un Ejecutivo' de la Uni¨®n. Eso s¨ª, exige la devoluci¨®n a los Estados de competencias tan importantes como la pol¨ªtica agr¨ªcola o la regional, es decir, las de mayor peso presupuestario que le reclaman los l?nder. Se trata de la Europa a la carta alemana.
Frente a ella, Jospin rechaza que los Estados se limiten a estar representados en una segunda c¨¢mara (por eso insiste en hablar de la Europa de los Estados-naci¨®n) y, sobre todo, a esa renacionalizaci¨®n de competencias.
Este ¨²ltimo aspecto, vital para pa¨ªses como Espa?a, es el que hace que la apuesta de Schr?der por una Federaci¨®n de Europa sea, en el fondo, menos comunitaria, menos europea, que la Europa de Estados-naci¨®n de la que habla Jospin.
Zapatero reh¨²ye la apuesta por la terminolog¨ªa -'no es tan relevante hablar de federalismo o de federaci¨®n de Estados naci¨®n pues ambos conceptos recogen la misma idea', dice en su propuesta-, pero evidentemente rechaza la renacionalizaci¨®n de esas pol¨ªticas y apuesta por un refuerzo de las instituciones comunes al citar, por ejemplo, que el papel de la Comisi¨®n debe ser 'el Gobierno y la gesti¨®n de las pol¨ªticas comunes'.
Tambi¨¦n se aproxima m¨¢s al l¨ªder socialista franc¨¦s en su visi¨®n sobre el futuro funcionamiento del Consejo (con unos ministros establecidos permanentemente en Bruselas), el impulso a la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria y la creaci¨®n de un Gobierno econ¨®mico europeo o la defensa del papel pol¨ªtico de la UE en pol¨ªtica exterior.
Delimitaci¨®n de competencias Con el canciller, las coincidencias son tambi¨¦n importantes: la creaci¨®n de una polic¨ªa europea, el desarrollo de la colaboraci¨®n judicial o la delimitaci¨®n clara de competencias entre las instituciones europeas y los Estados.
Los tres, de otra parte, coinciden en cap¨ªtulos de tanta trascendencia como la defensa de una Constituci¨®n para Europa (siempre tendr¨¢n enfrente a Tony Blair), la potenciaci¨®n de la iniciativa europea de defensa o el refuerzo del papel del Alto Representante de la UE y del presidente de la Comisi¨®n.
Su mayor independencia actual respecto a Schr?der y Jospin (ni gobierna ni tiene delante unas elecciones) ha facilitado a Zapatero plantear propuestas m¨¢s valientes y arriesgadas. Propugna, por ejemplo, que 'todo pase a decidirse por mayor¨ªa absoluta', es decir, que se acabe de un plumazo con esa cultura del veto tan querida por los Gobiernos en la UE. Ninguno de ellos ha llegado hasta ahora tan lejos por el supuesto af¨¢n de defender sus intereses incluso cuando se quedan aislados frente a todos los dem¨¢s.
Pero la propuesta que denota mayor soltura -impensable en Francia o Alemania por sus consecuencias electorales- consiste en crear un impuesto proporcional al PIB per c¨¢pita de cada Estado como v¨ªa para aumentar las disposiciones presupuestarias de la UE, que hoy no llegan ni al 1,1% del presupuesto total de los Quince.
'Resulta poco convincente hablar de federalizaci¨®n o de reforma institucional sin hablar de reforma presupuestaria', echa en cara Zapatero en su documento a Jospin y Schr?der. Con esa f¨®rmula, los ciudadanos de pa¨ªses m¨¢s ricos, como Alemania o Francia, aportar¨ªan m¨¢s dinero que los espa?oles. El presidente de la Comisi¨®n, Romano Prodi, tambi¨¦n se ha inclinado por una hip¨®tesis similar.
En medios socialistas de Bruselas echan de menos dos aspectos en la propuesta de Zapatero. De una parte, que no apoye expresamente la existencia de una orden europea de busca y captura, ausencia que tambi¨¦n critica el eurodiputado del PP Gerardo Galeote. De otra, sorprende que Zapatero no haya hecho una apuesta tan clara y abierta como Jospin (el ¨²nico que la ha citado) por la Europa social. El l¨ªder franc¨¦s considera incluso que debe haber 'un tratado social europeo' sobre la participaci¨®n de los trabajadores en las empresas, el derecho o despido, etc.
Al presentar su documento en Bruselas, Zapatero se mostr¨® confiado en que su propuesta ser¨ªa 'bien acogida' por el Gobierno porque Espa?a debiera tener 'una posici¨®n com¨²n' sobre el futuro de la UE. Se equivoc¨®. S¨®lo unas horas despu¨¦s, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar le critic¨® por entender que no hab¨ªa aportado novedades al debate pese a que el Gobierno a¨²n no ha abierto la boca al respecto.
En el informe del l¨ªder socialista, se incluyen algunas reflexiones que entran en contradicci¨®n con los argumentos empleados hasta ahora desde el Gobierno. Sobre todo en el cap¨ªtulo relativo al reparto de competencias en el seno de la UE. El Ejecutivo espa?ol siempre ha expresado su disgusto por la inclusi¨®n de este cap¨ªtulo en el debate sobre el futuro de Europa, sobre todo porque a su vez puede originar un debate sobre el reparto de competencias entre el Estado y las comunidades aut¨®nomas, en este caso a nivel nacional y no comunitario.
Nuevos retos Para Zapatero se trata, en efecto, de 'un debate enormemente complejo y delicado, pero si no lo asumimos ahora', agrega, 'no s¨®lo no estaremos en condiciones de adaptarnos a los nuevos retos, sino que el proceso de construcci¨®n europea sufrir¨¢ una par¨¢lisis funcional dif¨ªcil de superar'.
Y no teme el l¨ªder socialista que la discusi¨®n derive tambi¨¦n hacia qu¨¦ competencias deben o no tener las comunidades aut¨®nomas en Espa?a. 'Sin duda que lo habr¨¢', respondi¨® en la capital comunitaria. Es m¨¢s, precis¨® que quiz¨¢s las autonom¨ªas acaben recibiendo nuevas competencias, pero tambi¨¦n pueden perder otras, entre las que cit¨® las de medio ambiente o seguridad alimentaria.
Zapatero tambi¨¦n se mostr¨® partidario de que las autonom¨ªas participen activamente en el debate sobre Europa porque puede coadyuvar 'al equilibrio de la Espa?a plural', pero aclar¨® enseguida que, pese a las posiciones defendidas en la pasada legislatura por su propio partido, est¨¢ en contra de que representantes de las autonom¨ªas puedan intervenir en los consejos de ministros de la UE por entender que 'crear¨ªa problemas operativos muy serios'. Al respecto record¨® que ya hoy d¨ªa es dif¨ªcil tomar decisiones con representantes de 15 Estados, que ser¨¢ mucho m¨¢s complicado cuando en la Uni¨®n haya 27 miembros, pero que ser¨ªa inmanejable un consejo con m¨¢s de cien representantes.
Para el secretario general del PSOE, el objetivo del debate sobre el reparto de competencias debe ser que la Constituci¨®n de la UE recoja las competencias exclusivas y funciones de las instituciones europeas, pero no las de los Estados.
La aportaci¨®n de Zapatero ha tenido la virtud de introducir en Espa?a el debate sobre el futuro de Europa. Pese al desd¨¦n con que ha sido recibida desde el Gobierno, la discusi¨®n ya est¨¢ lanzada.
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