El mort¨ªfero misil port¨¢til Stinger se vuelve contra el Ej¨¦rcito de EE UU
El Ej¨¦rcito integrista de Afganist¨¢n mantiene en su poder alrededor de un centenar de misiles Stinger proporcionados por el propio Estados Unidos, seg¨²n fuentes del espionaje norteamericano. Las mismas fuentes se?alan que las armas todav¨ªa ser¨ªan ¨²tiles y pueden servir, por ejemplo, para derribar helic¨®pteros que se espera sobrevuelen en breve el pa¨ªs. Aunque algunos de los misiles est¨¦n defectuosos por una conservaci¨®n inadecuada, oficiales del Ej¨¦rcito norteamericano creen que una parte sigue siendo operativo. Adem¨¢s, los talib¨¢n han comprado una versi¨®n rusa m¨¢s moderna de la misma arma.
Fue la Administraci¨®n de Reagan la que, hace 15 a?os, decidi¨® enviar partidas de misiles port¨¢tiles Stinger a Afganist¨¢n. Los expertos se?alan que los afganos demostraron su dominio de los Stinger durante los a?os ochenta en su guerra contra la opcupaci¨®n sovi¨¦tica hasta el punto de que esta arma tiene el r¨¦cord de aviones derribados desde la II Guerra Mundial. En diciembre de 1986, tres meses despu¨¦s del env¨ªo de Stinger, los muyahidin derribaban un avi¨®n sovi¨¦tico al d¨ªa, seg¨²n c¨¢lculos de EE UU.
El Stinger es un misil de invenci¨®n norteamericana de unos 16 kilogramos de peso y 1,5 metros de longitud que se monta sobre el hombro y utiliza un sensor infrarrojo para seguir a un avi¨®n por el calor. El proyectil viaja al doble de la velocidad del sonido y es efectivo contra objetivos a baja altitud (por debajo de 1,3 kil¨®metros), aunque no alcanza aviones que viajen a gran velocidad. El Stinger produce explosiones fragmentadas que convierten el avi¨®n en una bola de fuego. Para evitarlos se pueden utilizar se?uelos que los desv¨ªen y, adem¨¢s, no son efectivos en combates nocturnos.
Intento de recompra
Aun as¨ª, la existencia de estas armas en poder de los talib¨¢n supone tal amenaza que el Gobierno de EE UU organiz¨® un programa de recompra de los Stinger y lleg¨® a ofrecer 100.000 d¨®lares (m¨¢s de 18 millones de pesetas) por cada uno. Con esta operaci¨®n consigui¨® recuperar algunas unidades, pero la mayor¨ªa se qued¨® en Afganist¨¢n debido a que los guerrilleros las consideran, adem¨¢s de un arma muy efectiva, un s¨ªmbolo de status.
Ya en los a?os ochenta, el Gobierno estadounidense estuvo dividido entre proporcionar este tipo de armas a los guerrilleros muyahidin para la lucha contra la ocupaci¨®n sovi¨¦tica y la advertencia de que alg¨²n d¨ªa ese arsenal pod¨ªa volverse contra EE UU. En los pr¨®ximos d¨ªas, para detectar los puestos de la organizaci¨®n de Osama Bin Laden entre los valles de Afganist¨¢n, los aviones y helic¨®pteros se ver¨¢n obligados a volar muy bajo en sus misiones, tal como le ocurri¨® al Ej¨¦rcito sovi¨¦tico en los ochenta. Los aviones norteamericanos est¨¢n preparados contra los Stinger, pero la principal procupaci¨®n sigue siendo conocer la capacidad de fuego antia¨¦reo de Afganist¨¢n.
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