El ¨¢ntrax obliga a cerrar el Capitolio y la sede del Gobierno de Nueva York
M¨¢s de 30 trabajadores tienen la bacteria, que ha llegado tambi¨¦n al Gobierno de Nueva York
El Congreso de Estados Unidos ha sido parcialmente cerrado, y la crisis provocada por el bioterrorismo se acrecienta d¨ªa a d¨ªa. La C¨¢mara de Representantes permanece vac¨ªa desde ayer y hasta la semana pr¨®xima, y el Senado funciona de forma casi simb¨®lica, para permitir una inspecci¨®n a fondo del Capitolio, donde trabajan 20.000 personas. Ya son 31 los empleados del Parlamento expuestos al ¨¢ntrax (carbunco) -aunque anoche se hablaba de otros dos-, y la sustancia contaminante ha sido detectada tambi¨¦n, seg¨²n los an¨¢lisis iniciales, en las oficinas del gobernador de Nueva York, George Pataki. En los casos m¨¢s recientes, y a diferencia de los registrados en Florida, los g¨¦rmenes son muy refinados y constituyen potencialmente un arma de destrucci¨®n masiva.
Nunca en la historia se hab¨ªa registrado una interrupci¨®n forzosa en la actividad de las instituciones parlamentarias estadounidenses, al menos desde que las fuerzas brit¨¢nicas tomaron Washington e incendiaron la Casa Blanca, en 1814. La expresi¨®n 'alerta m¨¢xima' resulta tibia para la situaci¨®n. Las alarmas se suceden de forma continua y las decisiones, forzosamente precipitadas, se adoptan en cuesti¨®n de minutos. El hecho de que circule ya una forma de ¨¢ntrax que podr¨ªa causar miles, o decenas de miles de v¨ªctimas, si fuera diseminado en una red de metro o en el sistema de ventilaci¨®n de un rascacielos, eleva sustancialmente la importancia del caso.
No hay m¨¢s muertos, s¨®lo el registrado inicialmente entre los empleados de American Media en Boca Rat¨®n (Florida), ni nuevos enfermos, salvo los cuatro conocidos: dos en Florida y dos en Nueva York. Pero la sensaci¨®n de que los desconocidos autores de los atentados (el FBI no ha hallado ninguna relaci¨®n directa con Al Qaeda u otros grupos) disponen de un arma potent¨ªsima y optan por racionarla en peque?as dosis postales destinadas a intimidar, m¨¢s que a da?ar, resulta extremadamente inquietante.
El portavoz de los republicanos en la C¨¢mara de Representantes, Dennis Hastert, anunci¨® a primera hora de la ma?ana que todo el Capitolio se cerraba a causa de la aparici¨®n de part¨ªculas de ¨¢ntrax, recibidas por correo en la oficina 509, donde se aloja el l¨ªder de la mayor¨ªa dem¨®crata en el Senado, Tom Daschle. 'Es la medida m¨¢s prudente, dadas las circunstancias', confirm¨® el l¨ªder de la minor¨ªa dem¨®crata, Richard Gephardt.
El propio senador Daschle afirm¨® despu¨¦s, sin embargo, que s¨®lo una de las dos instituciones parlamentarias, la C¨¢mara de Representantes, interrump¨ªa su tarea, y que el Senado seguir¨ªa funcionando, al menos hasta hoy.
Pero las oficinas de los senadores tambi¨¦n quedaron a disposici¨®n de los equipos de detecci¨®n de ¨¢ntrax, por lo que s¨®lo se les dej¨® utilizar el hemiciclo y alguna estancia secundaria. 'El Senado debe seguir trabajando', afirm¨® Daschle, quien a?adi¨® que las 31 personas expuestas al ¨¢ntrax estaban siendo medicadas y no corr¨ªan peligro porque no daban muestras de contaminaci¨®n. Daschle subray¨®, sin embargo, que la alta potencia del ¨¢ntrax detectado indicaba que los responsables 'trataban de matar a alguien'. 'Est¨¢ claro que hay una campa?a en marcha y que pueden atacar otra vez, por lo que debemos estar preparados', agreg¨®.
Un especialista en bioterrorismo, el general John Parker, trat¨® de tranquilizar a la opini¨®n p¨²blica indicando que las muestras recogidas en el Senado eran, pese a su refinamiento, 'sensibles a los antibi¨®ticos' y, por tanto, cualquier persona infectada podr¨ªa sanar con el tratamiento adecuado. Anoche, CNN inform¨® de que al menos dos empleados de la oficina del senador dem¨®crata Russ Feingold tambi¨¦n estuvieron expuestos a la bacteria. La oficina de Feingold se encuentra a s¨®lo tres puertas del senador Daschle.
En una jornada fren¨¦tica bajo la c¨²pula blanca del Capitolio, fue casi bals¨¢mico escuchar la voz mon¨®tona y la sintaxis retorcida del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, declarando ante un comit¨¦ conjunto del Congreso que 'el sesgo global de la econom¨ªa' permanec¨ªa 'sesgado hacia la debilidad econ¨®mica'. Poco despu¨¦s, los edificios del Capitolio empezaron a vaciarse.
Las oficinas en Manhattan del gobernador de Nueva York, el republicano George Pataki, se sumaron a la lista de dependencias obligadas al cierre parcial por ¨¢ntrax. Pataki anunci¨® que se hab¨ªan descubierto esporas en una estancia utilizada por los servicios de seguridad y que un n¨²mero indeterminado de empleados estaban trat¨¢ndose con Cipro, aunque por el momento nadie parec¨ªa haber sufrido contacto con el germen. 'Quien hace esto est¨¢ empe?ado en que volvamos todos a las cavernas', coment¨® el gobernador. La sede neoyorquina de la cadena de televisi¨®n NBC recibi¨® ¨¢ntrax por correo la semana pasada; poco despu¨¦s se registr¨® una falsa alarma en la redacci¨®n del diario The New York Times, y ayer ocurri¨® lo mismo en el edificio del USA Today, desalojado durante horas.
El Cipro, un antibi¨®tico contra el ¨¢ntrax fabricado por Bayer, es el nuevo objeto de deseo de los estadounidenses. Las existencias est¨¢n pr¨¢cticamente agotadas, y el secretario de Salud, Tommy Thompson, confirm¨® que manten¨ªa contactos con Bayer desde hac¨ªa d¨ªas para conseguir que la empresa alemana cediera sus patentes y permitiera la fabricaci¨®n de un gen¨¦rico con los mismos componentes.

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