El olor de Sintel

Al se?or alcalde parece que le pica que los trabajadores de Sintel le hayan ganado la partida a sus amigos los empresarios; tanto es as¨ª que, para compensarles (el se?or alcalde, en cuesti¨®n de empresarios, no tiene remilgos para elegir, cualquiera le vale), ha puesto patas arriba toda la zona donde estuvo el campamento de la esperanza.

Y no s¨®lo esa zona, sino algunas otras donde no hubo acampada (total, unos milloncitos m¨¢s... Son con buen fin).

Con ello borra todo vestigio de los pocos desperfectos que dejaron los 700-800 trabajadores de Sintel despu¨¦s de una acampada de siete meses, durante la que se han comportado de modo ejemplar, dando una lecci¨®n de lucha obrera.

El se?or alcalde pretende desprestigiarlos impunemente con ese panfleto de 100 p¨¢ginas que ha editado el Ayuntamiento enumerando los much¨ªsimos desastres que llevaron a cabo durante su dif¨ªcil y admirable lucha. Entre otros, seg¨²n los peri¨®dicos, un tremendo mal olor que ten¨ªa muy preocupados a los vecinos de la zona. Yo he pasado andando por el campamento a diario desde abril y puedo asegurar que nunca he notado un olor distinto al que pueda dejar el se?or alcalde cuando pasa.