Signo y s¨ªmbolo
Mientras Arsuaga busca una mente simb¨®lica en Atapuerca, aqu¨ª se nos muere Segundo Marey y no sale en el peri¨®dico hasta el quinto d¨ªa, como si hubiera fallecido una persona f¨ªsica en vez de un s¨ªmbolo. ?Por qu¨¦ el mismo viernes no nos avis¨® nadie por tel¨¦fono? Pues porque cada d¨ªa hablamos menos, como si le hubi¨¦ramos cogido miedo a la palabra. Y es para ten¨¦rselo: seg¨²n el paleont¨®logo Ignacio Mart¨ªnez, 'el precio que pag¨® la especie humana a la naturaleza a cambio de conseguir la facultad de hablar fue la posibilidad de morir atragantado'. Mi madre se me aparece cuando empiezo a escribir el art¨ªculo y me dice lo de toda la vida: que no me signifique.
- No te signifiques, hijo, que padeces de la garganta.
Jam¨¢s me ha dicho que no me simbolice, pero tampoco es cosa de discutir en agosto las diferencias entre signo y s¨ªmbolo. Nuestros caldos son superiores a nuestros s¨ªmbolos y a¨²n no somos capaces de distinguir un Rioja de un Ribera del Duero. Dejemos la cosa, pues, en que mientras Arsuaga busca una mente simb¨®lica en Atapuerca, a nosotros se nos mueren los s¨ªmbolos y nos enteramos con cinco d¨ªas de retraso, como si no hubiera tel¨¦fonos. Luego las telef¨®nicas se arruinan (han perdido un 70% de su valor en a?o y medio) y con ellas los peque?os ahorradores que invirtieron en lo que parec¨ªa un valor seguro: la palabra.
Pero la palabra est¨¢ en ca¨ªda libre, no ya porque ninguna promesa verbal o escrita valga un duro, sino porque hay miedo a significarse, y con raz¨®n. Hasta Javier Arenas ha perdido ¨¦nfasis, como si dudara de lo que le sale por la boca. No es que no le haya echado la culpa a Felipe Gonz¨¢lez de lo de Gescartera: ha cumplido, como era su deber, pero parec¨ªa que se le atravesaban las consonantes, a la manera de un hueso de pollo, en la garganta. El precio de la facultad de hablar es morir atragantado.
No te signifiques, no hables, mira hacia otro lado. Ana Botella se signific¨® en la promoci¨®n de la nueva narrativa y casi la implican en un plagio. Despu¨¦s se signific¨® en la defensa de las organizaciones solidarias, y ha salido en los papeles como presidenta de honor de una ONG relacionada con Camacho. No queremos ni imaginar qu¨¦ pasar¨¢ cuando los hermanos Grimm levanten la cabeza y vean la edici¨®n cr¨ªtica de los cuentos populares que ha perpetrado sola o en compa?¨ªa de otros. Qu¨¦ man¨ªa de significarse teniendo la posibilidad de ser un s¨ªmbolo.
Silencio, pues. Por estas mismas fechas, me recuerda el fantasma de mi madre, Villalonga se signific¨® en la interpretaci¨®n de la mente simb¨®lica de Aznar y le cort¨® la garganta a Julia Otero. Todo el mundo entendi¨® el mensaje: prohibido hablar. El problema de los temperamentos prohibidores es que, cuando ya han prohibido todo, proh¨ªben prohibir por pura inercia y se ahorcan a s¨ª mismos. Empieza uno, en fin, amordazando a los otros y acaba teniendo problemas con su propio aparato fonador. Lo del aparato fonador del Neanderthal lo est¨¢n estudiando tambi¨¦n en Atapuerca y quiz¨¢ pronto haya noticias, pero Villalonga compr¨® televisiones y peri¨®dicos y emisoras de radio sin otro af¨¢n que el de cerrarles la boca y hoy es ¨¦l el que se ha quedado sin habla. Le ocurri¨® lo mismo a ?lvarez Cascos, que intent¨® prohibir las televisiones desafectas con unos gritos que te pon¨ªan los pelos de punta y ahora s¨®lo sale en los peri¨®dicos para hablar del campanu. Otro que tiene unos problemas enormes con su aparato fonador es Montoro: dice con el lado izquierdo de la boca cosas que desmiente con el derecho. En cuanto a la Iglesia, que se signific¨® invirtiendo en renta variable, donde no sabes si compras matildes o preservativos, permanece af¨¢sica total.
C¨®mo no van a perder dinero las telef¨®nicas si le hemos cogido p¨¢nico al tel¨¦fono. Lo descuelgas y te expones a que te comuniquen el cese. Entre lo que se llev¨® Villalonga cuando todav¨ªa habl¨¢bamos y lo que est¨¢n dejando de ingresar desde que nos hemos quedado mudos, las telef¨®nicas van a la ruina: todo un s¨ªmbolo. Aunque, para s¨ªmbolo, Segundo Marey, a cuya familia no ha dado el p¨¦same ning¨²n representante del Estado que le secuestr¨® y tortur¨®. Y no es que no lo sientan, sino que les da miedo morir atragantados si se significan. A ver si Arsuaga da este verano con un hallazgo antropol¨®gico en el que nos podamos reconocer sin sonrojarnos.
Juan Luis Arsuaga
'A ver si da con un hallazgo antropol¨®gico
en el que nos podamos reconocer sin sonrojarnos'.
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