'Fue imposible imponer g¨¹isqui'
La incorporaci¨®n de t¨¦rminos extranjeros obliga a la Academia a afrontar nuevos retos para preservar la unidad de la lengua
La expresi¨®n 'fuera de juego' en el f¨²tbol pas¨® un peque?o calvario hasta llegar a ser lo que es hoy. Del ingl¨¦s nos lleg¨® off side, pero los espa?oles lo entendieron como orsay y as¨ª se dijo hasta que se impuso fuera de juego. Pero, en general, nuestra lengua ha ido espa?olizando palabras extranjeras con toda naturalidad. 'Es muy dif¨ªcil decir que clip no es una palabra espa?ola, que es inglesa', dice Fernando L¨¢zaro Carreter. 'Ahora nos encontramos con una dificultad que no exist¨ªa en siglos pasados. Cuando lleg¨® el ferrocarril a Espa?a, los vocablos ingleses se adoptaron tranquilamente. Como sucedi¨® con el f¨²tbol, c¨®rner hoy es una palabra tan espa?ola en espa?ol como inglesa en ingl¨¦s. Tampoco hubo problemas con jam¨®n, escopeta o bufanda. Afortunadamente, esas palabras pasadas por bocas espa?olas se han ido creando poco a poco y se han incorporado con facilidad al idioma. Antes se o¨ªan y ya est¨¢, pero ahora es mucho m¨¢s complicado porque todo se ve por escrito, en la publicidad, en la televisi¨®n, en los carteles.... No podemos escribir butic, sino que tenemos que escribir boutique, porque todo el mundo la reconoce, porque la gente que va a comprar a una boutique sabe que no va a una tienda, como pasa con la palabra whisky con todos sus pinchos, que la vemos en todas partes. Fue imposible imponer g¨¹isqui. Se empe?¨® en ello don Julio Casares, pero no ha habido manera'.
'Se respetan las opiniones de todos, pero hay quienes se encastillan en la suya'
Psicolog¨ªa estuvo a punto de perder la pe, explica L¨¢zaro Carreter. 'Recuerdo que un d¨ªa fui a casa de D¨¢maso Alonso y me dijo muy seguro que le ¨ªbamos a quitar la pe. Y yo le dije que me parec¨ªa muy raro, que eso se apartaba de todas las lenguas cultas. Y ¨¦l, muy serio: 'Te aseguro que no voy a escribir m¨¢s que sicolog¨ªa', pero lo bueno es que me dio a leer un texto en que estaba trabajando y hab¨ªa escrito dos veces psicolog¨ªa, con la pe...'.
Lo cierto es que el idioma est¨¢ alterando muy seriamente sus reglas morfol¨®gicas. 'El espa?ol est¨¢ sufriendo transformaciones y la Academia se tiene que enfrentar a ello, porque tiene una misi¨®n especial que es conservar la unidad de la lengua. El lema aquel de 'Limpia, fija y da esplendor' es un tema hist¨®rico y est¨¢ bien, pero ahora lo primero es negociar la unidad, que la ortograf¨ªa se mantenga'.Los acad¨¦micos han resuelto la representaci¨®n de las palabras extranjeras ya adoptadas por el espa?ol de dos maneras diferentes: si su escritura o pronunciaci¨®n se ajustan m¨ªnimamente a los usos del espa?ol, como airbag, aparecen en el diccionario en letra redonda; y, en cursiva, aquellas cuya graf¨ªa o pronunciaci¨®n no se ajusta a las convenciones del espa?ol, como green o jacuzzi.
Aprobar la palabra paral¨ªmpico les proporcion¨® muchos quebraderos de cabeza. 'No fue una guerra, pero s¨ª una discusi¨®n apasionante', cuenta L¨¢zaro Carreter. 'La visi¨®n clasicista etimol¨®gica ser¨ªa paraol¨ªmpico, pero se la inventaron los americanos, a los que el lat¨ªn es algo que no les preocupa nada. Unieron paral¨ªtico y ol¨ªmpico y sali¨® el paral¨ªmpico ese tan raro, pero como lo han inventado ellos ?qu¨¦ vamos a hacer nosotros? ?Oponernos y significar otra cosa?'.
'Normalmente se respetan las opiniones de todos, pero hay quienes se encastillan en la suya muy intensamente', opina el acad¨¦mico Gregorio Salvador. ?l mismo ha decidido tirar por la calle de en medio, mientras la Academia se pronuncia sobre una palabra que le interesa mucho: by pass. 'Estoy operado. El cardi¨®logo y el cirujano me enviaron sendos informes, el primero escrib¨ªa by pass y el segundo, baip¨¢s, tal como suena en espa?ol. Creo que los acad¨¦micos podemos reservarnos el derecho de ser antiacad¨¦micos y de infringir las normas cuando creamos conveniente'.
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