El primo de Mohamed VI se rebela
El pr¨ªncipe Mulay Hicham, segundo en la l¨ªnea de sucesi¨®n alau¨ª, pide la intervenci¨®n del monarca para acabar con el acoso de los servicios secretos
'Estoy harto, harto de ser escuchado y seguido. Estoy cansado de sentirme hostigado. Mi mujer recibe a diario decenas de llamadas telef¨®nicas an¨®nimas. La insultan y atentan contra su dignidad. Esto no puede seguir as¨ª. ?Esto debe acabar ya!'.
El que denuncia en estos t¨¦rminos el acoso policial al que est¨¢ sometido en Marruecos no es un ex preso pol¨ªtico o un islamista radical. Es Mulay Hicham, primo hermano del rey Mohamed VI y segundo en la l¨ªnea de sucesi¨®n.
Hasta ahora, este pr¨ªncipe rojo, que ha trabajado para la ONU en Kosovo, escrib¨ªa art¨ªculos sesudos en la prensa francesa sobre el estancamiento de Marruecos y la guerra en Afganist¨¢n, pero no se met¨ªa con los servicios secretos del reino, pese a la vigilancia a la que le tienen sometido. Este fin de semana ha lanzado, sin embargo, una andanada sin precedentes contra el general Hamidu Laanigri, jefe del servicio de inteligencia marroqu¨ª. Lo hizo ayer en los tres semanarios d¨ªscolos -Le Journal, Demain y As Sahifa-, los ¨²nicos dispuestos a recoger sus palabras mientras la prensa oficialista le ignora.
El 'pr¨ªncipe rojo' acusa al jefe del servicio de inteligencia de perseguirle
Si Mulay Hicham ha perdido la paciencia es porque asegura haber temido, por primera vez en su vida, por su seguridad f¨ªsica. Comparado con lo que le ha sucedido estos d¨ªas, los castigos que en 1995 le impuso Hassan II -privaci¨®n de escolta, inspecci¨®n fiscal- por haber escrito en Le Monde Diplomatique que la monarqu¨ªa alau¨ª deb¨ªa renovarse le parecen ben¨¦volos.
La historia arranca el pasado 15 de octubre, cuando Hicham Qadiri, un hombre de negocios de Agadir, decide hacer una broma pesada a Abdelkader Alj, un amigo suyo de infancia que posee en Casablanca una f¨¢brica de conservas de pepinillos. Ambos est¨¢n, a su vez, unidos al pr¨ªncipe Mulay Hicham por una estrecha amistad.
Tres d¨ªas despu¨¦s, Abdelkader Alj recibe en su despacho un sobre con un polvo blanco que aparenta ser ¨¢ntrax maligno (carbunco) con una misiva en la que se puede leer un texto manuscrito en ¨¢rabe: 'Somos un grupo islamista que lleva a cabo la yihad [guerra santa] contra los musulmanes depravados. Usted est¨¢ asociado a un jud¨ªo sionista que ha concedido ayudas sustanciales al Estado de Israel (...)', prosigue el texto.
Abdelkader Alj cuenta, en efecto, entre sus socios con un empresario jud¨ªo marroqu¨ª, Robert Assaraf, conocido por sus inversiones en medios de comunicaci¨®n franceses. Este dato otorga credibilidad al atentado bacteriol¨®gico. Preso del p¨¢nico, Abdelkader Alj se arranc¨® la ropa, pidi¨® a sus empleados que le arrojaran agua y acudi¨® a la sede local del Instituto Pasteur, donde le dijeron, al d¨ªa siguiente, que el polvillo era pegamento seco. A continuaci¨®n se desplaz¨® a una comisar¨ªa para presentar denuncia. S¨®lo despu¨¦s, cuando Abdelkader Alj inici¨® una ronda telef¨®nica para informar a sus amigos, Hicham Qadiri admiti¨® su culpabilidad.
Aunque disgustado con su amigo, Abdelkader Alj intent¨® retirar su denuncia, pero no se lo permitieron. La polic¨ªa se empe?¨® en hacerle firmar una declaraci¨®n en la que acusaba a Mulay Hicham de ser el instigador de la gracieta. Preocupado por el cariz que tomaba el asunto, el bromista Qadiri se desplaz¨® a Casablanca, donde, nada m¨¢s llegar, la polic¨ªa le someti¨® a ocho horas de interrogatorio con, seg¨²n dijo, un ¨²nico objetivo: hacerle confesar la responsabilidad del pr¨ªncipe. Durante una pausa, Qadiri, que permaneci¨® tres d¨ªas en detenci¨®n preventiva, logr¨® comunicarse telef¨®nicamente con Mulay Hicham y dej¨® abierto su m¨®vil cuando se reanud¨® el interrogatorio. El pr¨ªncipe escucha entonces la siguiente frase: 'Di que es Mulay Hicham y todo volver¨¢ a la normalidad'. En los d¨ªas sucesivos, la polic¨ªa convoca a otros amigos del primo del rey para preguntarles por sus v¨ªnculos con 'c¨ªrculos subversivos'.
Enfadado con Mohamed VI desde su entronizaci¨®n, hace 27 meses, y vetado en palacio, Mulay Hicham se decidi¨® entonces a llamar al monarca para rogarle que se parase la ofensiva. Una fuente cercana a palacio se?ala, no obstante, que el contacto se estableci¨® a trav¨¦s de una tercera persona de la familia real. En todo caso, el monarca intervino y alivi¨® la presi¨®n sobre su primo.
Pero Mulay Hicham no ha querido dejar las cosas ah¨ª. Ha se?alado p¨²blicamente al que considera responsable de esta siniestra manipulaci¨®n, que recuerda los peores tiempos del reinado de Hassan II.
'Es el general Laanigri el que est¨¢ detr¨¢s de todo esto', asegura el pr¨ªncipe. Nombrado por el rey hace dos a?os, Laanigri es el m¨¢s poderoso de los uniformados marroqu¨ªes. Preguntado por Le Journal, se ha negado a dar su versi¨®n de los hechos.
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