Rato como problema o Rato sin problema
Rato como problema o Rato sin problema. Esa es la cuesti¨®n principal que se ha debatido estos d¨ªas en el Partido Popular y en el Gobierno del presidente Aznar. Es decir, que volvemos a las andadas como cuando Pedro La¨ªn Entralgo, con muchas de sus certezas falangistas erosionadas, escrib¨ªa Espa?a como problema mientras que, en la orilla inconmovible del nacional catolicismo maurrasiano, Rafael Calvo Serer le respond¨ªa imp¨¢vido dando a la imprenta su Espa?a sin problema. Era entonces cuando algunos de los vencedores renunciaban al bot¨ªn para alistarse entre los vencidos y cuando las dudas que iban surgiendo eran examinadas como parte de un valioso proceso intelectual de los Ruiz Gim¨¦nez, Tovar o Ridruejo. Pero, en aquel ambiente de competici¨®n y de intriga entre los sumisos al mando, tan bien retratado por Gabriel Cardona en el libro Franco y sus generales (Ediciones Temas de Hoy. Madrid, 2001), los m¨¢s avisados prefer¨ªan negar de plano que hubiera problema alguno pendiente de resolverse, una vez que nos hab¨ªa sido dado el Movimiento Nacional.
Tambi¨¦n ahora, como se ha visto a prop¨®sito del caso Gescartera y de otros muchos que le han estallado en las manos a ¨¦ste y a los anteriores Gobiernos, prevalecen dos escuelas de pensamiento. La escuela de los comprometidos, que se aplican al examen de la situaci¨®n y se sirven para establecer conclusiones de instrumentos reglados conforme a los estatutos internos y a las ofertas que se hicieron al electorado; y la escuela de los desahogados, convencidos de que con el poder se puede hacer de todo menos abstenerse de usarlo. La primera escuela se empe?a en salvar ante todo la credibilidad, un bien escaso casi imposible de recuperar una vez perdido. La segunda, est¨¢ de vuelta de los escr¨²pulos de conciencia, sabe todo del culto a la personalidad del l¨ªder y est¨¢ siempre preparada para ofrecerle todo lo que le pida. En cuanto al l¨ªder, m¨¢s a¨²n cuando se trata de uno de esos especialistas en el poder, ocurre que accede al ejercicio del mismo trayendo bien aprendido que el confort del que manda tiene una de sus m¨¢s s¨®lidas garant¨ªas en la precariedad del que obedece. Por eso, la lealtad exigida a los de abajo carece de reciprocidad por parte del de arriba, todos deben tener bien interiorizado que merecen ser destituidos en cualquier momento e intentar exorcizar el cese con actos de ferviente adhesi¨®n.
De ah¨ª tambi¨¦n que los ministros m¨¢s gastados sean los de uso m¨¢s c¨®modo para el presidente y que siempre haya planes y presupuesto ilimitado para seguir ampliando, seg¨²n necesidades, el pabell¨®n de quemados de La Moncloa. En esa l¨ªnea de comodidad y de cenizas parece encarrilado el pr¨®ximo congreso del PP. Se anuncia por los enterados la continuidad del secretario general y de los tres vicesecretarios generales del partido. Seguir¨¢n los mismos pero, eso s¨ª, m¨¢s desgastados y m¨¢s desautorizados. Las novedades de la magna asamblea de enero se reservan, pues, para los segundos niveles, donde deber¨¢n cubrirse las vacantes de Jos¨¦ Mar¨ªa Robles Fraga y de Guillermo Gort¨¢zar, que abandonan las secretar¨ªas de Pol¨ªtica Internacional y de Formaci¨®n y las oportunidades de lucimiento se ofrecen s¨®lo a gentes de tanto calado como ese Soria, alcalde de Las Palmas, experto en inmigraci¨®n, o Rafael Hernando, del que se puede esperar cualquier cosa como n¨²mero dos de Luis de Grandes en el Grupo Parlamentario Popular, un grupo que est¨¢ revelando lo peor de s¨ª mismo con sus aplausos.
Claro que una cosa es que la oposici¨®n socialista est¨¦ en Bel¨¦n con los pastores y bajo el s¨ªndrome evang¨¦lico de poner la mejilla contraria y otra que Rato, imperturbable ante la exigencia de rectificar, prefiera cada mi¨¦rcoles reiterar sus agravios a prop¨®sito del nombramiento para la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa de un ingeniero agr¨®nomo, Jaime Gonz¨¢lez, que al vicepresidente le resulta desconocido. Pero, don Rodrigo, ?d¨®nde figura que ser conocido suyo sirva de aval alguno? Con la lista de conocidos -Pilar Valiente, Enrique Gim¨¦nez-Reyna, Luis Ramallo, Renovales, Alonso Ureba, y los que te rondar¨¦ morena- que su se?or¨ªa ha nombrado y la de los compa?eros de pupitre que nos han sido presentados de sus partes, cunde la impresi¨®n de que es en el fil¨®n de sus conocidos donde la sospecha tiene su m¨¢s amplia residencia.
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