Un documental indaga en la zona oculta de la compleja personalidad de Kubrick
'Pel¨ªcula de una vida' bucea durante dos horas y media en la vida del cineasta neoyorquino
A Stanley Kubrick, el maestro de la realizaci¨®n fallecido en 1999, le gustaba tanto dar explicaciones de s¨ª mismo o de sus pel¨ªculas como ver sus obras retocadas por otros. O sea, no le gustaba nada. Sin embargo, Jan Harlan, su cu?ado y productor de algunos de sus t¨ªtulos (Barry Lyndon, El resplandor, La chaqueta met¨¢lica o Eyes wide shut), ha tenido que hacerse cargo de ambas cosas, alterando digitalmente algunos planos de Eyes wide shut para complacer a la censura estadounidense y elaborando el documental Stanley Kubrick: pel¨ªcula de una vida, una ventana ¨²nica a un director enigm¨¢tico y genial.
'No creo que le haya traicionado. He tenido mucho cuidado para no hacerlo', afirma Harlan sobre el documental, de m¨¢s de dos horas y media de duraci¨®n, que prefiere calificar como una 'digna despedida' al director de 2001, una odisea del espacio. Emitida por la televisi¨®n estadounidense en tres partes, la obra forma parte de la colecci¨®n de DVD que los estudios Warner han sacado a la venta con nuevas copias digitales de ocho de los mejores t¨ªtulos de Kubrick.
Con entrevistas a otros maestros como Martin Scorsese, Woody Allen o Steven Spielberg, y muchos de los actores que trabajaron con ¨¦l, desde Malcolm McDowell (La naranja mec¨¢nica) a Shelley Duvall y Jack Nicholson (El resplandor), o Tom Cruise y Nicole Kidman (Eyes wide shut), la pel¨ªcula intenta trazar el rostro de un hombre que junto a su nombre ha visto las palabra 'hura?o' o 'reservado' en tantas ocasiones como 'brillante', 'maestro' o 'genio'.
'Cuidaba mucho sus pel¨ªculas y estaba seguro de que las iba a arruinar por hablar de manera nerviosa con la prensa', dice la actriz y pintora Christiane Kubrick, que estuvo casada con el realizador neoyorquino durante 43 a?os. 'Siempre pens¨® que si hubiera tenido algo importante que decir de sus pel¨ªculas, lo hubiera incluido en ellas', a?ade Harlan.
Gracias a la colaboraci¨®n familiar, el documental incluye im¨¢genes in¨¦ditas de la infancia del cineasta, as¨ª como documentos de su vida en familia que le muestran no s¨®lo como un ser afable, sino con un gran sentido del humor. 'Ha sido una labor muy triste, pero tambi¨¦n me alegro de haberlo hecho porque he vuelto a ver muchas cosas de las que me hab¨ªa olvidado', reconoce la viuda.
El documental ense?a a un Woody Allen que admite que, inicialmente, no le gust¨® 2001... y subraya el car¨¢cter meticuloso de Kubrick, capaz de dejar instrucciones tan detalladas para el cuidado de sus gatos como para el rodaje de sus pel¨ªculas.
'Recuerdo que me cont¨® que en la proyecci¨®n de 2001... se hab¨ªan salido 241 exhibidores de la sala. Estoy seguro de que los cont¨®', afirma Jack Nicholson. Shelley Duvall va al grano y sin dejar de reconocer su talento tambi¨¦n expresa su dureza de car¨¢cter: 'Para ser alguien tan encantador, adorable y amable, pod¨ªa hacer cosas muy crueles. Pero no cambiar¨ªa esa experiencia por nada del mundo'. ?Por qu¨¦? 'Por Stanley. Aunque tampoco me hubiera gustado volver a pasar por ello'.
Se habla en el documental de sus proyectos fallidos, como Napole¨®n, pel¨ªcula en la que se qued¨® sin financiaci¨®n; The aryan papers, que abandon¨® al embarcarse Spielberg en La lista de Schindler, y AI, que pospuso por razones t¨¦cnicas, a la espera de la revoluci¨®n tecnol¨®gica que se ha acabado produciendo.
Como coinciden en afirmar varios de los entrevistados, en la historia del cine quedar¨¢ para siempre un antes y un despu¨¦s de Kubrick, y el documental servir¨¢ para abrir el apetito a aquellos que no conozcan su obra o a los que deseen refrescarla. Sin embargo, el misterio sobre su figura, su talento o la situaci¨®n de poder envidiable que disfrutaba en Hollywood -'un lujo que s¨®lo ¨¦l se pod¨ªa permitir', como afirma Nicole Kidman- seguir¨¢n sin quedar claros para muchos.
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