El hombre es el desierto de la mujer

Diecisiete relatos sobre desilusi¨®n, opresi¨®n y choques culturales conforman Barriendo el sol de los tejados, la ¨²ltima obra de la escritora libanesa Hanan al-Shaykh, en la que indaga en la vida de las mujeres ¨¢rabes en la actualidad.

?rase una vez una hermosa e inteligente muchacha egipcia que iba a la feria de matrimonios. Como todos los a?os, despu¨¦s de dos d¨ªas de fervor y promesas, volv¨ªa sin marido. A la hora de comprometerse, ahuyentaba a sus pretendientes con la confesi¨®n de padecer una enfermedad incurable, para poder as¨ª acudir de nuevo el a?o siguiente a la feria y no parecerse nunca a sus primas el d¨ªa despu¨¦s de la boda: 'El aspecto que todas ofrec¨ªan (...) era como si alguien hubiera apartado la espuma de una bebida y s¨®lo hubiera dejado el l¨ªquido mon¨®tono, rancio y sin vida'.

Las historias que cuenta la novelista Hanan al-Shaykh (Beirut, 1945) en este tomo de relatos no son cuentos de hadas ¨¤ la orientale, todo lo contrario: son relatos de desilusi¨®n, de opresi¨®n y de choques culturales -con frases como 'el hombre es el desierto de la mujer'- que quiebran a tantas mujeres, expulsan a unas y muchas terminan por buscar refugio en el mundo intacto de la tradici¨®n isl¨¢mica. Igual que en sus novelas de denuncia -prohibidas en varios pa¨ªses ¨¢rabes- Mujeres de arena y mirra y La historia de Zahra (ambas en Del Bronce), al-Shaykh, en los 17 relatos de Barriendo el sol de los tejados, indaga en las condiciones de vida de las mujeres ¨¢rabes de hoy, creando personajes complejos, como el de Samr, la libanesa europeizada de Una vida irreal que 'siempre hab¨ªa tenido una pobre opini¨®n de los ¨¢rabes en general', pero que, por mucho que admire 'todo lo occidental' no deja de sufrir de 'la gelidez de Europa, con su realidad mon¨®tona y ordenada'.

Paralelamente se toca un

espectro muy amplio de temas relacionados con la migraci¨®n del Sur al Norte, vistas desde ambos lados de la barrera cultural: el paternalismo autocomplacido de una 'misionera' en Yemen; las humillaciones de la inmigrante ¨¢rabe en Inglaterra o el violento choque diario entre Oriente y Occidente, que produce situaciones tr¨¢gicas hasta el absurdo: en el desierto, un coche provoca un accidente mortal con un camello, los beduinos que acuden a socorrer sacan a los varones del veh¨ªculo a punto de explotar, mientras la mujer que viajaba en ¨¦l se quema, porque no se atreven a tocar su cuerpo, medio desnudo por la colisi¨®n.

No todos los relatos obran con esta contundencia argumental. Donde la autora construye un discurso moral, en vez de confiar en la fuerza gravitatoria de los hechos, se vuelve tan cautelosa que resulta confusa. Hanan al-Shaykh prefiere la ambig¨¹edad al aleccionamiento, como en Una vida irreal o en el relato que presta su hermoso t¨ªtulo al libro. No ofrece soluciones a los problemas de identidad o de adaptaci¨®n a un entorno cambiado de sus personajes escindidos y siempre a caballo entre dos mundos, el 'moderno' occidental y el 'antiguo' ¨¢rabe -un mundo poco homog¨¦neo conformado por realidades de 28 pa¨ªses, algunos pr¨®speros y desarrollados, otros a¨²n a muchos niveles en la Edad Media-. Sin embargo, a trav¨¦s de sus relatos, esta narradora, escrutadora sagaz, nos permite penetrar en los pliegues oscuros de estas sociedades cerradas.