Las grandes impresionistas
Patrocinada por la Fundaci¨®n BBK, se puede visitar, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, la muestra Mujeres impresionistas. La otra mirada, en la que se han reunido m¨¢s de medio centenar de cuadros de las cuatro figuras femeninas capitales del movimiento impresionista: la estadounidense Mary Cassatt (1845-1926) y las francesas Marie Bracquemond (1840-1916), Eva Gonzal¨¨s (1847-1883) y Berthe Morisot (1841-1895). Se trata de una producci¨®n del Museo de Bellas Artes de Bilbao y su comisario ha sido Xavier Bray, conservador de dicha instituci¨®n. De entrada, hay muchas cosas positivas que decir de esta convocatoria, empezando por la m¨¢s obvia, es la primera vez que se presenta en nuestro pa¨ªs una exposici¨®n sobre las mujeres impresionistas, cuya important¨ªsima obra es, por tanto, casi completamente desconocida por el p¨²blico espa?ol. El que el Museo de Bellas Artes atesore un magn¨ªfico cuadro de Mary Cassatt, que ingres¨® en su colecci¨®n cuando la pintora estaba a¨²n viva y en activo, avala m¨¢s la iniciativa, cuyo sentido se ve encima reforzado por otros motivos de peso: un tema muy de actualidad y poco explorado, un planteamiento muy completo y riguroso, pero, sobre todo, una oportunidad dorada para contemplar un verdadero raudal de excelente pintura. Por lo dem¨¢s, que todo esto haya sido concebido, organizado y ejecutado por un museo de nuestro pa¨ªs resulta asombroso y debe llenar de orgullo a sus responsables.
MUJERES IMPRESIONISTAS. LA OTRA MIRADA
Pintura Museo de Bellas Artes. Bilbao Hasta el 4 de febrero de 2002
A cualquier amante de la pintura
impresionista, los nombres de Eva Gonzal¨¨s y Berthe Morisot han de resultarle por fuerza familiares, aunque s¨®lo sea por las veces que aparecen como modelos en los cuadros de Edouard Manet, que fue tambi¨¦n su maestro. La amistad del genial pintor franc¨¦s con la segunda de las citadas, Berthe Morisot, casada con su hermano Eug¨¨ne, fue, adem¨¢s, ¨ªntima y, desde un punto de vista art¨ªstico, verdaderamente intensa. Pero Berthe Morisot mantuvo tambi¨¦n lazos estrechos con otras figuras decisivas del arte y la literatura franceses de esa misma ¨¦poca, como Edgar Degas y Mallarm¨¦. La menos popular, Eva Gonzal¨¨s, hija del novelista Emmanuel Gonzal¨¨s y hermana de la tambi¨¦n pintora Jeanne, estudi¨® pintura, primero, con Charles Chaplin, y, luego, con Manet, que apreciaba sus dotes y la retrat¨® m¨¢s de una vez pintando. Eva Gonzal¨¨s, que se cas¨® con el grabador Henri Gu¨¦rard en 1879, muri¨® cuatro a?os despu¨¦s tras dar a luz a un hijo. Marie Quiveron, que cambi¨® de apellido al contraer matrimonio con el pintor F¨¦lix Bracquemond, abandon¨® su primera actividad como restauradora al ingresar como alumna en el taller de Ingres, y tuvo un hijo asimismo dedicado al arte, Pierre. Por ¨²ltimo, la americana Mary Cassatt, que naci¨® en un medio familiar de gran prosperidad, pudo viajar por toda Europa y disfrutar de la ense?anza de los mejores maestros, como Chaplin, G¨¦r?me, Couture -maestro tambi¨¦n de Manet-, adem¨¢s de mantener una estrecha amistad con Degas. Cassatt, que, finalmente, se instal¨® en Francia, donde muri¨®, goz¨® siempre de una libertad y una seguridad material muy adecuadas para desarrollar su trabajo art¨ªstico, comparativamente el m¨¢s abundante y hoy extraordinariamente apreciado por su refinad¨ªsima calidad y variedad de registro.
Nos encontramos, por tanto, con cuatro pintoras de primer rango, todas convergentes en el impresionismo, que nos son presentadas en la exposici¨®n con un conjunto de obras, cuyo n¨²mero y calidad est¨¢ en relaci¨®n directa con la historia de cada una de ellas; esto es: 24 obras de Morisot; 22, de Mary Cassatt; 11, de Eva Gonzal¨¨s, y 5, de Marie Bracquemnod, que no en balde abandon¨® la pintura durante el ¨²ltimo tramo de su vida. Pero, por si fuera poco, la exposici¨®n nos ofrece otra agradable sorpresa, al a?adir a este formidable conjunto, un par de obras alusivas de Degas, cuatro de Edouard Manet, dos de Jeanne Gonzal¨¨s, la ya citada hermana pintora de Eva, y, por ¨²ltimo, un lienzo de Edma Morisot, hermana de Berthe, donde ¨¦sta est¨¢ retratada mientras est¨¢ pintando.
Por lo dem¨¢s, la muestra ha sido inteligentemente dividida en una serie de apartados, cada uno de los cuales recoge los temas comunes m¨¢s significativos y recurrentes, como el de retratos de mujeres mirando a trav¨¦s de la ventana, representaciones de la toilette femenina, escenas p¨²blicas de ¨®pera y teatro, escenas dom¨¦sticas y maternidades, y, en fin, paisajes en plein air. Esta divisi¨®n del recorrido no s¨®lo lo hace m¨¢s congruente y ameno, sino que pone de manifiesto c¨®mo estas pintoras se atrevieron con todos los asuntos que abordaron sus mejores colegas masculinos, a la vez que nos aportaron una visi¨®n ¨ªntima del universo dom¨¦stico, pero a trav¨¦s de una sensibilidad y una t¨¦cnica muy diferentes de los cuadros de interior de la pintura holandesa tradicional. Con lo dicho, bastar¨ªa, seg¨²n creo, para comprender la importancia excepcional de esta convocatoria, que acierta simult¨¢neamente en varios campos de inter¨¦s, pero, en todo caso, su, a mi juicio, mejor cualidad es la cantidad de espl¨¦ndidos cuadros que exhibe, los cuales har¨¢n deliciosa la visita de los amantes de la pintura, muchos de los cuales probablemente no han tenido la oportunidad de contemplar estas obras, la pr¨¢ctica totalidad nunca vistas antes en nuestro pa¨ªs. Y es que, como hoy se sabe, ya no es posible hacer la historia del impresionismo sin contar con esta fundamental contribuci¨®n femenina, que los primeros en apreciar fueron Manet, Degas, Renoir, Pissarro, sus colegas, consejeros, amigos y admiradores. Por todo ello, no dudo en calificar Las mujeres impresionistas. La otra mirada como uno de los hitos m¨¢s relevantes de la presente temporada en nuestro pa¨ªs.
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